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La carrera para perforar Marte

Un investigador de la NASA y la compañía SpaceX estudian enviar el primer taladro privado a Marte para competir con una misión de Europa y EEUU

 

NUÑO DOMÍNGUEZ

La próxima batalla científica en Marte se librará bajo tierra. Dos equipos, uno en Europa y otro en EEUU, diseñan taladros que deben ser enviados al planeta rojo en 2018 y que realizarán la mayor prospección marciana de la historia.

Aunque se ha especulado con la explotación minera del planeta rojo, el objetivo de ambas misiones parece distinto. Durante décadas, varias generaciones de robots han explorado la superficie de Marte sin haberse topado con rastros de vida, pero sí evidencia de que estuvo abarrotado de agua. Si hay vida, o si alguna vez la hubo, cada vez más expertos creen que estará bajo tierra, protegida de la extrema radiación que reciben hoy las peladas peñas de su superficie seca y casi sin atmósfera.

En esos estratos profundos puede haber agua líquida y vida

“Perforar es fundamental en Marte para encontrar vida”, reconoce Jesús Martínez Frías, geólogo del Centro de Astrobiología en Madrid y miembro de la misión ExoMars, un proyecto oficial de las agencias espaciales de Europa (ESA) y EEUU con el que podrían detectarse los primeros rastros de vida en el planeta. “Estamos descubriendo que Marte no era monotemático, sino que albergó una gran diversidad de ambientes con chimeneas hidrotermales, lagos, ríos y océanos”, comenta Martínez-Frías. Todas estas zonas son aptas para la perforación en busca de agua y, con suerte, vida. Unos datos presentados la semana pasada, que apuntan a que en la actualidad hay agua líquida corriendo por algunas zonas del planeta, aumenta aún más la expectación. “Toda esta geodiversidad de Marte nos permite ser optimistas”, señala Martínez-Frías, cuyo equipo ha diseñado uno de los dispositivos del futuro ExoMars .

Hasta ahora, esta era la única misión que tenía previsto zarpar en 2018 para ser la primera en horadar el planeta. Pero un nuevo proyecto, aún por confirmar, acaba de ser anunciado por Chris McKay, uno de los mayores expertos en astrobiología de la NASA.

McKay planea lanzar su propio perforador en 2018 a bordo de un cohete privado, según ha confirmado el investigador a este diario. La empresa elegida es SpaceX, fundada por el magnate de internet Elon Musk, creador de la compañía de pagos online PayPal.

La ESA ya ha diseñado un torno capaz de alcanzar los dos metros

Esta firma, radicada en California, es una de las más firmes candidatas a enviar cohetes y cápsulas al espacio en el futuro próximo. McKay, que lleva años perfeccionando un taladro capaz de perforar un metro en Marte, ha elegido a Musk “porque SpaceX está construyendo la cápsula Dragon y sus lanzadores a un precio low-cost”, explica. La misión es aún una idea que debe ganar la aprobación de la NASA, pero McKay ya le ha puesto un nombre provisional: Red Dragon (dragón rojo, en inglés), según explicó a Space.com.

Las Dragon, inspiradas en las cápsulas con forma de proyectil del programa Apolo en las que el hombre viajó a la Luna, son el nuevo vehículo con el que Musk quiere enviar mercancías y astronauutas al espacio. No es una quimera. La NASA ya le ha premiado con 1.200 milllones de euros para realizar viajes a la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo de sus cohetes Falcon. Aunque aún están en desarrollo, estos artefactos han sido los primeros de origen privado capaces de salir al espacio y mandar de vuelta una cápsula no tripulada.

Estas naves permitirían a EEUU llevar astronautas a la ISS por menos dinero de lo que paga a Rusia para hacerlo en las Soyuz. La próxima gran prueba, y tal vez la última antes de las primeras misiones reales, llegará el 30 noviembre, cuando se lance una Dragon que se acoplará con la ISS, según asegura la compañía.

Musk, que se jacta de haber diseñado sus naves desde cero en apenas cuatro años, asegura que enviará astronautas a Marte en 10 o 20 años, lo que puede convertirle en el primero en lograr tal hazaña, por delante de EEUU, cuya agencia no ha dado una fecha concreta para ello. Una vez más, su gran baza será ofrecer precios de ganga.

McKay señala que el precio de enviar su perforador a Marte puede ser de menos de 350 millones de euros, excluyendo el cohete de lanzamiento. Eso lo cualificaría para ser elegido por la NASA dentro del programa Discovery, con el que la agencia premia proyectos para explorar el sistema solar con costes reducidos. Entre los Discovery está Pathfinder, la misión que envió el primer coche de exploración marciana lanzado en 1996.

McKay espera repetir ahora ese éxito con una cápsula Dragon donde iría el IceBreaker. Se trata de un taladro diseñado por Honeybee Robotics, otro contratista de la NASA, cuyos planes son llegar a un metro de profundidad. Los resultados de sus últimas pruebas, realizadas en la Antártida, uno de los lugares donde las temperaturas y el suelo se parecen más a los de Marte, han demostrado que es capaz de superarse. Durante el verano antártico de 2010, el torno de McKay logró alcanzar profundidades de hasta 2,5 metros en una zona de hielo compacto y rocas. Según su equipo, los resultados muestran que se puede perforar el suelo marciano en una misión del tamaño y energía de la Phoenix, la sonda que, lanzada en 2007, se posó cerca del polo Norte de Marte, escarbó menos de un centímetro y se topó con hielo antes de que un invierno con temperaturas de cien grados bajo cero la noquease para siempre.

La misión de McKay, o la de sus competidores europeos, mucho más adelantada, aumentaría la profundidad de observación dos órdenes de magnitud. “A esas profundidades es donde esperamos encontrar agua, aunque en verano puede que esté a apenas unos centímetros de la superficie”, explica Nilton Renno, uno de los investigadores principales de la misión Phoenix y que ahora colabora con ExoMars.

La nueva misión pretende llegar a un metro de profundidad

En su origen, el torno de la misión, que alcanza una profundidad de dos metros, iba a ir montado en un rover de fabricación europea cuyo futuro es ahora incierto. Este y otro vehículo de EEUU debían viajar juntos, pero la NASA se ha dado cuenta de que no puede lanzar dos coches y ha anunciado que habrá que refundir ambos vehículos en uno para ahorrar. “Una reunión de ministros en septiembre debe aclarar cómo será finalmente la misión”, señala Renno. En este caso, el optimismo sobre Marte se difumina. “Es una pugna entre propuestas a cada cual más interesante, pero son sólo propuestas, y tal como está la situación económica no creo que los planes de las agencias se salgan de las misiones ya aprobadas”, advierte Martínez-Frías.

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