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"Estoy muy arrepentido de haber pensado en matar..."

 ...Y no es a Garci. Alfredo Landa peina las canas que le quedan a sus 75 años y habla a calzón quitado de su medio siglo de trabajo: el actorpresenta su biografía 'Alfredo El Grande' (Aguilar)

MARTA SUÁREZ

...Y no es a Garci. Alfredo Landa peina las canas que le quedan a sus 75 años y habla a calzón quitado de su medio siglo de trabajo. Su trato exquisito en la entrevista le hace parecer un abuelo bonachón hasta que avisa: 'Soy un cascarrabias, pero sin mala leche'. Un pronto que sale al final, cuando en la sesión de fotos advierte: 'Ésta es la última'.

'Lo pasé muy bien persiguiendo suecas en los 60: era la envidia del 99% de los españoles', asegura el único actor que ha dado nombre a un género, el landismo. 'Reflejé una época, encarné al macho ibérico', reivindica con orgullo.

Alfredo Landa está feliz. Con 136 películas a sus espaldas explica que todas ellas le han servido para algo. 'Yo sé que hay unas peores que otras, pero de las malas he aprendido tanto a hacer lo que no debía, que las buenas han sido producto de ellas. He intentado hacer las cosas bien'.

Pero, como relata el escritor Marcos Ordóñez en la biografía Alfredo el Grande (Aguilar), esos años también tuvieron sus sombras. Tuvo sus más y sus menos con sus compañeros, aunque el verdadero 'pajarraco' que se cruzó en su camino fue el productor José Luis Dibildos. Con él firmó un contrato sin comprobar que su 'amigo' le estaba atando durante tres años. Y como no tenía forma de romper el documento, no se le ocurrió otra cosa que plantearse matarle.

'Estoy muy arrepentido de haber pensado en matar', confiesa.

 

¿Y qué solución encontró? Le llamó y le dijo: 'Seguiré con tu contrato, ¡pero te voy a pegar una hostia que te voy a arrancar la cabeza! Y de las 40 tomas que haga de cada plano, tú dirás que sí a la 40, pero será mala'. El productor aceptó reducir el contrato a año y medio. 'Y a partir de ahí todo normal, porque yo soy un señor normal. Al cabo de los años he ido a cenar con él un arroz a banda', relata.

Con Garci, en cambio, el asunto nunca llegó a mayores y el actor reflexionó dos años después de terminar de rodar. Decidió llamarle y pedirle perdón. 'Estoy muy satisfecho y orgulloso de haberlo hecho'.

Retirado hace dos años, su salud preocupó cuando recogió el Goya por toda su carrera sin conseguir articular palabra. Sabía de memoria qué iba a decir. No se puso nervioso. Pero se bloqueó totalmente. 'Fue el peor día de mi vida... me sentí pirao perdido. Al día siguiente me llevaron al neurólogo, que me hizo todas las pruebas y me explicó que todo estaba bien y que había sido un choque emocional', concluye.

 

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