Público
Público

¿Ciencia o espectáculo macabro?

Francia vota hoy una ley para devolver 16 cabezas maoríes a Nueva Zelanda

ANDRÉS PÉREZ

La Asamblea Nacional francesa examinará hoy un proyecto de ley muy particular, que saca a la luz las prácticas más que discutibles de los arqueólogos, antropólogos y biólogos occidentales que recorrieron medio planeta a la caza de todo lo que pudiera brindar información sobre los salvajes del sur. París va a discutir si restituye por ley unas 16 cabezas tatuadas de maoríes que posee en sus colecciones, reclamadas por Nueva Zelanda. Es un proyecto de ley que irrita al mundo científico, porque plantea de forma general el problema de los restos humanos conservados en museos y laboratorios con fines científicos y conservacionistas.

La polémica arrancó en 2007. Entonces reabría el Museo de Historia Natural de Ruán tras casi una década de obras. El viejo museo de fósiles, animales y hombres, receptor de una inmensa colección que mucho tiene que ver con los viajes oceánicos de esta ciudad portuaria, iba a volver a ofrecer sus tesoros al público. Pero el nuevo director, Sébastien Minchin, descubrió entre las piezas una muy particular. Era una auténtica cabeza de un guerrero maorí tatuado.

Nueva Zelanda quiere inhumar las cabezas de sus guerreros

Ahí empezó el problema. 'De cómo nos llegó esa cabeza no sabemos nada, excepto que nos fue donada por un tal Señor Drouet, de París, en 1875', explica a Público el director del museo naturalista.'Y sabía también otra cosa: que las tribus maoríes, apoyadas por el Gobierno de Nueva Zelanda, están exigiendo que se deje de exponer al público esas cabezas tatuadas, y que empiecen a ser devueltas para celebrar los ritos fúnebres, e inhumarlas', añade.

La ciudad de Ruán, su museo y su director quisieron ser ejemplares, y votaron de inmediato la restitución a Nueva Zelanda de los restos. Pero no contaban con la comunidad de conservadores de las colecciones de museos nacionales más importantes de Francia, ni con los altos funcionarios del ministerio de Investigación, el de Sanidad y el de Cultura. Preocupados por un precedente que podría también afectar a los cientos de momias egipcias o peruanas que se ocultan en las colecciones francesas, un recurso contencioso-administrativo bloqueó la devolución de las cabezas.

La ciudad de Ruán es partidaria de devolverlos a su país

La palabra clave del asunto es 'inalienable'. Ese es el término que cubre a todo bien integrado en una colección de museos franceses: 'Los bienes que constituyen las colecciones de los museos de Francia con personalidad pública forman parte del patrimonio público y son, por ello, inalienables', dice el Código del Patrimonio francés.

No es de extrañar que así sea, en el país donde los museos fueron producto directo de la Ilustración y el Siglo de las Luces. Es un lugar donde el objetivo perseguido es que 'la humanidad entera sea capaz de reflexionar sobre la humanidad entera', en palabras del profesor de antropología estadounidense Michael Brown, uno de los expertos que ha sido consultado por Francia en este debate. 'Por ejemplo el estudio de la momia de Ötzi, el hombre de los hielos de los Alpes, permitió revelar el uso de la acupuntura, una técnica que nadie sabía que ya era conocida en la Edad del Cobre', explica una de las mejores especialistas francesas, la conservadora de objetos etnográficos Laure Cadot.

Pero si la reflexión es común, ¿por qué hay miles de cabezas maoríes en los museos del norte, y ni un sólo cadáver de hombre occidental conservado en museos del sur? Dada la sensibilidad en torno al multiculturalismo, el asunto es muy complejo.

Conservadores de museos han bloqueado la operación

La revista profesional francesa Tribune de l'Art, por ejemplo, alertaba hace unos días sobre los 'peligros' de la ley. '¿Se considerará escandaloso mañana conservar las momias egipcias o los restos de humanos prehistóricos?' La ley, efectivamente, sentaría el precedente de que los restos humanos conservados en Occidente en general pueden, y deben en ciertas ocasiones, ser desclasificados y devueltos a sus comunidades de origen.

La iniciativa de senadores y diputados franceses para devolver las dieciséis cabezas maoríes está levantando ampollas en todo el mundo científico y museístico francés. Este periódico pudo comprobarlo al dirigirse a las autoridades de varios museos, que guardan auténticos tesoros de carne y hueso en sus sótanos.

El Museo del Hombre, mítica institución de la etnografía y la antropología francesas actualmente en obras, mostraba hace sólo unos años con orgullo sus momias amerindias. Ahora, las ocultó a este periódico. El Musée Fragonard, que hace sólo unos meses se hubiera enorgullecido mostrando su colección seca de cadáveres, testigo de la pugna entre anatomistas del siglo XVIII, esta vez se irritó y se cerró en banda.

El gran tabú ahora son los cientos de momias egipcias y amerindias

Y en el Museo del Quai Branly, gigantesca institución creada por Jacques Chirac en el empeño de inventar una nueva etnografía liberada del pasado colonial y propietario de al menos siete cabezas maoríes, la atmósfera es como una chapa de plomo. Los conservadores han recibido la orden directa de callarse ante las preguntas de los periodistas.

Los científicos se preguntan si hay que dejar que las creencias de cada comunidad y sus ritos fúnebres tengan primacía sobre la investigación y la conservación. Los restos humanos son 'una reserva única y preciada de informaciones para el conocimiento de nuestra especie', explica Laure Cado. 'Cada cuerpo o fragmento es testigo de una historia personal, pero también de la evolución humana', apostilla.

'¿Será escandaloso mañana conservar restos prehistóricos?'

Hélène Guichard, especialista que ejerció en el Centro de Investigación y de Restauración de Museos de Francia (C2RMF) matiza: 'La cuestión es muy delicada, y el estudio de momias que tienen miles de años no tiene nada que ver con restos humanos que conservamos como herencia colonial, que puede ser el caso de las cabezas maoríes'.

En todo caso, en la batalla que ha comenzado por los restos humanos, hasta Egipto reclama la mayoría de sus momias a Francia y Reino Unido. Y no por cuestiones ultranacionales, sino por el saber que esos cuerpos encierran. Los nuevos métodos de espectrografía de masa y escáner de rayos X están revelando cada vez más informaciones clave de estas reliquias.

El proyecto de ley que se debate hoy en la Asamblea Nacional tiene un precedente, el de Saartjie Baartman, la ‘Venus hotentote’.

Capturada por un colono británico, esta mujer del pueblo khoikhoi impresionaba a los blancos por sus posaderas. Varias deformaciones de su cuerpo sirvieron para que la Academia de Medicina de París teorizara la inferioridad de las ‘razas del sur’.

Tras ser expuesta y estudiada, París se aburrió de ella, y acabó prostituyéndose.

El Museo del Hombre dejó de exponer su esqueleto en 1974.

En 1994, Nelson Mandela exigió la restitución de sus restos mortales.

En 2002, Francia accedió por ley a devolver el cuerpo.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?