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Los cartuchos modificados para Nintendo DS no son 'piratería'

Un juez archiva un caso por considerar que amplían las funciones de la consola

MIGUEL ÁNGEL CRIADO

A los fabricantes de consolas no les gusta que los usuarios trasteen en sus máquinas, aunque sea para mejorarlas, llegando a denunciar a los que se atreven. Ahora, un juez ha dicho que ampliar las funciones de una Nintendo DS no viola ni la propiedad intelectual ni la industrial de la compañía japonesa.

Nintendo había denunciado a la empresa Grupo Movilquick por distribuir cartuchos no originales modificados para la DS. Según los abogados de la compañía japonesa, estos dispositivos permitían ejecutar juegos descargados de Internet en su consola. El juez no niega esta posibilidad pero también establece que la modificación añade funciones a la máquina.

El Juzgado de Instrucción nº 4 de Salamanca recoge en su auto que el Código Penal establece que: 'Será castigado también con la misma pena -seis meses a dos años de cárcel- quien fabrique, importe, ponga en circulación o tenga cualquier medio específicamente destinado a facilitar la supresión no autorizada o la neutralización de cualquier dispositivo técnico que se haya utilizado para proteger programas de ordenador o cualquiera de las otras obras...'

Pero, a renglón seguido, aclara que esto no es aplicable si la supresión o neutralización de la protección de un programa de ordenador permite el uso de juegos piratas pero también otras funciones legítimas como juegos comprados fuera de Europa (que la consola no reconoce), copias de seguridad del original u 'otros distintas funciones como el manejo de fotografías, escuchar música o ejecución de solfware libre', se puede leer en el auto.

Para el juez, se trata en última instancia de manipular el hardware para ampliar su utilidad

Para el juez, se trata en última instancia de manipular el hardware para ampliar su utilidad, 'posibilitando a los usuarios su empleo con fines tanto legítimos como ilegítimos, pero no exclusivamente ilegítimos'. Para el abogado defensor, Carlos Sánchez Almeida, lo que se dilucidaba en este caso era la pregunta de que 'hasta qué punto puede Nintendo tener el control total de una consola que ya ha vendido'. Para él, mas allá de este caso concreto, 'se trata de una lucha entre el control y la libertad'. El archivo del caso, que es recurrible, llama la atención de este letrado porque el juez ha hecho suyos los argumentos del fiscal punto por punto. 'Y la fiscalía es una estructura jerárquica, todos deben seguir el mismo criterio', explica.

Este auto recuerda mucho al caso de Jon Johansen , alias DVD Jon. Cuando tenía 17 años, este hacker noruego junto a dos amigos reventó el sistema que protegía los discos DVD en 1999. El sistema (CSS) limitaba en extremo la usabilidad de los discos. Con él, las productoras de Hollywood controlaban dónde se podía reproducir (limitación geográfica), con qué aparatos (sólo los reproductores que pagasen sus licencias) o sobre qué plataformas (eran compatibles con Windows pero no con Linux). DVD Jon, con su DeCSS,  liberó los DVD para, según dijo, poder reproducirlos con su sistema operativo Linux. La industria le llevó a los tribunales pero, en 2003, un juez le declaró inocente con argumentos parecidos a los del magistrado salmantino.

Las consolas de Nintendo y las del resto de grandes fabricantes  son casi como una calculadora potente, apenas saben hacer otra cosa que ejecutar juegos. Pero en Internet existe una gran comunidad de usuarios que están ampliando sus funciones. Aunque buena parte de estas ampliaciones son para usar copias de juegos ilegítimas, otras no.

Sánchez Almeida, que defiende a muchas otras tiendas denunciadas por Nintendo, recuerda el caso de IBM cuando, en vez de perseguir a los que hacían ordenadores clónicos, liberó su hardware en 1980. '¿Qué habría pasado si en vez de IBM ahí hubiera estado Nintendo?', se cuestiona.

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