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África desentierra el Protocolo de Kioto

Los 53 países africanos, apoyados por China, bloquean la cumbre del clima para resucitar el único protocolo que obliga a los países industrializados a reducir sus emisiones de CO2

MANUEL ANSEDE

Hartos de discutir sobre nimiedades, los 53 países africanos se levantaron ayer de la mesa de negociaciones de la cumbre del clima de Copenhague. Por la mañana, África, respaldada por los países en vías de desarrollo del G-77 más China, bloqueó durante unas horas la conferencia y se negó a volverse a sentar.

Actualmente, los negociadores tienen sobre la mesa dos textos: una para ampliar el protocolo de Kioto, en el que no está EEUU y cuya primera fase caduca en 2012, y otro para crear una especie de protocolo de Copenhague, que entraría en vigor a largo plazo y vincularía por primera vez a EEUU y los países en vías de desarrollo. Según los miembros del G-77 los 130 países más pobres del planeta, algunas naciones, como Australia y Japón, están intentando enterrar el protocolo de Kioto, el único tratado internacional que obliga a una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, sin que exista una alternativa viable en el horizonte de Copenhague. Por eso ayer se plantaron. O se habla de los compromisos de recorte de emisiones a partir de 2012 o no se habla de nada, zanjaron. 'Estamos ante la muerte del protocolo de Kioto', proclamó Djemouai Kamel, de la delegación de Argelia y portavoz del grupo africano en Copenhague.

Freno de emergencia

Y, por primera vez, los países pobres ganaron el pulso a los ricos. Los delegados de los países africanos volvieron ayer por la tarde a las negociaciones tras la promesa de la presidenta de la cumbre, la danesa Connie Hedegaard, de que el tiempo restante de la sesión de ayer y la de hoy se dedicarían en exclusiva a enmendar el protocolo de Kioto, según fuentes de la negociación.

'África ha tirado del freno de emergencia para evitar que el tren se estrelle al final de la semana', declaró ayer el director general de Oxfam Internacional, Jeremy Hobbs. 'Antes de la suspensión formal de las negociaciones, éstas se encontraban estancadas; los países ricos no se han mostrado hasta ahora dispuestos a ceder en financiación climática o en metas de reducción de emisiones', añadió Hobbs. 'Necesitamos con urgencia que los líderes del mundo cojan el toro por los cuernos y resuelvan estos temas ahora', añadió.

La ciencia dio ayer la razón a los países africanos. Los recortes de las emisiones de CO2 que se están discutiendo en Copenhague no evitarán la temida subida de dos grados en la temperatura del planeta de aquí a 2100, según un estudio divulgado ayer y dirigido por uno de los principales autores del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU, Niklas Höhne. A tan sólo cuatro días del final de la cumbre, las propuestas que ayer volcaron los países africanos conducirían a un aumento de la temperatura global de aproximadamente 3,5 grados. Y la cifra es un promedio. En algunas regiones africanas, el incremento podría superar los cinco grados, asegura el informe.

Tramo de alto nivel

Según el estudio, las ofertas de los países industrializados sólo supondrían en 2020 un recorte de sus emisiones de entre el 11% y el 19%, respecto a los niveles de 1990. Sin embargo, los científicos del IPCC, apoyados por la UE, consideran que es imprescindible que este porcentaje se encuentre entre un 25% y un 40% para evitar las peores consecuencias del cambio climático.

El boicot africano a las negociaciones coincide con el inicio del llamado 'tramo de alto nivel' de la cumbre, que culminará con la asistencia de unos 110 presidentes y jefes de Estado al final de la semana, entre ellos Barack Obama, Hugo Chávez o Wen Jiabao. Varios ministros de Medio Ambiente, como el británico Ed Miliband, ya han aterrizado en Copenhague. La ministra española, Elena Espinosa, será una de las últimas en incorporarse a las negociaciones. Llegará mañana. Según fuentes del Ministerio, la ministra será sustituida en algunos actos por la secretaria de Estado Teresa Ribera, ya que Espinosa no habla inglés y no hay servicio de traducción.

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