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El rey Juan Carlos, en una disparatada novela negra

Carlos Salem embarca al monarca y a un detective en una road movie a lo largo de España en Pero sigo siendo el rey

JESÚS ROCAMORA

Un buen día, el rey Juan Carlos desaparece, dejando tras de sí una misteriosa nota: 'Me voy a buscar el niño. Volveré cuando lo encuentre. O no. Feliz Navidad'. A falta de un mes para el año nuevo, las autoridades están nerviosas. ¿Y qué pasa si no ha vuelto para grabar su tradicional mensaje? Todo apunta a que es un trabajo para José María Arregui, un ex policía metido a detective chandleriano con dos habilidades: romper narices y cambiar de disfraz, como Mortadelo. 'España me necesita', piensa Arregui cuando le encargan encontrar al rey. 'España va de culo', concluye.

Este es el punto de partida y los dos protagonistas principales de Pero sigo siendo el rey (Salto de Página), 'una novela negra con mucho de road movie y algo de alegoría', dice su autor, el argentino Carlos Salem (Buenos Aires, 1959). Según cuenta, la idea de meter al rey como coprotagonista de su novela tiene mucho que ver con el personaje que durante todos estos años hemos ido creando alrededor del monarca: 'Juanito, que es como le llama Arregui, da mucho juego'.

Salem lleva veinte años en España y 'es un figura que siempre está presente en las conversaciones, para los chistes, para lo serio, para las críticas. En su día investigué a los personajes de aquí y me impactó la imagen de ese niño de 10 años que, en 1948, cuando está en Estoril, su familia decide entregarlo a Franco. Es decir: con 10 años, tu familia decide tu futuro. Para siempre'.

A esto se suma un conocimiento 'a dos metros de distancia' de Juan Carlos que Salem tiene de sus años como periodista, en los que 'me llamó la atención ese carácter de niño grande, sus detalles con los fotógrafos, con la que se escapa para hablar, contar chistes, echar unas risas. A partir de ahí, me inventé un personaje'. Nada raro en quien ya metió en su primera novela, Camino de ida (2007), a Carlos Gardel, que resulta que quiere matar a Julio Iglesias 'por cantar los tangos como los canta'.

A pesar de que ha jugado desde el lanzamiento del libro con las consecuencias de tocar a un intocable como el rey (ahí está el prólogo del libro, firmado en 2048, después de que el autor fuera borrado del mapa por 'fuerzas oscuras'), Salem no considera que la osadía tenga mayores consecuencias, como la famosa portada de El Jueves. 'Creo que no hay una toma de postura con respecto a la Casa Real seria, ni de los que están a favor ni de los que están en contra. Ya no hay ese miedo que había cuando llegué en el 88, con el golpe de Tejero reciente', afirma.

Hablando de Tejero y España, el país que pinta Salem en Pero sigo siendo el rey es, en parte, el actual, con referencias de lo más cotidianas, pero en parte también 'esa España que existe a 200 metros de cualquier autovía, frenada en el tiempo, en muchos aspectos tardo-franquista'.

Salem se mueve bien en todas las distancias: en esta feria del libro también está presente con un volumen de relatos, Yo también puedo escribir una jodida historia de amor (Ediciones Escalera) y otro de poesía, Si dios me pide un bloody mary (Editorial Ya lo dijo Casimiro Parker). Pero para los que han quedado prendados de la novela, avisa de que el detective Arregui volverá en el futuro, 'aunque no necesariamente en compañía del rey'. Vaya, con lo buena pareja que hacían.

 

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