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Carerolas y silbatos por el clima

Los activistas franceses se movilizan para que los gobiernos firmen un acuerdo en la cita danesa

ANDRÉS PÉREZ

Las ONG ecologistas francesas Ultimátum Climático y Urgencia Clima Justicia, que reúnen a unas 150 asociaciones y partidos, arrancaron ayer la campaña de movilización ciudadanas en Francia de cara a la cumbre de Copenhague, organizando actos en una veintena de ciudades. Con conciertos de cacerolas, maracas y silbatos, y chapuzones en cueros en el mar, los manifestantes pretenden presionar para que los políticos lleguen a un acuerdo en la cita que comienza mañana.

La concentración más importante tuvo lugar en el centro de París, donde se reunieron unas mil personas delante de la catedral de Sant-Eustache. La cita se produjo a las 12.18. La elección de la hora no es casual. El 18 de diciembre es la fecha en la que terminará el cónclave. Para Greenpeace Francia, ATTAC y las otras organizaciones presentes, será el momento en el que los compromisos deban suceder a las palabras.

Apoyados por un grupo de percusionistas, la manifestación de París intentó 'marcar el ritmo a Nicolas Sarkozy para que obre en pro de un acuerdo justo, vinculante y ambicioso en Copenhague', según el documento distribuido por los organizadores. Mientras, la capital danesa se prepara para recibir a unos 30.000 delegados y visitantes, y su Policía no ha querido precisar el número de agentes movilizados ante posibles altercados.

Esta movilización es sólo un paso de una serie de iniciativas. La campaña Ultimátum Climático, para que Francia demuestre que está a la altura del reto ha recogido ya casi medio millón de firmas y tiene el objetivo de llegar al millón. Hace 15 días, un concierto de varios artistas comprometidos con el cambio climático reunió a unas 6.000 personas en una gran sala de París. Y el miércoles pasado, militantes de Greenpeace provocaron una interrupción de sesiones en la cámara baja del Parlamento francés, al irrumpir en el hemiciclo cuando el ministro de Medio Ambiente, Jean-Louis Borloo, terminaba su discurso sobre la posición francesa en Copenhague.

Manifestaciones de todo tipo

En el extremo sur de Francia, unas decenas de ecologistas se dieron cita en la playa de Canet-en-Roussillon, cerca de la frontera española, para un picnic biológico y carbononeutro, seguido de un chapuzón, nudista en muchos casos. Marsella, Burdeos, Nantes y otras muchas ciudades también fueron escenario de algunas de estas movilizaciones, bautizadas como flash-mob. Se trata de un concepto de manifestación, organizado a través de correos electrónicos y móviles, basado más en el impacto de la imagen y el sonido que en el número de manifestantes.

'Tengo la impresión de que esto empieza a moverse y que hay una fuerte concienciación colectiva, que es una buena noticia', dijo la secretaria nacional del partido francés Los Verdes, Cécile Duflot. 'Con esta presión ciudadana a lo largo de la cumbre, será posible hacer que los dirigentes rindan cuentas ante la población del planeta', añadió.

De cara a los próximos días, las organizaciones están fletando autobuses y trenes que lleven a los manifestantes a la capital danesa el sábado 11, antes de la semana clave en Copenhague. Ya no queda tiempo para iniciar una iniciativa similar a la del activista Mathieu Monceaux: el 9 de noviembre salió desde Toulouse en bicicleta rumbo a la capital danesa.

 

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