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"Siempre habrá gente que no pague por contenidos"

El vicepresidente de Napster Europa explica cómo ha evolucionado este servicio

BLANCA SALVATIERRA

Han pasado diez años desde que Napster, el que fuera el programa de intercambio de archivos por la Red más popular del mundo, recibió la mayor demanda de la industria discográfica contra una herramienta de este tipo. Le costó la bancarrota y casi 25 millones de euros en 2001, pero hoy la situación ha cambiado y los enemigos de entonces se han convertido en aliados. 'Tenemos el servicio más completo en cuanto a acuerdos con discográficas', explica el vicepresidente de Napster Europa, Thorsten Schliesche, que acudió recientemente al evento Fam 09 en Madrid para participar en un debate sobre el futuro de la música.

Schliesche, que empezó a trabajar en Napster en 2005, no vivió la época de mayor éxito y, a la vez, mayores problemas de la compañía. Quizás por ello prefiere centrarse en el presente y el futuro: 'El servicio ha cambiado por completo y de aquella época sólo se conserva el nombre', explica, a la vez que detalla las dificultades para que los usuarios cambien la percepción del antiguo Napster, aquel que permitía descargar todo tipo de música de forma gratuita, por el nuevo y comercial Napster, en el que es necesario pagar una cuota para disfrutar del servicio completo. 'Ahora somos legales y tenemos un modelo de negocio mediante suscripción', detalla. Schliesche cree que es 'muy importante' que la gente pueda ver cómo es Napster hoy y, por eso, la compañía permite probarlo hasta un mes gratis.

'El servicio ha cambiado por completo y sólo se conserva el nombre'

Napster tiene ocho millones de canciones (el equivalente a más de medio millón de discos) y, según asegura su vicepresidente, es uno de los cinco programas más utilizados de venta de música en Europa, aunque la compañía no da las cifras. Schliesche cree que su 'mayor competidor' son las descargas gratuitas. 'Para nosotros, es más importante conseguir, por ejemplo, un 10% de nuevos clientes que proceden de ese mundo que quitarle un 10% de clientes a iTunes'. Los servicios añadidos se plantean, según Schliesche, imprescindibles para que los usuarios elijan pagar por su servicio en lugar de utilizar eMule o BitTorrent. 'Hay que elaborar canales específicos, temáticos, recomendaciones, listas... Además, si no te gusta una canción, no has pagado por ella, sino por un servicio completo', explica.

Algunos apuntan exclusivamente a Napster como el responsable de la revolución de las descargas gratuitas. Otros consideran que fue sólo un detonante y que la actual situación hubiera llegado de todas formas, fruto de un cambio imparable en los modelos de negocio. Schliesche cree que 'jamás' se podrá acabar con este fenómeno, aunque también sostiene que es posible reducir el número de personas que lo usan. 'Siempre habrá entre un 5% y un 10% de usuarios de Internet que nunca va a pagar por contenidos, por mucho que innovemos', detalla.

'Hace años, las discográficas pedían millones a la gente que descargaba'

En cuanto a las políticas para frenar el P2P, Schliesche defiende medidas basadas en 'niveles de advertencia', más proporcionadas, en su opinión, que las empleadas por la industria en ocasiones: 'Hace tiempo, las discográficas pretendían pedir millones de euros a los que descargaban canciones'. También hay que promocionar alternativas, añade. Una de las que suena con más fuerza es el streaming, tecnología que permite acceder a los archivos sin guardarlos en el disco duro. Schliesche defiende que las descargas perdurarán como algo secundario. 'El oyente se está dando cuenta de que es más importante escuchar su música cuando y donde quiera que poseer ese archivo'.

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