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El Reina Sofía presenta una nueva mirada sobre su colección

Además de 137 incorporaciones, Manuel Borja Villel ha presentado 400 novedades procedentes de los almacenes

MILA TRENAS (EFE)

Más de mil obras expuestas, de las cuales 137 son incorporaciones y 400 novedades procedentes de los almacenes; 38 salas expositivas y 7.500 metros cuadrados de superficie útil son las cifras del reorganizado Museo Reina Sofía presentado hoy por su director Manuel Borja Villel.

Para hacer posible esta nueva mirada, Borja Villel ha contado con otras instituciones como el Museo del Prado, la Fundación Oteiza, la Biblioteca Nacional o la Fundación Lorca, entre otras, que han prestado obras que completan la lista de las que 265 son pinturas, 90 esculturas, 230 obras sobre papel, 299 fotografías, 12 instalaciones y 50 audiovisuales, junto a material documental.

En este museo reorganizado, que podrá ser visitado de forma gratuita los próximos viernes, sábado y domingo después de la inauguración oficial de mañana por la Infanta Elena, los espacios de los edificios de Sabatini y Nouvel se han renovado para presentar una narración que arranca con la modernidad y llega hasta nuestros días.

Esta es una de las múltiples lecturas que puede tener la colección 'que siempre está por hacer. Ahora no se ha acabado el trabajo sino que se empieza. Hemos creado una estructura sobre la que hay que trabajar', ha comentado Borja Villel que, en el casi año y medio que lleva al frente del museo, está realizando una profunda renovación del mismo.

Una de las prioridades de la reorganización 'ha sido mostrar las incorporaciones, junto a las 400 obras procedentes de los almacenes que no se habían exhibido', ha afirmado el director quien ha señalado que la colección no pretende ser una historia canónica 'y por ello tiene que romper con ciertos conceptos. No queremos construir una historia homogénea, estamos más cercanos a Las mil y una noches que a Guerra y paz'.

En esta visión del arte contemporáneo, otra de las líneas que se va a desarrollar es 'la búsqueda de conceptos'. Además, la ruptura de géneros propuesta 'implica transversalidad', en un recorrido en el que el cine y la fotografía tienen el mismo estatus que la pintura.

El nuevo enfoque supone un avance en un mundo de cambios y permite que el museo 'ocupe rápidamente el puesto que tiene asignado y que estaba un poco deslucido'.

Frente al relato del arte moderno, a partir de la sucesión de movimientos autónomos o de la ruptura de genios individuales, Borja Villel propone una contextualización de los distintos momentos artísticos en la historia y cultura material de los siglos XX y XXI, rechazando así una ordenación lineal o estrictamente cronológica.

Uno de los atractivos de la presentación ha sido contemplar los 13 grabados pertenecientes a los Desastres de la guerra, de Goya con los que se inicia el recorrido en la segunda planta de Sabatini y que conviven con la pintura Garrote vil, de Ramón Casas; Cuerda de presos de Jose María López Mezquita, fotos de Alfonso y la proyección Salida de la fabrica de los hermanos Lumière, entre otras obras.

En un segundo espacio se han situado cuatro grabados pertenecientes a Los Caprichos y otros tres a los Disparates, junto con varios dibujos y aguafuertes de Gutiérrez Solana.

De camino a las dos salas de Nouvel que albergan de forma permanente las obras más actuales con las que acaba el recorrido, uno de los pasillos del claustro de Sabatini muestra la obra de Juan Muñoz Lo vi en Bolonia, y en la sala contigua, dos esculturas de gran formato de Richard Serra: Equal-Parallel: Guernica-Bengasi (1989) e Inversion (2001), depósito realizado este año por el artista norteamericano al Museo.

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