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Gigantes con pies de barro

Los hermanos Gallagher cubren expediente en Madrid

CARLOS BARREIRO

Oasis presenta la solicitud para entrar al museo de leyendas vivientes del rock, donde están los grupos cuya música forma parte de la memoria colectiva de varias generaciones y que realizan giras gigantescas. Pero han tomado como modelo a los artistas acomodados, a los que actúan con actitud funcionarial y que tocan sus clásicos con desidia.

Repertorio con todas sus grandes canciones y puesta en escena discreta. Juegos de luces efectivos y unas modernas pantallas detrás del escenario, aunque proyectando imágenes en tono sepia, con mucho grano y motivos psicodélicos.

Evidenciando ese gusto por lo retro, tanto en lo musical como en lo estético, que une a los hermanos Gallagher. Por si quedaba alguna duda, al final del concierto hicieron una versión de I am the walrus, fundida con Helter skelter, de The Beatles.

La banda, salvo el malabarista batería Chris Sharrock, en un discreto segundo plano, dejando el protagonismo a Liam. El pequeño de los hermanos sigue dando una carne especial a las canciones con su voz. Incluso en temas sin encanto como I’m outta time transmite una energía que pocos vocalistas tienen.

Parte de su fuerza le hubiera venido bien al resto de músicos en dos de los grandes momentos de euforia colectiva, Wonderwall y Don’t look back in anger, interpretadas ambas en un formato semiacústico anémico y sin pegada.

La siguiente cita de Oasis en España, el próximo mes de julio, en el Festival Internacional de Benicàssim.

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