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EEUU quiere usar móviles para detectar bombas

Un experimento emplea teléfonos equipados con sensores para localizar armas radiológicas

MIGUEL ÁNGEL CRIADO

Los teléfonos móviles de hoy hacen fotos, reproducen música y reciben el correo electrónico. ¿Por qué no usarlos también como detectores de bombas nucleares? Eso debió pensar un equipo de investigadores en EEUU, autores de un curioso ensayo. El Gobierno de aquel país también está interesado en aprovechar los móviles de sus ciudadanos para crear una red que detecte en todo su territorio de forma temprana armas radiológicas, químicas y biológicas.

Un profesor de Física y un ingeniero nuclear de la Universidad Perdue de Indiana (EEUU), en colaboración con el Gobierno de ese Estado, quiso comprobar si los teléfonos actuales y la red de telefonía podrían convertirse en un sistema de alerta anti bombas.

Para ello, realizaron un ensayo en el campus de la universidad, instalando pequeños sensores -los que usan el ejército y las fuerzas de seguridad para detectar emisiones radioactivas- en los móviles de varios estudiantes.

Aunque el paquete sospechoso empleado contenía un material de muy baja radiación, los móviles modificados pudieron detectar sus emisiones a menos de cinco metros de distancia. Para afinar los resultados y evitar falsos positivos, el sistema se basó en los datos recogidos por varios terminales.

Localizar la bomba

El siguiente paso fue enviar las mediciones de los sensores a una estación de control. Para ello se usaron las antenas de telefonía y el apoyo técnico de la operadora telefónica AT&T. Después, un programa desarrollado por un alumno de la universidad fue el encargado de analizar todos los datos. Recogida la alerta, lo siguiente era localizar la fuente de las radiaciones. Como muchos de los teléfonos llevaban un módulo GPS y el resto podían ser localizados en función de su posición respecto de la antena de telefonía, el sistema pudo ubicar la fuente de la radiación con un muy pequeño
margen de error.

El objetivo de este sistema de detección son las llamadas bombas sucias , artefactos con carga radiactiva, pero más sencillos que una bomba nuclear y, en potencia, más a mano de grupos terroristas. El sistema, según explican, puede ser entrenado para que ignore fuentes reconocidas de radiación, como los hospitales.

Tras las pruebas realizadas en el campus, el profesor de Física Ephraim Fischbach cree que su modelo podría ser efectivo si fuese desplegado. 'La naturaleza ubicua de los teléfonos móviles es lo que da fuerza a este sistema', explica.

El software es de desarrollo propio y los sensores de radiaciones ya están en el mercado; sólo habría que adaptarlos para integrarlos en móviles, agendas electrónicas y ordenadores portátiles. Fischbach no aporta más detalles por razones de seguridad y la universidad está inmersa en un proceso para patentar el sistema.

Interés del Gobierno

El Gobierno de EEUU está muy interesado en ideas de este tipo. En enero finalizó la primera parte de su proyecto Cell-All. Presentado en 2007 por el Departamento de Seguridad Interior , quiere crear una red de sensores instalados en los móviles de los estadounidenses. Como en el modelo de la Universidad Perdue, los teléfonos enviarían sus datos a un sistema central que daría aviso al FBI y otras agencias
de seguridad.

No obstante, Cell-All es más ambicioso que el proyecto universitario; quiere que los terminales lleven tres tipos de sensores. Uno para bombas radiológicas, otro para medir el rastro de armas químicas y otro para las de origen biológico. El objetivo del plan gubernamental es tener un modelo operativo de Cell-All en tres años.

 

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