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El presidente de BP reconoce que no ha pasado por su mente dimitir

Asegura que la tapa de contención está desviando 10.000 barriles de crudo al día hacia la superficie.

PÚBLICO.ES/ REUTERS

El presidente ejecutivo de BP, Tony Hayward, dijo que no ha pensado en renunciar por el enorme derrame de crudo en el Golfo de México , que ha provocado la indignación pública y política sobre la petrolera, responsable de la catástrofe .

'No ha pasado por mi mente. Claramente ha pasado por la mente de otras personas, pero no por la mía', dijo Hayward al diario Sunday Telegraph en una entrevista , añadiendo que comprendía la frustración por el tiempo que está llevando cerrar definitivamente el pozo: 'Creo que la reacción es totalmente comprensible cuando ocurre algo de esta magnitud. Yo también estoy enfadado y frustrado', afirmó.

Hayward dijo además en una entrevista con la BBC que la tapa de contención puesta sobre el pozo dañado está capturando una gran parte del crudo y que espera que 'la vasta mayoría' esté pronto bajo control.

'La tapa de contención está desviando cerca de 10.000 barriles de petróleo por día, que está siendo procesado en la superficie', dijo el presidente de BP, quien no supo precisar el porcentaje que esa cantidad representa respecto al total de la filtración:  'En este momento es difícil decirlo, pero esperaríamos que sea la mayoría, probablemente la vasta mayoría del petróleo'.

En total, Hayward dijo que habían recolectado 6.077 barriles (966.000 litros) de crudo desde el pozo el viernes, el primer día en que la nueva estructura entró en operaciones.

La tasa máxima de captura del pequeño aparato de contención se estimó en 15.000 barriles por día, dijo el almirante de la Guardia Costera Thad Allen, quien lidera los esfuerzos federales contra el derrame.

Se espera que el impacto sobre el medioambiente y sus implicaciones para la política energética y las normativas del sector domine los programas de debate en la televisión de Estados Unidos. Allen realizará al menos cuatro apariciones en televisión. El Gobierno de Obama ha postergado los planes para aumentar la exploración petrolera frente a las costas como resultado del derrame.

El petróleo comenzó a filtrarse desde el pozo después de que ocurrió una explosión el 20 de abril en una plataforma de perforación en la que murieron 11 trabajadores. Científicos del Gobierno de Estados Unidos estiman que entre 12.000 y 19.000 barriles de crudo al día han estado fluyendo hacia el Golfo de México desde entonces.

La compañía enfrenta una investigación criminal, demanda, una decreciente confianza de los inversores y cada vez más preguntas sobre su valor crediticio. El precio de sus acciones ha perdido cerca de un tercio de su valor desde el comienzo de la crisis.

Según afirmó BP, la empresa lleva gastados 1.000 millones de dólares en el derrame y ha prometido pagar todos los reclamos legítimos de quienes hayan sido dañados por el desastre. Ha postergado una decisión sobre si suspenderá el pago de sus dividendos trimestrales, a pesar de la presión política en Estados Unidos para que lo haga.

Después de contaminar los pantanos que sirven como refugios a la vida salvaje en Luisiana y las islas frente a las costas de Misisipi y Alabama, la marea negra de crudo se dirige a las famosas playas blancas de Florida, cuya economía depende fuertemente del turismo.

Un tercio de las aguas federales del Golfo de México, unos 202.582 kilómetros cuadrados, permanecen cerrados a la pesca y está aumentando la cifra de aves y animales marinos muertos o heridos, incluidos tortugas y delfines.

'BP no lo puede detener, no creo que la Armada o el Ejército pueda detenerlo', dijo Michael Penzone, un empresario en Pensacola, Florida.

Enfrentando una de sus mayores pruebas políticas, el presidente Barack Obama utilizó su discurso semanal del sábado para responder a las quejas sobre que el Gobierno no ha sido lo suficientemente agresivo en su respuesta a la crisis y a que se ha mostrado muy lejano.

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