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El supercontinente que se devoró a sí mismo

Investigadores explican cómo se rompió Pangea y aparecieron los continentes

DANIEL MEDIAVILLA

Aunque pueda parecerlo, los continentes no tienen nada de estáticos. Hace ya casi un siglo, Alfred Wegener planteó que se desplazaban y, a finales de los años sesenta del siglo pasado, la elaboración del concepto de la tectónica de placas acabó el dibujo de una Tierra muy viva.

A Wegener se le ocurrió su idea al observar las costas de África y Suramérica. Su complementariedad indicaba que algún día formaron parte de un mismo continente.Los geólogos han logrado explicar cómo se pudo llegar a formar Pangea, el último supercontinente que aglutinó en un solo bloque la mayoría de las masas terrestres del planeta. Sin embargo, aún quedan muchas dudas sobre los mecanismos que provocaron la ruptura de Pangea que condujo a la actual distribución continental.

Un grupo internacional de investigadores, dirigidos por el geólogo de la Universidad de Salamanca Gabriel Gutiérrez-Alonso, ha publicado recientemente un artículo en Nature Geoscience que trata de ofrecer una explicación a este misterio. Según ellos, Pangea habría sufrido un fenómeno de autosubducción. De alguna manera se habría devorado a sí mismo, provocando su propia ruptura.

Hoy, la litosfera terrestre está dividida en unas 20 placas que interactúan entre ellas. Cuando dos placas se encuentran, en un proceso conocido como subducción, una de ellas se desliza por debajo de la otra. Así llegan a hilvanarse unas con otras hasta formar una sola, como sucedió en tiempos de Pangea, hace unos 300 millones de años.

En el caso del supercontinente, el punto necesario para romper su aparente estabilidad apareció en el Mar de Paleo-Tetis, una especie de mordisco de agua en la gran masa terrestre de Pangea. La teoría del equipo de Gutiérrez-Alonso dice que, en un momento dado, el sur del continente comenzó a desplazarse hacia el norte, haciendo el océano cada vez más pequeño.

“Es como si tienes un círculo de papel y le haces un corte como un radio. Entonces, a partir de ese radio, intentas hacer el círculo cada vez más pequeño, metiendo parte del círculo de papel por debajo de sí mismo”, ejemplifica el investigador de la Universidad de Salamanca. Así, la parte interior del continente se habría elevado, como un gorro chino, para formar el arco ibero-armoricano, una zona montañosa que abarcaba un espacio entre Turquía y España. Entretanto, “la parte externa se habría estirado hasta el punto de llegar a romperse en varias placas”, concluye Gutiérrez-Alonso.

El océano comenzó a colarse entre los intersticios, y los continentes volvieron a separarse. Hasta dentro de unos millones de años, en que pueden volverse a unir.

Litosfera flotante
Según la teoría de tectónica de placas, la capa rígida más externa de la Tierra, la litosfera, viaja sobre la astenosfera, más caliente y maleable. La litosfera tiene entre 100 y 150 kilómetros de espesor y está dividida en unos 20 fragmentos, que se mueven a menos de 10 centímetros por año.

Relaciones turbulentas
Cuando se mueven, las placas se friccionan y producen terremotos. Estas relaciones pueden generar cadenas montañosas en las zonas donde las placas se unen y océanos donde se separan. 

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