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Minerales mucho más raros que los diamantes

Más de 2.500 especies que se encuentran en cinco o menos lugares de la Tierra y son testigos de su historia aparecen en un nuevo inventario geológico

Pequeños cristales de nevadaíta, hallada solo en Nevada (EE UU) y Kirguistán. ROBERT DOWNS, UNIVERSITY OF ARIZONA.

MALEN RUIZ DE ELVIRA

MADRID.- Calcio, silicio y oxígeno son algunos de los elementos más comunes en la Tierra, pero en ciertas circunstancias se han combinado para formar la hatrurita, uno de los minerales más escasos en la corteza del planeta. Algo parecido pasa con la ichnusaíta, creada por la mezcla en el interior de la Tierra del elemento radiactivo torio y el molibdeno. Solo se conoce un “ejemplar” encontrado en Cerdeña hace pocos años.

Hoy hay clasificadas 5.090 especies. Menos de un centenar forman el 99% de la corteza terrestre, y unas 2.550 son raras

Como estos, los minerales más raros de la Tierra, los más extraordinarios, no son los más valiosos, como los diamantes u otras gemas preciosas, ni los más solicitados por la industria: son miles de compuestos que existen en muy pocos lugares y normalmente se han formado en condiciones muy poco frecuentes. Muchos de ellos están todavía por descubrir, son testigos de la historia terrestre y representan lo que distingue a la Tierra de otros planetas, indican los científicos que han realizado el más completo inventario de minerales raros, que comprende 2.550 especies que únicamente se han encontrado en cinco o menos lugares en el mundo.

Como en biología, las especies minerales se descubren, se caracterizan, se presentan en los foros apropiados y se aceptan o rechazan. Si son aceptadas, reciben un nombre científico y pasan a las bases de datos. Sus descubridores también pasan a formar parte de la historia, geológica en este caso. El trabajo que ahora se presenta incluye un marco para la clasificación de estas rarezas minerales. “Los diamantes, rubíes, esmeraldas y otras piedras preciosas se encuentran en numerosos lugares y se venden en cantidades comerciales, por lo que no son raras en el sentido de extraordinarias, escasas o poco frecuentes”, señala el artículo que presenta la investigación y se publica en la revista

La otoíta, hallada en el monte Otto (California, EE UU) contiene teluro, un elemento muy raro, y es difícil de encontrar porque sus cristales son muy pequeños.

La otoíta, hallada en el monte Otto (California, EE UU) contiene teluro, un elemento muy raro, y es difícil de encontrar porque sus cristales son muy pequeños.

Una especie mineral se define como un compuesto cristalino natural que tiene una composición química única y una estructura cristalina. La Asociación Mineralógica Internacional ha aprobado hasta ahora 5.090 especies. De ellas menos de un centenar forman el 99% de la corteza terrestre, y unas 2.550 de las demás son consideradas raras. En España se han confirmado 1.550 especies minerales, según la base de datos Mindat, lo que indica una gran riqueza geológica y un nivel alto de conocimiento histórico, ligado sobre todo a las explotaciones mineras.

La receta que ha dado lugar a cada uno de los minerales raros es distinta pero comprende un pequeño número de variables: uno o más de los 72 elementos químicos disponibles, más la temperatura y la presión a la que se ha “cocinado” cada especie. Algunos de los elementos, como el berilio y el teluro, son en sí mismo escasos y forman pocos minerales, y otros se encuentran en lugares poco estudiados por remotos o peligrosos, como los volcanes o los fondos marinos.

Por ejemplo, la fingerita (tiene vanadio y cobre al igual que la nevadaíta), descrita por primera vez en 1983 por Larry Finger, se forma en fumarolas volcánicas, desaparece con la lluvia y solo se conoce del volcán Izalco en El Salvador.

Como la fingerita, además de raros algunos de estos minerales son poco estables, se pueden fundir, evaporar o deshidratar cuando cambian las condiciones ambientales, por lo que no servirían nunca para poner en un anillo. Por otra parte, la existencia de la gran mayoría de los minerales raros “se atribuye a cambios biológicos en el medio ambiente terrestre cercano a la superficie”, explican Robert Hazen y Jesse Ausubel, autores del estudio, lo que indica su estrecha relación con la vida en la Tierra.

Por eso, creen que estos minerales escasos son clave para comprender la diversidad y disparidad de los ambientes terrestres, a menudo representan fenómenos extremos en la corteza terrestre, son valiosos para entender la Tierra como un sistema en evolución y aumentan las posibilidades de encontrar nuevas estructuras cristalinas y avanzar en la cristalografía.

Esta investigación forma parte del Observatorio del Carbono Profundo (DCO), un proyecto internacional sobre la cantidad, el movimiento, el origen y las formas del elemento químico carbono, base de la vida en la Tierra. Se cree que de las más de 1.500 especies minerales todavía desconocidas, unas 145 contienen carbono y el pasado diciembre el DCO planteó un concurso para encontrarlos antes de 2019. 

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