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"El espacio es un instrumento político"

Entrevista a Maurici Lucena, presidente del Consejo de la Agencia Europea del Espacio

DANIEL MEDIAVILLA

El pasado 22 de octubre, la Comisión Augustine, el grupo de expertos designado por Barack Obama para estudiar el futuro de la exploración espacial de EEUU, publicó su informe definitivo. Si no hay un incremento de 3.000 millones de dólares en el presupuesto de la NASA, el futuro de los humanos en el espacio seguirá unido a la órbita terrestre y el sueño de llegar a Marte se aplazará varias décadas.

Al día siguiente, representantes de los estados miembros de la Agencia Europea del Espacio (ESA) y de la Unión Europea (UE) se reunieron en Praga en la primera Conferencia ESA-UE sobre Exploración Espacial Humana para comenzar a definir una visión común y un plan espacial estratégico para Europa. Maurici Lucena, el español que preside el Consejo de la ESA, explica que las concreciones fueron pocas, pero asegura que los estados miembros están convencidos de que la inversión en el espacio no se considera superflua. Ahora, tendrán que convencer a los ciudadanos.

En Praga se reunieron para fijar una visión común de la exploración espacial para Europa. ¿No existía hasta ahora?

La visión común tiene que ver con la incorporación política formal de la UE a través de la Comisión [el órgano de gobierno europeo] a la exploración espacial. No es que Europa careciese de una visión común, pero la tenía a través de la ESA. A raíz del tratado de Lisboa, la UE incorpora por primera vez la exploración espacial como parte de sus competencias.

¿Cómo va a afectar este cambio a la exploración espacial europea?

Probablemente, en la visibilidad. La UE, de manera acertada, entiende que la exploración, además de ser un instrumento científico y tecnológico, es un instrumento político de cooperación con otras grandes potencias muy potente.

¿Se plantea utilizar el espacio como lo ha hecho EEUU o lo está haciendo China, como una forma de aglutinar a los ciudadanos de los países europeos?

Si la pregunta es si la exploración, además de ser algo científicamente interesante, puede tener utilidad en la política exterior, la respuesta es sí. Y eso, aunque en la práctica la ESA lo venía reconociendo a través de los programas de cooperación que desarrollaba con otras agencias o potencias, va a tener una visualización mucho mayor, porque no es lo mismo que lo haga una agencia espacial instrumental como la ESA a que lo haga directamente el gobierno de la UE, que es la Comisión. Creo que hay un reconocimiento de que la exploración ha pasado a ser algo más que espacio puro y es también una herramienta de cooperación diplomática.

¿Europa se plantearía liderar una misión tripulada ambiciosa, a la Luna, Marte o un asteroide?

No hay nada decidido. Una de las conclusiones de Praga es que la exploración debería llevarse a cabo de forma multilateral, como ahora se colabora en la Estación Espacial Internacional [ISS]. Si lo hacemos así, lo natural en una misión tripulada a la Luna o Marte, sería que la liderase la NASA. Que lo impulse la ESA es una posibilidad, pero bastante baja. El liderazgo no solo tiene que ser retórico y, si se comparan los recursos, hay mucha desproporción entre NASA y ESA.

La única ocasión en la que el hombre ha ido más allá de la órbita baja terrestre fue durante la Guerra Fría, por motivos políticos, casi bélicos. ¿Cómo se puede convencer a la ciudadanía de gastar tanto dinero sin un conflicto como aquel?

Aunque hay consenso sobre la oportunidad de que Europa participe en misiones tripuladas más allá de una órbita baja, en Praga se reconoció que la opinión pública no tiene un grado de convencimiento igual que los políticos, los miembros de la industria o los científicos. Europa no va a participar en una misión tan ambiciosa mientras no tenga unas ciertas garantías de que la opinión pública está más interesada. Hay que hacer mucha pedagogía para explicar por qué una misión tripulada a la Luna puede ser útil aquí. Y la experiencia histórica nos demuestra que, más tarde o más temprano, todo el conocimiento científico adquirido en misiones de este tipo acaba teniendo un impacto en la sociedad.

¿Sigue habiendo países dentro de la ESA o de la UE, como Reino Unido, que prefieren emplear recursos en robots para explorar el espacio y descartan la presencia humana?

Hay países más entusiastas con la exploración tripulada que otros. Pero en las conclusiones de Praga hay un párrafo muy claro que dice que Europa está interesada en la exploración y combinando la robótica con la tripulada. Y todos han hecho suya esta declaración. No obstante, es cierto que, por la situación económica, este no es el momento propicio para que el entusiasmo de unos países se pueda extender a otros.

Varias de las alternativas planteadas por la Comisión Augustine incluyen el abandono de la Estación Espacial Internacional en 2015. ¿Qué significaría para Europa?

Sería complicado y no sería deseable, pero la participación de Europa más allá de 2015 está garantizada. Como opinión personal, y de lo que se deriva de algunas conversaciones que ha habido entre Europa y la NASA, veo bastante probable que EEUU decida finalmente permanecer hasta 2020.

Si EEUU no incrementa en 3.000 millones de dólares el presupuesto para la NASA, será imposible hacer frente a grandes proyectos de exploración como ir a la Luna o Marte. ¿Qué significaría para la exploración espacial mundial?

Significaría un retraso sobre los planes previstos, pero yo no tengo ninguna duda de que a largo plazo habrá misiones tripuladas muy ambiciosas. En función de lo que se decida en los próximos años, un viaje a Marte, por ejemplo, se realizará en la década de los 30 o en la de los 40. Puede haber retrasos, pero nunca significarán una renuncia.

¿Pueden ser algo frustrantes las conclusiones de esta comisión teniendo en cuenta los medios con los que se cuenta?

Creo que el informe Augustine y los primeros pasos de Obama son una armonización entre los recursos con que se cuenta y los objetivos que permitirían. Las declaraciones de Bush sobre su visión espacial fueron más retóricas que reales. Su discurso era muy ambicioso, pero no tuvo implicaciones prácticas porque poco después de pronunciarlo redujo mucho los presupuestos de la NASA.

¿Todos los países europeos están convencidos de que merece la pena la gran inversión que requiere la exploración espacial?

En Praga se vio consenso sobre la necesidad de la exploración espacial, ahora falta determinar los instrumentos y saber cuándo van a contar los países con el presupuesto necesario o cuándo estará convencida la opinión pública de que es una necesidad y no un capricho de la comunidad espacial Pero la voluntad existe.

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