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Un paraíso de plástico reciclado

Un equipo de arquitectos holandeses quiere crear una isla a partir de residuos. Recycled Island será un lugar de acogida para los refugiados climáticos

MARTA DEL AMO

En los tiempos de Cristóbal Colón o de Magallanes, añadir nuevos territorios a un mapa podía ser una actividad casi habitual. No obstante, la Tierra, tal como se conoce hoy en día, apenas ha variado en décadas. Esto puede estar a punto de cambiar por obra del estudio holandés de arquitectura WHIM, que planea atentar contra la estabilidad de los mapas del mundo. Como si de un chalet en la playa se tratara, el equipo del estudio se ha embarcado en la construcción de una nueva isla que se levantará a partir de los desechos plásticos que flotan en el mar. Bienvenidos a Recycled Island, la Isla Reciclada.

El propósito de esta titánica obra es doble: por un lado, pretende mejorar la salud del océano al retirar los plásticos que lo contaminan. Por otro, quiere dar a luz a un nuevo hábitat que será capaz de dar cobijo hasta a medio millón de personas, según los responsables del concepto.

Tendrá una extensión de 10.000 km

Aunque aún no se conoce la localización exacta, el proyecto sitúa la isla en el océano Pacífico, donde actualmente se estima que flotan hasta 44.000 toneladas de residuos plásticos. Respecto a su superficie , el proyecto calcula que la isla podría llegar a medir hasta 10.000 kilómetros cuadrados, una extensión parecida a la de la isla de Hawai (EEUU) y unas cinco veces la de Tenerife.

Aunque de momento este paraíso ecológico sólo existe sobre el papel, el responsable del proyecto, el arquitecto Ramon Knoester, espera que las obras de construcción arranquen 'en un plazo de dos años'. 'Queremos que dentro de los próximos cinco años la isla ya tenga un tamaño considerable', explica Knoester a Público.

A pesar de la precisión con la que WHIM describe cómo será la isla cuando esté terminada, la compañía no ofrece detalle alguno de cómo se construirá. De hecho, el estudio está atascado en el primer paso de la construcción de la isla: recopilar los plásticos del mar. 'Los residuos están esparcidos en un área muy grande y la mayor parte del plástico está fragmentada en trozos pequeños', lamenta Knoester. 'Aún no hemos encontrado la manera más adecuada para recolectar los desechos', añade.

Los responsables aún no saben cómo ejecutarán muchas fases del proyecto

Pero el equipo de Knoester no está solo. En enero de 2010, el estudio recibió una subvención de la Fundación de Arquitectura Holandesa por valor de 7.500 euros para financiar un estudio sobre la recogida de plásticos. 'Esta subvención se concedió para aumentar el conocimiento sobre la posible retirada de esta sopa de plástico del océano', precisa a este diario el portavoz de la fundación, Martijn Oskam. No obstante, al preguntar al beneficiario de la beca por los resultados de aquel estudio, Knoester simplemente alega que 'no se han publicado las conclusiones'.

Al igual que el equipo aún no sabe cómo cosechará los residuos plásticos del mar, tampoco ha logrado decidir cuál será el procedimiento para crear una base sólida sobre la que estructurar su particular edén. 'Aún tenemos que trabajar duro en el proyecto, cualquier sugerencia será bien recibida', asegura Knoester.

Lo que la empresa sí tiene claro es que dentro de la isla todo funcionará de forma sostenible. La luz del sol y la fuerza de las olas serán las únicas fuentes de energía, mientras que los abonos para la agricultura procederán de las deposiciones de los propios habitantes y del cultivo de algas marinas. Aunque, igual que otros aspectos del proyecto, los arquitectos de WHIM tampoco han decidido cómo lograrán instalar la arena necesaria para crear las zonas de baño y las áreas de cultivo que aparecen en los bocetos del proyecto.

Quiénes serán los habitantes de la isla es otra de las incógnitas de la utopía de WHIM. El proyecto asegura que Recycled Island podrá dar cobijo a aquellos que se vean obligados a abandonar sus hogares debido a los efectos del cambio climático. Sin embargo, Knoester asegura que el único requisito será que los habitantes 'sigan los principios del respeto al medio ambiente'.

En teoría, Recycled Island funcionará con energía limpia y agua de lluvia

La isla pretende ser un hábitat a caballo entre el mundo urbano y el rural. 'La gente podrá trabajar, comer, dormir e ir al cine, entre otras cosas', afirma el responsable del proyecto. 'Recycled Island será una nueva ciudad, por lo que debe ser construida incluyendo colegios y hospitales', asegura.

Para el aporte de agua dulce, Knoester deposita toda su confianza en la lluvia, aunque, como otros muchos aspectos del proyecto, 'aún no se ha profundizado demasiado en esta parte del plan', confiesa. 'Estamos trabajando paso a paso; cuando tengamos construido el prototipo todo irá mucho más deprisa', asegura Knoester.

A pesar de los vacíos sobre los que se está levantando el proyecto, los responsables ven la isla como una versión verde y moderna de la actual Venecia (Italia). Sus habitantes estarán en contacto permanente con el agua, que recorrerá Recycled Island a través de numerosos canales.

De momento, la isla cuenta con un montón de bocetos elaborados al detalle, ideas y buenas intenciones, pero poco de esto conseguirá levantar la obra. Los cimientos que busca la compañía están en la financiación, aunque los planes del proyecto aseguran que 'no se debe ver la isla como una inversión rentable en términos económicos', sino como una inversión ecológica.

A pesar de todas estas promesas, harán falta unos cuantos años para comprobar la solidez del proyecto de WHIM que, si consigue salir adelante, quizá obligue a actualizar los mapamundis.

'Plastiki'
Unas 12.500 botellas de plástico conforman la estructura de este velero de 18 metros. El ‘Plastiki’ fue construido por la organización Adventure Ecology, que preside David de Rothschild, heredero de la familia Rothschild, una de las más importantes de la historia británica.

De Rothschild ha capitaneado este navío que el pasado 26 de julio completó una travesía de unos 15.000 kilómetros por el océano Pacífico. La ruta del ‘Plastiki’ emuló el mítico viaje que realizó el explorador noruego Thor Heyerdahl en 1947, desde Perú hasta el archipiélago de Tuamotu en la Polinesia Francesa. Heyerdahl navegó a bordo de la ‘Kon-Tiki’, la embarcación que también ha prestado su nombre a la ‘Plastiki’.

No obstante, el viaje de De Rothschild fue algo más largo, ya que la travesía partió desde San Francisco (EEUU) para alcanzar la costa peruana. Los objetivos de la expedición fueron transmitir los valores de la ecología y aumentar la conciencia sobre los problemas medioambientales y sociales.

Spiral Island
El intento más parecido a Recycled Island lo llevó a cabo el ecologista británico Richard Sowa cuando en 1998 levantó una isla gracias a un soporte flotante creado a partir de más de 250.000 botellas de plástico desechadas. Spiral Island, que se localizaba frente a la costa de Puerto Aventuras, en México, podía haber formado parte de los mapas hasta que el huracán ‘Emily’ la destruyó en 2005.

Sowa construyó una plataforma de bambú de unos 320 metros cuadrados sobre la que depositó arena y vegetación, y en ella edificó su propio hogar.

La pérdida de este particular paraíso no mermó el entusiasmo de Sowa que, actualmente, trabaja en una nueva versión, la Spiral Island II. Para levantar la isla, el ecologista británico pide ayuda en forma de donaciones voluntarias. Sowa espera obtener fondos incluso de la divulgación de su idea, ya que exige una tasa a los medios de comunicación que deseen informar sobre los detalles de su proyecto, algo que sin duda limitará la difusión de su original iniciativa.

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