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El creacionismo se disfraza de revista científica

Una publicación pretende resolver cuestiones como en qué día concreto del Génesis creó Dios los microorganismos

JAVIER YANES

La corriente que reniega de la evolución darwiniana en favor de la creación divina ha avanzado un paso audaz en su campaña propagandística. Ya que no puede vencer al enemigo –la ciencia–, se une a él. El creacionismo usurpa ahora uno de los raíles básicos que permiten el progreso del conocimiento: la publicación revisada por pares, el mecanismo que en el mundo científico concede marchamo de credibilidad y rigor a un estudio. El resultado es Answers Research Journal (ARJ, Revista de Investigación de Respuestas), una publicación on-line de libre acceso que acaba de lanzar su primer número y que se postula como “revista técnica profesional y revisada por pares para la publicación de investigación científica interdisciplinar desde la perspectiva de la Creación reciente y del Diluvio Universal en un contexto bíblico”.

ARJ no es la primera revista creacionista, pero sí la primera que pretende hacerse pasar por ciencia rigurosa. Detrás de esta ofensiva, está Answers in Genesis (AiG, Respuestas en el Génesis), una organización de origen australiano que ha arraigado en EEUU y que el pasado mayo inauguró en Petersburg (Kentucky) un museo de la creación, donde dinosaurios y humanos figuran en dioramas compartiendo en paz las mismas praderas en un imaginario pasado reciente.

Entre las diversas corrientes del creacionismo, la revista y su entidad nodriza pertenecen a la versión de la tierra joven, la más fundamentalista en la interpretación de la Biblia, que defiende la literalidad del Génesis: el mundo fue creado hace unos 6.000 años tal cual es hoy, en seis días; el origen de todo mal es el pecado original, que fue la causa de la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, y Noé construyó un arca a instancias de Dios para salvar a su familia y a todas las especies de un diluvio de cuarenta días que modeló la geología actual del planeta.

En sus instrucciones para los autores, el editor de ARJ afirma que no temerá “rechazar un estudio si entra en conflicto con los intereses de AiG”, institución a la que se protegerá de toda “controversia innecesaria”. Aún más irregular, se hace notar al lector que algunos autores firman con seudónimo, ya que se trata de “científicos de prominentes laboratorios de EEUU que prefieren ocultar sus credenciales creacionistas hasta que adquieran mayor veteranía”.

Microbios degenerados

El número inaugural recoge los trabajos presentados a un congreso de microbiología creacionista celebrado el pasado junio en EEUU. Como es habitual en su discurso, muy avezado en la manipulación selectiva de leyes naturales, los autores despliegan jerga científica para retorcer la realidad de acuerdo a sus dogmas. En el caso de los microbios, tratan de solventar varias cuestiones: dado que el Génesis no especifica nada sobre ellos, ¿cuándo se crearon? Si todos los seres vivos creados son buenos, ¿por qué muchos microbios matan?

Las respuestas no se hacen esperar: si el Génesis no hace mención de los microbios, es debido a que no se crearon sólo en un día como categoría propia, sino como sistemas biológicos asociados a plantas, animales o humanos, y por tanto creados en varios días; en origen, eran buenos, pero el pecado original los hizo degenerar en patógenos asesinos. Cada obstáculo encuentra una justificación: las mutaciones beneficiosas en bacterias –incompatibles con el diseño perfecto del creador– son en realidad perjudiciales en otros ambientes o su existencia responde a un diseño previo. Los retrovirus endógenos fueron colocados ahí por Dios y los exógenos, también para mantener los endógenos. La ciencia-ficción nunca fue tan creativa.

 

Creación, evolución y parásitos protozoarios, por Frank Sherwin, Instituto de Investigación de la Creación (ICR), Dallas (Texas):

“Los parásitos son vistos como criaturas odiosas (de hecho, ¡la mayoría lo son!), tolerados y estudiados sólo por el impacto económico y la miseria que causan a bestias y humanos”.

¿Cómo encajan los ribosomas mitocondriales en la teoría de la endosimbiosis?, por Daniel Criswell, ICR:

“Las diferencias en la estructura global del ribosoma, la secuencia e incluso la filogenia contradicen las expectativas de la teoría endosimbiótica del origen eucariótico, que debe rechazarse”.

Atenuación viral/bacteriana y su vínculo con el potencial oncolítico innato: implicaciones de la creación original perfecta en el principio, por Luke Kim (seudónimo):

“Después de la Caída [del hombre], la Biblia (Génesis 3:18) sugiere que la actividad oncolítica viral/bacteriana post-Caída puede haber aparecido como extensión fenotípica de actividades virales/bacterianas preexistentes y normales (posiblemente ejerciendo un papel en inducción de apoptosis, en activación de vías de señalización celular, etc) debido a un cambio hacia entornos biológicos desfavorables”. El versículo del Génesis que Kim cita como fuente dice así: “Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo”.

 

Tal vez en un número próximo, la nueva revista ‘ARJ’ aborde un problema aún sin zanjar ‘científicamente’: ¿cómo solucionó Noé el problema logístico para embarcar a todos los animales en el arca? En su web, el ex cuidador de zoos Sid Galloway aborda esta cuestión, recogiendo datos publicados por expertos: entraron en total unos 16.000 animales, que no se mataron unos a otros porque “Dios los postró en hibernación”. Acogiendo crías o huevos en lugar de adultos y con las dimensiones detalladas en el Génesis, los animales sólo llenaron el equivalente a 15 vagones de tren de un total de 522 que cabían. Quedaban 507 vagones libres para Noé, familia y provisiones. Pan comido. 

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