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Con una buena voz, ¿quién necesita grandes testículos?

El potente rugido del mono aullador de América, que fascinó a Darwin, es su arma de seducción y de defensa: atrae a las hembras para el apareamiento y ahuyenta a sus rivales a kilómetros de distancia. Ahora, un nuevo estudio revela que los dueños de los aullidos más poderosos poseen gónadas de menor tamaño, y viceversa.

Coro de monos aulladores / Mariana Raño

AGENCIA SINC

MADRID.- Los monos aulladores tienen el tamaño de un perro pequeño y pesan alrededor de siete kilos, sin embargo, se encuentran entre los animales terrestres más fuertes del planeta y pueden rugir en una frecuencia acústica similar a la de los tigres. Todos estos monos aullan para comunicarse entre sí, pero algunas especies son capaces de gritar más fuerte y más grave que otras.

La evolución ha dado a estas criaturas un sistema vocal complejo y de gran alcance, en el que destaca el hueso hioides –situado encima del esternón, entre la laringe y la base de la lengua–. En los machos, estos rugidos tienen una función crítica para el apareamiento: atraen a las hembras y ahuyentan a los machos rivales.

Un nuevo estudio de las universidades de Utah (EE UU), Cambridge (Reino Unido) y Viena (Austria) –entre otras instituciones–, que publica la revista Current Biology, revela que los monos aulladores macho con llamadas más profundas tienen testículos más pequeños, y viceversa.

"Son diferentes soluciones al mismo problema", dice Leslie Knapp, investigadora en la Universidad de Utah (EE UU) y uno de los dos autores principales del estudio. "No es posible tener un gran hioides y grandes testículos. Esto probablemente surgió porque los individuos dentro de una especie producían más descendencia si tenían grandes hioides. Y en otras especies tenían más éxito si tenían grandes testículos".

Pueden rugir más fuerte y en tonos más graves que criaturas diez veces más grandes que ellos

Este sistema vocal provoca que los aulladores den la impresión acústica de tener cuerpos mucho más grandes y, de hecho, pueden rugir más fuerte y más grave que criaturas diez veces más grandes que ellos.

Este sonido inquietante de coros aulladores sonando entre bosques de América Central y del Sur ha fascinado al ser humano desde tiempos remotos –de los antiguos mayas a los primatólogos modernos– y son capaces de propagarse cinco kilómetros por una densa selva tropical.

unto con la recopilación de datos sobre el tamaño de los testículos promedio entre especies de aulladores, los investigadores también han usado escáneres láser 3-D para analizar las dimensiones de más de 250 hioides. El equipo llevó a cabo además un profundo análisis acústico de los rugidos.

Vivir en un ‘harén’ o en grandes grupos

Las diferentes especies de aulladores emplean sistemas de apareamiento adaptados al poderío de sus voces y el tamaño de sus gónadas. Los machos con grandes hioides y rugidos profundos, pero con testículos diminutos, viven en pequeños grupos sociales y con frecuencia solo es un individuo el que domina a una serie de hembras, un modelo social en clave de ‘harén’.

Un rugido fuerte puede ser tan eficaz en la disuasión de los machos rivales que no haya necesidad de invertir en grandes testículos

Por otro lado, los ejemplares masculinos con testículos más grandes y pequeños hioides viven en grandes grupos, con un máximo de cinco o seis machos, y las hembras se aparean con todos los del grupo. Los machos no tienen acceso exclusivo a las hembras, y la batalla para la reproducción se orienta más hacia la competencia de esperma, es decir, a la cantidad y calidad de los espermatozoides.

Estos resultados son un ejemplo más de la selección sexual, una teoría propuesta por Charles Darwin en 1871. "En términos evolutivos, todos los machos se esfuerzan por tener tantas crías como puedan, pero cuando se trata de la reproducción no se puede tener todo", afirma Jacob Dunn, de la Universidad de la División de Cambridge, que dirigió el estudio.

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