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"Ojalá algún día dejemos de ser una minoría en puestos de responsabilidad"

Jóvenes científicas apuestan por más mujeres en puestos de responsabilidad en España

ANTONIO GONZÁLEZ

María José Calderón, de 35 años, y Marta Multigner, de 39, constituyen dos ejemplos claros de los grandes esfuerzos que deben hacer las jóvenes científicas españolas para alcanzar un nivel de excelencia investigadora sin que su vida personal y familiar sufra las consecuencias.

Estas dos investigadoras del CSIC, que acaban de ser galardonadas con sendas bolsas de investigación L’Oreal-Unesco para científicas de menos de 40 años, de 20.000 euros cada una, son conscientes de que la situación de la mujer en la ciencia es mejor en España que en otros países. Sin embargo, creen que todavía queda margen para aumentar la presencia femenina en la ciencia española, sobre todo en los puestos de responsabilidad, donde la representación femenina apenas alcanza el 20%.

'Lo que se necesita', señala María José Calderón, 'es que las mujeres también tomen decisiones, aunque es cierto que en España hay muchas mujeres en la ciencia. Tengo la esperanza de que de aquí en adelante cambien las cosas y que cuando nosotras lleguemos a ser profesoras de investigación [máximo rango científico que se puede alcanzar en el CSIC], no seamos una minoría, como ocurre ahora'.

Marta Multigner afirma que, a pesar de que 'no es conveniente poner por encima a una mujer sin méritos', sí es cierto que 'a veces hay que crear políticas de discriminación positiva para que cambien las cosas, por ejemplo para que haya más mujeres en los tribunales de oposición'.'Pero todo ocurre porque las mujeres se han movido', remacha Calderón.

Estas dos doctoras en Físicas, que desempeñan su labor investigadora en el CSIC, en el ámbito de Ciencias de los Materiales, coinciden en no sentirse discriminadas por ser mujeres, pero reconocen que la maternidad –las dos tienen varios hijos pequeños– sí les ha supuesto un freno frente a sus compañeros varones. 'Al final, somos las que parimos, seamos científicas o no', explica Multigner, que reconoce que en su caso 'todo ha ido un poco más despacio' por la maternidad. 'Pero no tengo queja; lo asumo. Tengo tres hijos, quería tenerlos antes de hacerme muy mayor y he preferido cumplir con lo que mi biología me iba pidiendo, aunque tenga que seguir esperando por eso a tener plaza fija' explica la investigadora, que desarrolla biomateriales metálicos con propiedades antibacterianas.

En cuanto a Calderón, cuyo trabajo se centra en el magnetismo, ha tenido a sus dos hijos en el extranjero, mientras desarrollaba su carrera en Estados Unidos y Reino Unido, y considera que las mismas mujeres asumen, cuando quieren tener hijos, que es a costa de sacrificar el puesto que realmente quieren. 'Aquí sí hay una diferencia con los hombres; nos haría falta más comprensión', apostilla Multigner, que recuerda que no hace mucho, si te dabas de baja por maternidad, te quitaban la beca.

Calderón, por su parte, recuerda tuvo que seguir trabajando porque donde lo hacía 'ni siquiera existía el permiso de maternidad'.

Pero las investigadoras que además son madres se enfrentan a otros obstáculos, como la costumbre, tan española, de alargar la jornada laboral sin necesidad. 'Una vez tienes hijos, renuncias al tiempo de trabajo que antes regalabas y procuras que el tiempo que estás trabajando te cunda más', explica Multigner. En este sentido, Calderón denuncia algo que ella considera típico de España 'y que no pasa fuera. Como no te quedes en el trabajo durante horas y horas, parece que no has hecho nada y con eso hay que romper'.

Multigner coincide con su compañera en la necesidad de acabar con la costumbre de calentar la silla. 'En otros países –explica–, 'está mal visto que te quedes porque si a las seis de la tarde no tienes el trabajo hecho, la conclusión es obvia: eres ineficiente'.

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