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Los hombres de Atapuerca comían perros domésticos

El consumo de estos animales se ha observado desde los niveles neolíticos hasta los de Edad del Bronce "en distintos episodios, pero con continuidad temporal", según los investigadores.

Imagen facilitada por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social que muestra a varios investigadores en la excavación en la Cueva del Mirador en Atapuerca. EFE

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TARRAGONA.- Los humanos de Atapuerca comían perros domésticos, gatos salvajes, zorros y tejones entre 7.200 y 3.100 años atrás, según un trabajo que publica el Quaternary International, informa el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (Iphes), que participa en las investigaciones.

Estas novedades en la dieta de los habitantes de la Cueva del Mirador de Atapuerca (Burgos) se han podido documentar a partir de la presencia en los restos de estos animales de marcas de corte, evidencias de procesamiento culinario y de mordeduras humanas.

El consumo de estas especies era muy poco frecuente en Europa continental en aquellos tiempos, pero en este yacimiento se han hallado 24 restos fósiles que avalan su procesamiento.

"Los perros fueron desarticulados, descarnados, sus huesos fracturados y, finalmente, hervidos".

La colaboradora del Iphes, Patricia Martin, es la firmante principal del artículo que publica Quaternary International y constata que "los perros fueron desarticulados, descarnados, sus huesos fracturados y, finalmente, hervidos".

Imagen facilitada por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social que muestra un fragmento de radio de perro con marcas de corte realizadas por homínidos en la Cueva del Mirador en Atapuerca. EFE

El Mirador fue utilizada como cueva redil, para albergar los rebaños compuestos, fundamentalmente, por ovicaprinos y ganado bovino, que eran la base de la dieta complementada por estos pequeños carnívoros que ha documentado el Iphes. En algunas islas del Mediterráneo, como Chipre, se documenta el consumo de algunas de estas especies ya en el Neolítico, en cambio, se trata de una práctica muy poco frecuente en la Europa continental.

En el Mirador, el consumo de estos animales se ha observado desde los niveles neolíticos hasta los de Edad del Bronce "de manera puntual, en distintos episodios, pero tiene continuidad temporal", afirma la investigadora.

"No se puede descartar que fueran empleados como una fuente extra de alimento en períodos de escasez"

Una de las hipótesis relaciona el consumo de perros domésticos en momentos de hambre o escasez, pero tampoco se descarta que esta carne fuera considerada un manjar. "En algunas culturas asiáticas o entre los bereberes, se considera la carne de perro como una rica fuente de proteínas o una delicia", señala Martin, si bien tampoco puede descartarse que "en algunos casos el objetivo fuera obtener y aprovechar la piel".

En el Mirador, el consumo de gatos salvajes, zorros y tejones es más limitado que el de los perros y se documenta sobre todo en los niveles neolíticos, aunque se hirvieron antes de consumirlos.

Dada la dificultad de cazar carnívoros salvajes y al carácter excepcional de su consumo en dicho yacimiento, se plantea la probabilidad de que estos animales hubieran sido capturados de forma accidental y, posteriormente, ingeridos. "No obstante, tampoco se puede descartar la opción de que fueran empleados como una fuente extra de alimento en períodos de escasez", señala Patricia Martin.

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