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"A los artistas les va bien si le dan la mano al poder"

Santiago Sierra. Artista. Presenta en el museo MARCO de Vigo una instalación sobre la explotación obrera y el control del sistema capitalista

NATALIA PONCELA

Evita las fotografías. Sus razones tendrá. Prefiere que el foco esté en el trabajo, no en el mito. Plantea cuestiones al espectador que precisan de toda su atención: ¿qué capacidad puede tener el arte para ofrecer una mirada crítica de la sociedad que cuestiona? El nuevo proyecto que Santiago Sierra (Madrid, 1966) propone, desde el MARCO de Vigo, incide nuevamente en estas cuestiones, marcando su diana sobre el capitalismo, el trabajo y la explotación laboral.

Bajo el título de Instalación de 54 tetrápodos de cemento para escollera y un epílogo sobre la sensibilidad policial y obrera, Santiago Sierra marca distintos tempos para el espectador. El primero de ellos (desde ayer y hasta mañana) hace que, desde el primer piso, el espectador supervise y vigile aquello que está sucediendo en la planta baja: la colocación por parte de unos operarios (desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche) de medio centenar de tetrápodos de cemento (esos elementos que encajados forman fuertes barreras de contención de las aguas en las escolleras), en las salas de MARCO, un antiguo edificio de los Juzgados y Cárcel de Vigo (y museo desde hace cinco años).

Desde el 1 de Mayo, Día Internacional del Trabajo, y hasta finales de septiembre podrá visitarse esta muestra. Ahí entra el segundo tiempo que enlaza con un epílogo: cesión del espacio expositivo a la colaboración con la Policía Nacional, en el que se cede el salón de actos para que en él se hagan públicos los decomisos incautados “desde armas a ropa falsa, desde drogas a documentos falsificados”, explica Sierra.

Este año la programación del MARCO ha dado un interesante giro expositivo dejando a un lado muestras colectivas y prestando atención a muestras individuales. “Para nosotros es importante comenzar esta línea con un artista como Santiago Sierra, de amplia trayectoria y con amplia influencia en jóvenes artistas y que prácticamente no trabaja en España. Teníamos intención de presentar una retrospectiva media, pero cuando Santiago conoció el espacio (el pasado noviembre ofreció un taller en el museo) le interesó mucho tanto el pasado del edificio como la ciudad, y quiso trabajar en una propuesta más concreta”, comenta Iñaki Martínez Antelo, director del MARCO y comisario de la muestra.

¿Podría hablarnos del proceso de instalación de la pieza que presenta en el MARCO de Vigo?

El hecho de que este espacio haya sido una cárcel lo convierte en un lugar poco frecuente. Desde MARCO la primera idea fue hacer una antológica, una retrospectiva de mitad de carrera porque en España no se había hecho nada de estas características. Pero a mí me pareció mejor trabajar sólo con este espacio y un nuevo proyecto.

Había muchos elementos que evitaban pensar que el edificio fue una cárcel. Eran elementos que se utilizaron en anteriores montajes expositivos. Así que lo primero que hice fue quitar todos aquellos elementos y unificar el suelo (una parte era de madera y otra de piedra) colocando plástico blanco, para aclarar que ese es un espacio de trabajo. De esta manera se abre la parte superior, un lugar de vigilancia para el público, consiguiendo un paralelismo muy curioso entre el público-vigilante y el obrero-preso.

Después, simplemente había que generar una acción laboral, que fuera reconocida por la gente: colocar los elementos de la escollera. Eran perfectos, con una forma entre fálica y piramidal. Una estructura de falo que remitía al poder patriarcal, al tiempo que resaltaba la propia estructura panóptica del edificio.

Además, la propuesta cuenta con una iluminación natural, sincera, como cuando entras en un espacio abandonado: hará pensar más en el edificio que en aquello que está dentro de él. Acción laboral es la pieza principal. Después habrá un epílogo policial (una colaboración que durará un año para depositar los decomisos) y un epílogo obrero, un vídeo.

La propuesta está enmarcada alrededor de una fecha referencial en el calendario y dentro de esta arquitectura definida por su memoria edilicia. ¿Estos elementos determinaron la semántica empleada?

Desde luego, las instrucciones del edificio venían dadas como para llegar a esta pieza... Todos los elementos están determinados y marcados por el hecho de que estamos en una cárcel, con un lenguaje que se ha aplicado para reprimir a los obreros.

Cuando escucha ciertas apreciaciones sobre sus trabajos donde se enfatiza el carácter crítico y polémico de los mismos, ¿qué piensa? ¿Dónde le parece que aparecen esas palabras: en el planteamiento o en su recepción?

Creo que es una cuestión de clase. Los ataques que se reciben están representando a una clase social que no quiere saber nada de las penurias del resto de la población, que les molesta mucho, y reaccionan así... Yo lo veo natural, pero es molesto y pesado. Te están diciendo que tú no tienes que estar ahí, que deberías irte. Es agotador, pero es natural porque el mundo del arte requiere mucho ocio, y tiene ocio quien tiene dinero. Nosotros los artistas, somos productores de bienes escasos.

De hecho, ese producto cultural termina por ser engullido, aceptado y comercializado al margen de lo que la propuesta artística pueda plantear.

Esto se dice mucho y yo nunca entiendo bien a dónde se quiere llegar. Todo producto antisistema o prosistema, sea el producto que sea, está dentro del sistema. El mundo es un gran negocio y no hay alternativa. Por lo tanto, no hay contradicción.

Una contradicción no tanto por parte de la creación sino por parte de la propia institución arte que asume determinados elementos en un feedback muy complejo,

Claro, la institución arte es muy compleja porque tiene, como es el caso de España, una política de premios que es el modo de vida que tienen los artistas para sobrevivir. Se trata de una dinámica de obediencia: el premio se le da, pues, al perro por haber hecho una buena labor. A los artistas les va bien si le dan la mano al poder, si aparecen retratados con el poder, a ser posible junto al rey.

¿El arte está coartado?

El arte está muy coartado, si además tienes en cuenta que las universidades o escuelas de arte parecen diseñadas para que de allí no salga nada: frente a cualquier signo de disconformidad o de diferencia van a por ti en vez de potenciarte. Tienen muy controlado lo que es arte, y les molesta cuando algo se les escapa de las manos, cuando algo no ha sido refrendado por ellos.

¿Usted cómo se libró?

En mi caso lo que hice fue escaparme de ese ambiente, pero hay mucha gente que se ha quedado atascada ahí y finalmente tiene que dejarlo porque el ambiente es muy hostil. Si te dedicas a decorar o a hacer un simple entretenimiento conceptual, con alguna justificación o guiño de clase, pues serás bienvenido, si no...

Quizás por eso su trabajo esté tan valorado por el sistema del arte.

Sí, el mundo es muy grande. Me siento muy apoyado y con mucha gente que me ayuda.

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