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Un plan urgente intentará evitar la extinción del urogallo

La subespecie cantábrica, en la peor situación de su historia, se reduce a menos de 500 ejemplares

MANUEL ANSEDE

El urogallo cantábrico se ha convertido en el candidato número uno para extinguirse en la península Ibérica. Sin atreverse a aportar una cifra de la población actual de la gallinácea, los responsables de su gestión en las cuatro comunidades en las que sobrevive, reunidos ayer en Madrid, dibujaron un panorama espeluznante. Su última esperanza, tras décadas de olvido por parte de las administraciones públicas, es un plan de salvamento presentado ayer en Madrid y valorado en siete millones de euros, que equipara los esfuerzos por salvar al urogallo con los que se están asumiendo con el lince ibérico.

'En Cantabria la situación es francamente preocupante y penosa. Los contamos con los dedos de una mano', lamentó ayer la directora general de Biodiversidad del Gobierno de Cantabria, María Eugenia Calvo. En su comunidad, dijo, no se detectan hembras con pollos desde 1998.

El director general de Biodiversidad y Paisaje del Principado de Asturias, José Félix García Gaona, por su parte, aseguró que la situación en su comunidad es 'descorazonadora'. En 2009, la supervivencia de los urogallos juveniles fue cero. Y en 2010 temen que el desastre se repita. En Asturias, sólo el 8,5% de los cantaderos, los lugares comunales donde los machos copulan con las gallinas y que se utilizan para elaborar los censos de la especie, están ocupados.

El director general de Conservación de la Naturaleza de la Xunta de Galicia, Ricardo García-Borregón, admitió que la especie está 'casi extinguida' en su comunidad, tras 'años de declive alarmante'. Y su homólogo en Castilla y León, José Ángel Arranz, reconoció que 'se han perdido cantaderos históricos' en la zona palentina y los Ancares leoneses, tradicionalmente núcleos de resistencia de la especie. Y lo peor, según subrayó Arranz, ni siquiera es la situación al borde del abismo del urogallo, sino la ignorancia que rodea a la especie. 'Todavía no sabemos si tenemos claro todas las causas del declive', confesó.

Los cuatro políticos, responsables en último extremo de la situación agónica del urogallo, presentaron en el Ministerio de Medio Ambiente el Programa de acciones urgentes para la conservación del urogallo y su hábitat en la cordillera Cantábrica, cofinanciado al 50% por la UE a través de los fondos LIFE+, los mismos que pagan el plan de salvamento del lince. El programa intentará recuperar los bosques montanos en los que vive la especie, hoy arañados por centenares de pistas forestales. Los cantaderos, antaño impenetrables, son hoy fácilmente accesibles con un todoterreno. Además, el plan busca implicar a la población en la conservación del urogallo, un objetivo ya logrado en la región con el oso pardo.

Felipe González, portavoz de la organización ecologista SEO/Birdlife, que también participará en el programa, tampoco se atreve a cifrar la población actual de urogallos cantábricos. En el primer censo de la especie, elaborado en 1981, se habló de 2.000 ejemplares como mucho. En el último, de 2005, la población cayó hasta los 500 individuos. Hoy, González sólo se atreve a aventurar que quedan 'muchos menos'. 'Es el vertebrado más amenazado de extinción de la Península', opina.

El ecologista fue ayer mucho más autocrítico que sus compañeros de programa. 'No ha habido un consenso entre la comunidad científica, las ONG y los gobiernos sobre las medidas a tomar. El grupo de trabajo para la conservación del urogallo [que convoca el ministerio desde finales de la década de 1990] ha estado perdiendo el tiempo durante más de 10 años', asegura.

El programa, que coordinará la Fundación Biodiversidad y que también estará financiado por la Fundación Iberdrola, se ejecutará entre octubre de 2010 y septiembre de 2014.

La última esperanza del urogallo cantábrico está oculta en el Parque Natural de Redes, en el sureste de Asturias. Allí se esconde, alejado de los humanos, el centro de cría en cautividad de la especie, la guardería donde los científicos intentan que los urogallos procreen para, en un futuro, poder repoblar los bosques cantábricos con ejemplares nacidos entre rejas. El centro, inaugurado en 2009, consiguió sacar adelante dos ejemplares, un macho y una hembra, en su primer año de funcionamiento. La pareja, todavía demasiado joven, dio lugar a 10 huevos, pero ninguno ha dado fruto. El director general de Biodiversidad y Paisaje del Principado de Asturias, José Félix García Gaona, es franco: “Ya advertimos en su momento que iba a ser muy difícil”. Su objetivo es “producir entre 50 y 60 animales cada año a partir de 2014” a partir de una decena de hembras reproductoras. Los pollos podrán ser liberados entonces, si el plan de salvamento anunciado ayer consigue recuperar el destrozado hábitat de la especie. A este ritmo de declive, podría ser el último cartucho.

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