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¡Quién pudiera llorar con sus ojos!

Entrevista a Joan Guinovart, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España

JAVIER YANES

¿Es tan crítica la situación de la ciencia en EEUU?

¡Quién pudiera llorar con sus ojos! Ahora están un poquito peor, pero no despreciemos al monstruo. Se habla de recortes en los fondos públicos, pero allí hay una inmensa cantidad de financiación procedente de manos privadas. No hay que preocuparse por ellos, además, este bache no nos perjudica.

En la base del sistema está la enseñanza de la ciencia. ¿Les afectará el aumento del creacionismo?

Se pueden permitir el lujo de malformar a sus estudiantes, porque aún pueden atraer los mejores preparados del extranjero. Es en esta atracción de talento en lo que debemos aspirar a competir con ellos.

¿Está nuestro sistema educativo en condiciones de afrontar ese reto?

Ésa es una asignatura pendiente, pero trabajamos en ello. Desde la COSCE, lanzaremos este año una iniciativa llamada Enciendes, destinada a fomentar el interés por la ciencia en los alumnos de primaria y secundaria. Es una iniciativa que incluirá materiales, conferencias y otras acciones, y contaremos con la implicación de los profesionales para implicar a la sociedad.

¿Tienen voz los científicos españoles en la política?

El día siguiente a las anteriores elecciones generales, el 15 de marzo de 2004, se eligió la primera junta de la COSCE. Agrupa, a través de sus sociedades respectivas, a 30.000 científicos, una gran mayoría de los profesionales de la ciencia en España. Esto ha supuesto un enorme cambio en la manera en que los científicos se hacen oír en España, como nunca antes y con una sola voz. Desde entonces hemos lanzado acciones como CRECE (Comisiones de Reflexión y Estudio de la Ciencia en España), en junio de 2005, con un informe de 60 expertos con peticiones de la ciencia a la sociedad, que se actualizó dos años después.

¿Los políticos escuchan?

Algunas de nuestras solicitudes se han puesto en marcha y otras no. Pero implicamos a los diputados. Hemos avanzado en fondos dedicados a I+D, y cada año elaboramos un estudio en el que auditamos los presupuestos
generales del Estado.

¿En qué llevamos retraso?

Estamos tratando de impulsar una Agencia ministerial de Evaluación y Financiación de la Investigación para que gestione esta materia. En cuanto al CSIC, hay una tímida reforma, pero todavía estamos a la expectativa respecto a los cambios. En general la legislatura que se cierra ha sido favorable; vamos en la dirección correcta, aunque de forma incompleta y un poco lenta.

¿Cómo nos sitúa esto en el panorama internacional?

Estamos reaccionando muy bien, pero el problema sigue siendo esa velocidad de reacción. Seguimos ensimismados, fijándonos en Europa y EEUU, pero a veces no nos damos cuenta de que los países asiáticos vienen detrás pisando muy fuerte, y es importante no perder el ritmo. Por ejemplo, China es hoy un gran generador de conocimiento, con tres millones de doctores formados en el extranjero. Singapur se lleva a grandes figuras europeas.

Nuestra esperanza está en los jóvenes, que están triunfando en la competición abierta con científicos europeos. Y curiosamente, la mayoría no ha sido desde las principales instituciones, como el CSIC, sino desde centros especiales, como el ICREA catalán o el CNIO de Madrid.

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