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John Wayne, un vaquero decente, rudo y patriótico que conquistó Hollywood

EFE

Decente, rudo y patriótico. John Wayne, ese "duque" del western y acérrimo republicano, trascendió la pantalla y se convirtió en símbolo de lo que muchos espectadores querían creer que EEUU había sido alguna vez. Ahora, una biografía firmada por Juan Tejero analiza su figura como resumen del modelo americano.

La vida de "John Wayne. El vaquero que conquistó Hollywood" (II parte: 1956-1979), cuyo verdadero nombre era Marion Morrison (1907-1979), coincidió al milímetro con la expansión internacional del estado de bienestar a la americana, de modo que su figura sufrió halagos o críticas según el movimiento social imperante en cada década.

Así, su bucólico heroísmo fue mito del ejército en tiempos de guerra y, al mismo tiempo, ejemplo de estrechez de miras y machismo misógino para antibelicistas y feministas.

"Duke", fiel a su carácter, obviaba la opinión de unos y otros, hasta que "insultaba con pasión", tal y como le había dicho su padre de niño que debía hacerse, lo que contribuyó a que su simbología política permaneciese intacta hasta su muerte, víctima del cáncer.

De hecho, como cuenta Juan Tejero en el prólogo de este libro, segunda parte de "John Wayne. El vaquero que conquistó Hollywood (1907 a 1955)", al final de su carrera su leyenda "había llegado a significar más para el público norteamericano de lo que puede explicarse a través de sus películas".

Y todo ello a pesar de que esa filmografía era bien extensa y se mantuvo durante veinticinco años en la lista de los actores más taquilleros de Hollywood.

Sólo con John Ford rodó más de 20 cintas a partir de 1928, incluyendo "La diligencia" (1939) o "El hombre que disparó a Liberty Valance" (1962), probó también la dirección en "El Álamo", siguió a Howard Hawks en "el Dorado" y ganó un Oscar al mejor actor por su papel en la película True Grit (1969).

Wayne, de origen irlandés y nacido en Iowa, estuvo casado tres veces, primero con Josephine Alicia Sánchez (de la que se divorció en 1945 y tuvo cuatro hijos), luego Esperanza Baur (el divorcio de produjo en 1954) y, por último, con Pilar Palette (con quien tuvo tres descendientes).

Dice Tejero sobre el "duque" en el mismo prólogo: "Era colosal, desmesurado, como Estados Unidos; apabullante, idealista, pero también, en muchos aspectos, inocente hasta la ingenuidad".

Para bien o para mal, la pasión que Wayne desprendía al caminar eclipsó también a varios políticos republicanos, que intentaron sin éxito en varias ocasiones convencerle para que se presentara como candidato, a lo que él se negaba en rotundo.

No en vano, el presidente Jimmy Carter se desvió de su ruta en la campaña de California para visitarlo en el Hospital de Ucla, cuando a Wayne le quedaban pocas semanas de vida, y le elogió tras su fallecimiento como "símbolo de las cualidades que han hecho grande a nuestro país".

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