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Las emociones virtuales cumplen 25 años

BLANCA SALVATIERRA

Hoy se cumple un cuarto de siglo desde que Scott Fahlman, un profesor de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (EEUU), decidió unir dos puntos, un guión y un paréntesis para indicar que el tema que estaba tratando se trataba de una broma. Así formó una cara sonriente, aunque de lado: “:-)”.

Esta sencilla secuencia de códigos ASCII se convertiría con los años en uno de los iconos más populares de la Red, y a ella le seguirían todo tipo de caracteres que imitan expresiones faciales. Su función es resumir en tres signos un estado de ánimo que de otra forma necesitaría multitud de palabras.

En Japón, tienen su propia versión de los emoticonos. Conocidos como kaoani, no se interpretan con un giro de la cabeza, como en Occidente, sino de frente: “*_*”.

Se calcula que existen más de 2.000 emoticonos realizados con código ASCII. Han evolucionado hasta tener sus propios diseños en tres dimensiones y ya no sólo retratan las emociones más básicas, sino que representan todo tipo de actitudes.

De hecho, los programas de mensajería instantánea compiten por incluir el mayor número de emoticonos. Su autor reconoce que quizás hayan contribuido a degradar la comunicación escrita, pero hoy nadie duda de su influencia.

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