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La vuelta de Zelaya se aleja tras fracaso de diálogo en Honduras

Reuters

Por Inés Guzmán

Las posibilidades de que el presidente derrocado de Honduras Manuel Zelaya vuelva al poder quedaron el viernes casi sepultadas, después de que sus negociadores abandonaran la mesa acusando al Gobierno de facto de no tener intenciones de llegar a un acuerdo.

Las conversaciones para encontrar una salida a la crisis que mantiene paralizada a Honduras desde hace casi cuatro meses parecían heridas de muerte después de que el Gobierno de facto rechazara el jueves un ultimátum de los representantes del mandatario depuesto para permitir su restitución.

Zelaya acusa al Gobierno del presidente de facto Roberto Micheletti de querer prolongar indefinidamente las conversaciones para ganar tiempo con la vista puesta en los comicios del 29 de noviembre, con los que el régimen espera pasar página a la crisis.

"Me parece un insulto continuar perdiendo el tiempo. No existe la mínima voluntad política (del Gobierno de facto) para arreglar el problema", dijo Zelaya a la local Radio Globo el viernes temprano desde la embajada de Brasil, donde permanece refugiado desde hace un mes tras su furtivo regreso al país.

"Cuando usted percibe que su interlocutor no tiene la menor intención de llegar a ese fin (su vuelta al poder) ni está actuando de buena fe (...) creemos innecesario continuar con esa estrategia", agregó Zelaya.

Tras el fin del diálogo, el enviado de la Organización de Estados Americanos (OEA) que auspiciaba las negociaciones, John Biehl, dijo a periodistas que volverá a Washington el sábado para iniciar consultas con el secretario general de la institución, pero consideró posible la vuelta al diálogo.

"Volveremos pronto porque los hondureños volverán pronto al diálogo y encontrarán el acuerdo que no sólo ellos esperan sino el mundo entero. Desde el punto de vista de la OEA, se apoyará cualquier acuerdo al que lleguen los hondureños", dijo Biehl en una conferencia de prensa.

Zelaya y su equipo negociador se reunieron el viernes por la tarde en la embajada de Brasil, donde analizaron las consecuencias del fracaso del diálogo pero no tomaron ninguna medida alternativa para salir de la crisis, dijo a Reuters uno de los representantes que participó en el encuentro.

DE VUELTA AL PRINCIPIO

El punto de discordia es quién debe decidir si Zelaya tiene derecho o no a regresar al poder, tras haber sido destituido a punta de pistola en la madrugada del 28 de junio.

Mientras que los negociadores de Micheletti piden que sea la Corte Suprema la que decida sobre el tema, los representantes del mandatario depuesto afirman que el Congreso es el que tiene que hacerlo para poner fin a la peor crisis en Centroamérica en décadas.

Después tres semanas de infructuosas negociaciones, el equipo de Zelaya presentó una última propuesta para que el Congreso retrotraiga la situación a su estado previo al golpe, lo que implicaría el regreso a la presidencia del mandatario destituido.

Pero la comisión del Gobierno de facto respondió diciendo que la propuesta representaba un "retroceso dramático en las negociaciones".

Las negociaciones se retomaron hace tres semanas, bajo el auspicio de la OEA, después del fracaso de una ronda de negociaciones en Costa Rica.

Zelaya fue sacado del poder y expulsado del país tras ser acusado por opositores de querer violar la Constitución hondureña con una consulta popular para impulsar la reelección presidencial.

Desde entonces, este empresario ganadero de 57 años y cercano aliado del presidente venezolano Hugo Chávez no ha cesado en su reclamación para ser restituido, aunque según una de sus asesoras es consciente de que el camino "no es fácil".

El Gobierno de facto corre el riesgo de aislarse internacionalmente a poco más de un mes de unas elecciones generales en el país, sobre las que analistas y organismos internacionales ponen reparos en torno a su legitimidad.

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