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Los grecolatinos serán siempre modernos

El Festival de Mérida comienza el sábado con una mirada contemporánea a los clásicos en el espacio del anfiteatro

PAULA CORROTO

Más esencia grecolatina, nuevos espacios escénicos y una mirada más vanguardista. Estos son los tres pilares sobre los que Francisco Suárez, director del Festival de Teatro Clásico de Mérida desde noviembre de 2007, quiere sostener el futuro de un evento que cada año reúne a cerca de 70.000 espectadores. Renovarse o morir. Esa es la consigna. Y si puede ser dando un triple salto mortal, mejor.

La primera voltereta llega con la apertura del anfiteatro, un espacio en desuso desde hace unos años. Allí, además, según comenta Suárez a Público, 'se representarán textos clásicos, pero con una mirada moderna, porque precisamente esto es lo que siempre te permiten estos textos'.

Entre los elegidos para esta 54 edición que empieza el sábado están Ayax, de Sófocles, dirigido por el griego Theodoros Terzopoulos, Electra, también de Sófocles en la versión del rumano Mihau Maniutiu, La Troiane, basada en la obra de Eurípides, a cargo de Analiza Bianco y Virginio Liberti, y Timon de Atenas, de Shakespeare, en manos del portugués Joaquim Benite, que acude por primera vez a Mérida.

'Los problemas actuales están mejor tratados por textos de otra época que por la nuestra. Por ejemplo, Shakespeare habla como pocos del problema de la conciencia, y esto es algo bastante de hoy', sostiene precisamente Benite a este periódico en conversación telefónica desde el Teatro Almada (Lisboa, Portugal).

El lumpen ateniense

Esa es la razón por la cual este director, junto a Francisco Sena, encargado de la versión, han trasladado el texto shakesperiano al año 1973, en plena crisis del petróleo. 'Es una equivalencia con el oro del que habla Shakespeare, y también entronca con nuestros días', señala Benite. La obra es además un reflejo del lumpen ateniense, un calco de la clase proletaria actual, de los problemas económicos, y por ende, del poder del dinero, desencadenante de uno de los grandes males contemporáneos: la hipocresía social.

'Shakespeare ofrece siempre una gran reflexión sobre la condición humana y él siempre puso una gran atención a eso tan actual de decir una cosa y hacer otra muy distinta', comenta el director, que también le ha dado una pátina vanguardista a la puesta en escena: minimalismo total. 'Las cosas que no son necesarias no han entrado', resume.

Pero este montaje no pretende ser solamente un envoltorio de modernidad. El propio Benite es poco amigo de hablar de la vanguardia: 'El teatro moderno es principalmente aquel que te hace pensar. No sólo tiene que llegar de forma emocional, sino también por el razonamiento'.

Aparte de esta mirada contemporánea, también se representarán clásicos tratados en esencia como Las Troyanas, dirigido Mario Gas, Miles Gloriosus, a cargo de Juan José Afonso y Edipo Rey, en manos de Jorge Lavelli.

En esta edición, que conmemora la Medea que representó Margarita Xirgú en 1933, habrá muchas menos obras que en las ediciones precedentes. 'La intención es que duren más días y puedan verlas más personas', explica Francisco Suárez. Apúntenselas en la agenda.

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