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Los novios y las novias del Wilde español

Se reedita Los extravíos de Tony, novela publicada en 1919 por el maestro del erotismo Álvaro Retana

JESÚS ROCAMORA

'Álvaro Retana fue un señorito madrileño que amó la frivolidad y la juventud, que rehizo y retocó a menudo su vida, como hacen tantos artistas, y que murió, oscuro y olvidado, en 1970, cuando pocos sabían ya quien era', contaba Luis Antonio de Villena en el prólogo de Las locas de postín (1919), libro de Retana que Odisea recuperó en 2004 dentro de su colección gay Uranistas.

No hizo falta echarle literatura para vender a un autor que se calificaba a sí mismo como 'el novelista más guapo del mundo' y que supo plasmar en sus historias las malas costumbres y la crónica rosa de una época, la de principios del siglo XX, repleta de aristócratas morbosos, travestidos, maricas ilustres, artistas con ínfulas y chulos con pose.

Pero el mismo año en el que el prolífico Retana publicaba Las locas de postín, también salía a la luz Los extravíos de Tony, que ahora Odisea rescata y que sirve para poner encima de la mesa la llamada novela galante, decadente y pasional, que en la época llegó a ser muy popular.

Según Alberto Sánchez Álvarez-Insúa, del Instituto de Filosofía del CSIC y firmante del prólogo, 'la obra de Retana se inscribe en un periodo en el que la literatura erótica proliferaba'. Según sus cálculos, en la época, 'las colecciones eróticas de novelas cortas fueron más de 200 y generaron del orden de unas 50.000 obras'. De entre todos los escritores 'Retana fue el gran maestro del erotismo español', dice a Público. 'Y era muy versátil: fue el gran autor de los cuplés, la mayoría de letras y músicas son suyas. Era figurinista de muchas revistas y escribió crónica frívola', añade.

Subtitulada Confesiones amorales de un colegial ingenuo, Los extravíos de Tony es una novela de iniciación. Narra los primeros encuentros sexuales de Antonio Fontanar, un señorito de 15 años cuya imaginación está inflamada a causa de la biblioteca de su tío, escritor de literatura erótica. Recién llegado al colegio Aristocrático, Tony es el centro de las miradas de compañeros, profesores, criadas e incluso de la madre de algún amigo... 'Soy voluptuoso, comodón y rebelde como un gato', confiesa.

¿Era normal en 1919 leer las aventuras de un jovencito con unos y otras? 'Entonces ya se habían publicado bastantes novelas en las que el tema pasional estaba tratado de una forma más o menos explícita', dice Sánchez. A pesar de todo, España era pacata: la novela erótica llegó tarde, 'cuando ya existía en todas partes del mundo'. Y frente a la homosexualidad masculina, 'había una actitud vergonzante. Ni Retana, que no ocultaba su condición, es explícito. Lo deja todo insinuado'. Es también el caso de Mi novia y mi novio, que acompaña esta edición de Los extravíos de Tony, y que narra el encuentro del autor con dos hermanos con los que intima.

Retana fue encarcelado durante la dictadura de Primo de Rivera, que 'buscó la purificación de las costumbres'. A su salida, y bajo el seudónimo de Carlos Fortuny, se vengó con La ola verde (1931). 'Una antología que sostiene que todos han escrito pornografía', desde coetáneos como Eduardo Zamacois hasta Valle-Inclán, señala Insúa.

 

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