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La técnica 'sado-maso' de los machos araña para no morir asesinados por las hembras tras la cópula

El canibalismo sexual es frecuente en varias especies de arácnidos. Para evitar ser engullidos, los machos de 'Psaurina mira' inmovilizan a la hembra con hilos de seda.

El macho envuelve a la hembra con hilos de seda para evitar ser devorado durante o después de la cópula. / Alissa G. Anderson et al.

AGENCIA SINC

Posiblemente por su mayor tamaño, para permitir la supervivencia de la prole o por requisitos de su dieta, las hembras de arañas, escorpiones y mantis religiosas, entre otros artrópodos, asesinan a los machos con los que se reproducen. Aunque los científicos tratan aún de entender las razones de este canibalismo sexual, algunos machos han desarrollado estrategias para no morir en el intento. Es el caso de los machos de araña vivero (Pisaurina mira).

Según indica un estudio publicado en Biology Letters, el canibalismo sexual en esta especie no se había constatado por la evolución de los machos. Sus patas se han vuelto más largas que las de las hembras para poder envolverlas con hilos de seda antes o durante la cópula. Así evitan convertirse en el menú de sus compañeras.

El experimento, realizado por científicas de la School of Biological Sciences de la Universidad de Nebraska (EEUU), demuestra que los machos esperan hasta que las hembras están ocupadas o distraídas para embestirlas y rápidamente envolverlas en seda de araña. Al quedar paralizadas, los machos tienen mayor posibilidad de reproducirse sin ser agredidos por las hembras.

Para evitar convertirse en el menú de sus compañeras, las patas de los machos se han vuelto más largas para poder envolver a las hembras

Alissa G. Anderson, autora principal del trabajo, y Eileen A. Hebets, de la misma universidad, quisieron comprobar qué pasaría si los machos fueran incapaces de usar el hilo de araña como método defensivo.

Para ello, las investigadoras bloquearon con silicona dental –usada habitualmente para la impresión de modelos dentales– la glándula que produce la seda de 16 machos y los dejaron actuar con normalidad ante las hembras.

Cuando estos quisieron copular, las hembras los atacaron y terminaron matándolos y devorándolos, mientras que los que no tenían su glándula bloqueada sobrevivieron más frecuentemente. Pero sin duda, los resultados del trabajo confirman la importancia del tamaño corporal en esta arriesgada reproducción.

Los machos tienden a copular más a menudo y a ser menos veces canibalizados cuando sus patas son más largas que las de sus compañeras”, recalcan las autoras. Esta estrategia aporta un claro beneficio a los machos, pero aún está por determinar de qué manera favorece también a las hembras.

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