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La difícil vida de las radios por Internet

Los derechos de autor ahogan a la emisora on-line Pandora en EEUU mientras en España se pactan algunas licencias

CARLOS MARINA

Pandora, una de las radios por Internet más populares de EEUU, se muere. La alarma saltó en agosto cuando el diario The Washington Post publicó un artículo explicando la crítica situación económica de la
empresa. ¿El motivo? La compañía no puede afrontar las tasas por derechos de autor que se cobran a las web radios estadounidenses. Según Pandora, el 70% de sus beneficios proyectados para 2008 se gastarían en pagar a las gestoras de derechos. En España, y aunque estas empresas no llegan a sacrificar semejante cantidad, es habitual que las entidades de gestión se lleven más del 10% de los ingresos totales.

El 4 de mayo de 2007, Pandora tuvo que limitar su emisión a Estados Unidos, país donde se encuentra su sede. Tres días antes, el Copyright Royalty Board (CRB), un grupo de jueces que regula los derechos de autor, determinó las nuevas tasas para las radios que emiten por Internet para el periodo 2006-2010, una escala que comenzaba en una tasa de 0,0005 euros por canción y por cada 100 oyentes de media y terminaba en 0,0013 euros para 2010. La correspondiente a este año es 0,0010 euros, el doble de lo que las emisoras pagaban en 2005.

Pandora se basa en un sistema de clasificación de canciones a partir de más de 400 atributos para recomendar al usuario música relacionada por estilo, artista o por otras características similares. El sitio más parecido a Pandora en España es Rockola.fm, una página web que nació este año y que permite a sus usuarios elegir el género musical o el artista que quieren escuchar. Joaquín Guzmán, uno de sus fundadores y antiguo locutor del programa La Gramola de M80, intenta explicar qué ha llevado a Pandora al borde del abismo. 'En Estados Unidos, la radio tradicional nunca ha abonado tasas y, sin embargo, las radios por Internet tienen que pagar por minuto y por oyente. A pocos usuarios que tengan, pueden desembolsar unas tasas disparatadas'.

En España, por el contrario, tanto las radios convencionales como las radios on-line tienen que pagar tasas a tres gestoras de derechos: Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Asociación de Gestión de Derechos Intelectuales (AGEDI) y Asociación de Intérpretes y Ejecutantes (AIE). Para estas dos últimas se efectúa un solo pago.

En el caso de la SGAE, el organismo recibe un porcentaje de los ingresos de la radio, fijado en una escala que aumenta un punto cada año. Para 2008, la tasa está fijada en el 6%. En caso de no llegar a un determinado volumen de ingresos, se paga una cantidad fija en función del número de visitas mensuales, que oscila entre los 110,97 y los 443,89 euros. Si la web no tiene ingresos por publicidad, podrá disfrutar de una reducción de hasta el 25% sobre la tarifa mínima.

Las tarifas de AGEDI/AIE son las mismas que las que cobran a la radio convencional, y aún más caras que las de la SGAE: 2,35% de los ingresos en concepto de comunicación pública y un 5% por las canciones utilizadas en publicidad y programas patrocinados por entidades comerciales. Es decir, que una radio on-line con más de 100.000 visitas mensuales que no pueda acceder a ninguna reducción de tasas puede pagar hasta un 13,35% de sus ingresos. Pero si la web dispone de alguna otra opción interactiva además de la emisión de contenidos similar a la de la radio convencional, por ejemplo la selección de música a la carta, las tasas anteriores se modifican, se negocian o se crean unas a medida para la emisora.

Sergio Carretero, responsable de Raddio.es, una emisora que utiliza tecnología para emitir música por encima de la calidad del CD, se queja de lo difícil que resulta pagar las tarifas de las gestoras de derechos y los riesgos de este negocio. 'Lo tenemos bastante mal para subsistir, ya que la filosofía publicitaria de las emisoras on-line no tiene nada que ver con la de las radios convencionales. En el momento en que pones alguna cuña, el oyente desaparece', con lo cual los ingresos por publicidad pueden no ser suficientes para pagar el gasto.

Joaquín Guzmán asegura que, en el caso de Rockola.fm, no había ninguna licencia bajo la que encuadrar a la emisora. 'Todo se consiguió a golpe de negociación. La SGAE no nos puso problemas porque dejamos a nuestros usuarios elegir al artista, pero no permitimos elegir canciones concretas'. Si así fuera, la emisora debería pagar una licencia diferente por 'puesta a disposición de la obra', más cara.

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