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Plegarias al cielo para frenar la sequía

Un estudio documenta el clima en España entre 1506 y 1900

JACOB PETRUS

Los métodos que utiliza la ciencia para conocer cómo era el clima de España en el pasado son extremadamente variopintos. No basta con observar el aspecto de los anillos de los árboles, o estudiar los sedimentos de los ríos. Ahora, también hay que prestar atención a las ceremonias religiosas.

Un equipo de investigadores españoles acaba de publicar un estudio en la revista Global and Planetary Change en el que tratan de definir cómo fue el clima en España entre 1506 y 1900.

Los científicos han utilizado documentos de la Catedral de Toledo y de los Archivos Municipales de la ciudad.Han llegado a la conclusión de que en ese período se multiplicaron las rogativas, las oraciones que pedían por el remedio a una grave necesidad, y que en repetidas ocasiones han sido relacionadas con la meteorología.

'Este tipo de ceremonias tenían un coste económico elevado, de forma que sólo se celebraban en momentos realmente difíciles', explica Juan I. Santisteban, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad Complutense de Madrid. Así, en este tiempo aparecen las rogativas pro pluvia, las que pedían la llegada de lluvias; las rogativas pro serenitate, que son las que solicitaban la calma después de un período revuelto y, por último, también se realizaban las misas de agradecimiento, cuando se celebraba el final del fenómeno meteorológico que motivó la rogativa.

Dentro de las rogativas había diversos niveles de intensidad: desde la celebración de una sencilla misa, hasta sacar el santo de la iglesia, realizar una procesión o bien llevar la imagen fuera de los límites de la ciudad. Incluso, en Barcelona, señala Santisteban, 'se tiraba a la figura al agua desde el puerto, una costumbre que se prohibió al cabo de los años, puesto que las figuras resultaban muy dañadas'.

En los 396 años que abarca el estudio, los científicos han constatado la realización de 341 rogativas pro pluvia, 36 pro serenitate y 94 misas de agradecimiento.

El mayor número de ceremonias que pedían lluvia se justifican en las propiedades del clima de España, donde predominan los períodos de sequía sobre los períodos de lluvias continuadas. En general, las precipitaciones dañinas en la península Ibérica son de carácter torrencial, de forma que la rogativa, en caso de producirse, llegaba a destiempo.

Los resultados del estudio muestran dos períodos con una mayor frecuencia de sequías: entre los años 1600 y 1675, y entre el 1711 y el 1775. Este intervalo de tiempo coincide con la Pequeña Edad de Hielo, un período de temperaturas mucho más bajas que las actuales, que afectó a toda Europa desde el siglo XIV hasta mediados del XIX.

En España, este fenómeno se tradujo en una fuerte variabilidad climática, es decir, en cambios muy bruscos de temperatura, en los que se pasaba de un frío intenso a un calor agobiante, así como de fuertes lluvias a períodos de pertinaz sequía. Por ejemplo, el río Ebro se congeló siete veces entre 1509 y 1789.

Es difícil saber si las sequías de entonces eran similares a las que se producen en nuestro tiempo.

La sequía en la agricultura, que necesita de agua en determinados momentos del año, no es la misma que la sequía hídrica, donde el consumo de agua es la circunstancia más afectada. Por eso, Santisteban remarca que la celebración de una rogativa pro pluvia en verano 'significaba que no había agua ni para beber'.

Otra conclusión llamativa de este peculiar estudio es que existe paralelismo en las sequías de las provincias de Madrid y de Ciudad Real, pero no entre las de otras zonas de España. La heterogeneidad en las precipitaciones que caen sobre nuestro país es un patrón que todavía sufrimos en la actualidad.

Los estudios que analizan la climatología histórica de España se engloban en el Proyecto Millenium de la Unión Europea, formado por un consorcio de 39 universidades e institutos científicos de Europa que intentará responder a la pregunta de si la variabilidad del clima en el último milenio es tan amplia como la que se está registrando desde inicios del siglo XX.

 

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