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Fotovoltaica en modo 'Juan Palomo'

El autoconsumo se perfila como asidero para esta tecnología, la más castigada por los recortes de primas y la moratoria a las renovables

A. M. VÉLEZ

A la energía fotovoltaica le han cortado las alas. Es, con diferencia, la tecnología más perjudicada por la moratoria a la instalación de energías renovables aprobada el pasado día 27 por el Consejo de Ministros, que, salvo un improbable cambio, supondrá dejar sin prima (un incentivo con cargo a la tarifa eléctrica) a los 500 megavatios (MW) cuya instalación estaba prevista para este año (los cupos para la eólica y la termosolar sí se han salvado). Parece que algunas zonas pueden librarse de la supresión de las primas, como Canarias, que, según dijo el pasado viernes el ministro de Industria, José Manuel Soria (en su ya habitual visita de fin de semana a su tierra natal), es una región 'distinta' por las peculiaridades de su sistema eléctrico (está aislado), por lo que introducirá una excepcionalidad para el archipiélago.

En cualquier caso, será eso, una excepción que sólo atenuará un poco el varapalo. Y llueve sobre mojado: esta tecnología fue acusada de un 'fraude masivo' en 2008, tras el espectacular boom que experimentó gracias a unas primas desorbitadas; a la postre, se demostró que existió ese fraude, aunque fue mucho menor del que se temía; y ya sufrió un importante recorte a su retribución el año pasado, que, además afectaba a instalaciones en marcha (es decir, que fue retroactivo).

El ministro Soria ha dicho que «pronto» habrá una normativa para hacerlo posible

Criticada por su escasa aportación (el año pasado apenas cubrió un 4% de la demanda de electricidad) y por su alto coste (supone un tercio de las primas a las renovables, que a su vez, equivalen a la mitad de los costes regulados), la fotovoltaica, que en los últimos años atrajo a inversores muy variopintos, desde constructores y grandes fondos hasta miles de pequeños ahorradores, gracias al reclamo de las primas (los bancos ofrecían invertir en un huerto solar como si fuera un producto financiero más), tiene ahora un asidero.

Pequeño, pero asidero, al fin y al cabo, porque supone un nuevo mercado para este sector: el denominado autoconsumo, que consiste en que los consumidores (también hogares) puedan instalar una placa fotovoltaica o un pequeño aerogenerador, no para hacer negocio, sino para autoabastecerse, al margen (en la medida de lo posible) de las grandes eléctricas. Espíritu Juan Palomo.

Actualmente, puede instalarse un panel fotovoltaico en casa, pero su producción suele volcarse a la red a cambio de una prima y la demanda de electricidad se cubre de forma convencional. El autoconsumo va más allá, porque abre la posibilidad de ser autosuficientes, sobre todo, en fotovoltaica, que es la tecnología más cerca de ser rentable para el usuario con este sistema.

El objetivo no es hacer negocio, sino autoabastecerse cuando es posible

El anterior ministro de Industria, Miguel Sebastián, aprobó al final de su mandato (en su último Consejo de Ministros) una normativa sobre autoconsumo, pero dejó pendiente su puesta en marcha a través de otro decreto. La Comisión Nacional de la Energía (CNE) todavía tiene que pronunciarse sobre el borrador que le remitió Sebastián (espera tener listo su informe en las próximas semanas). Posteriormente, la norma deberá pasar el trámite del Consejo de Estado para su aprobación por el Consejo de Ministros, que llegará 'pronto', según dijo el pasado viernes Soria a través de su cuenta de Twitter. No obstante, algunas fuentes del sector sostienen que su puesta en marcha requeriría también un cambio en la Ley del Sector Eléctrico, lo que dilataría los plazos. Según algunas fuentes, hasta 2013.

Aunque provenga del Ejecutivo anterior, parece que en el nuevo equipo de Industria hay una disposición favorable hacia esta modalidad. Constituye 'una alternativa real para el desarrollo de instalaciones de pequeño tamaño', según citaba, sin venir demasiado a cuento (quizás, para intentar rebajar el cabreo del sector), el preámbulo del decreto por el que Soria implantó la polémica moratoria, que persigue aminorar el ritmo de crecimiento del déficit de tarifa (desfase entre ingresos y costes regulados), el mayor problema del sector eléctrico.

La energía producida y no consumida se almacena' en forma de derechos de uso

El balance neto (que ya se aplica en EEUU, Japón y Suecia, entre otros países), la figura que regula el decreto que analiza la CNE, consiste en aprovechar toda la energía que genera la instalación en el momento en que se produce y que, por cada kilovatio-hora (kWh) que se inyecte a la red (por ejemplo, porque el usuario está fuera de casa), se tenga derecho a consumir gratuitamente otro kWh cuando el sistema no funciona (por ejemplo, por la noche). En ese caso, el cliente sólo paga el peaje de acceso (el alquiler de la red) y un coste extra que deberá determinar Industria.

'En un edificio típico de España, con varias viviendas por planta, se autoconsumiría toda la electricidad, porque el consumo del inmueble será, sólo con las neveras de las viviendas, superior a la energía que podrá producir el sistema fotovoltaico en su tejado', indican desde la Asociación de la Industria Fotovoltaica (Asif).

El autoconsumo, que está ligado al desarrollo de las llamadas smart grids o redes de distribución inteligentes (que permiten equilibrar mejor la oferta y la demanda de electricidad), es apto para cogeneraciones (producción de energía a partir de calor industrial) y para cualquier renovable con menos de 100 kW, que es la potencia máxima para la baja tensión; 'un hogar tiene unos 4kW, por lo que el sistema también es apto para comercios y pequeñas industrias', añaden fuentes de Asif. El coste de una instalación doméstica de este tipo ronda los 12.000 euros, aunque es previsible que baje en los próximos años por el abaratamiento del silicio (la materia prima de los paneles) y la mejora tecnológica.

El borrador que ahora estudia la CNE habla de 'derechos de consumo diferido' para referirse a los kWh excedentarios que se inyectan en la red, que se podrían acumular durante 12 meses, de modo que se puedan compensar a lo largo del año los excedentes acumulados, por ejemplo, en verano. El saldo entre el consumo diferido y el instantáneo deberá determinarlo la comercializadora.

Con la actual tarifa de último recurso (TUR), a la que están acogidos la mayoría de hogares, el autoconsumo en fotovoltaica todavía no es rentable para el usuario. Los números no salen, salvo en áreas de elevada insolación, como Canarias; para el resto de España, habrá que esperar un plazo que en el sector sitúan en torno a 2015, aunque es posible que ese momento llegue antes si, como parece plausible, la TUR sigue encareciéndose, como ha ocurrido en los últimos años, para atajar el gigantesco déficit tarifario, que ya supera el 2% del PIB y que los consumidores pagan (a plazos y con intereses) a las grandes eléctricas.

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