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Van Gogh a la carta

Las 902 epístolas que se conservan muestran sus sueños, su lucha, su arte y su pasión por la naturaleza

NELA DOMENECH

'En las últimas cartas que escribió Vincent Van Gogh a su hermano Theo, seis días antes de suicidarse, no hay nada que vislumbre su trágica y cercana muerte', así de cierta y contundente se muestra Nienke Bakker, del triunvirato de expertos que edita las cartas del atormentado pintor. Las casi 902 cartas escritas por el pintor Vicent Van Gogh (1853-1890) lo convierten en uno de los artistas más comunicativos con su familia, amigos o marchantes.

El próximo 8 de octubre se publicarán, al tiempo, en Londres y Ámsterdam seis grandes volúmenes con todas las cartas escritas por o dirigidas a Van Gogh, arrojando así nueva luz sobre las fases oscuras de la vida del enigmático pintor, al que sólo apoyaba su hermano Theo. Además de su publicación en seis volúmenes, con más de 2.300 ilustraciones, habrá una edición en la Red para que los expertos puedan investigar mejor su obra.

Una modesta exposición, Van Goghs letters: The artist speaks (Las cartas de Van Gogh: el artista habla), acompañará a la publicación en el museo Van Gogh de Ámsterdam, de octubre a enero del 2010. Además, se abrirá una magna muestra en la Royal Academy de Londres con 65 pinturas y 30 dibujos o acuarelas, acompañadas de 35 cartas con imágenes y croquis hechos por el artista referentes a obras de arte. Estos proyectos se presentaron ayer en Londres.

Las cartas del holandés destacan por su elocuencia, la expresión inmediata de su pensamiento. La lucha contra su 'enfermedad' la depresión al borde de la locura es un tema recurrente en las misivas, como sus reflexiones sobre la génesis de su trabajo o la queja por quedarse sin lienzos ni pinceles.

Ann Dumas, encargada de la muestra The Real Van Gogh. The Artist and his Letters (El auténtico Van Gogh. El artista y sus cartas) para la Royal Academy de Londres cree que: 'Van Gogh no fue el único artista que escribía cartas, pero sí el que analiza su trabajo gráficamente en sus textos, dibuja partes de sus cuadros para explicarlos'.

Las cartas están escritas en holandés, francés y algunas en inglés, pero todas ellas serán traducidas y en una sala de la Royal Academy se podrán leer copias. En esta exposición cuenta tanto el pincel de pintar como la pluma de escribir, y todo ello lleva a un conocimiento profundo del incomprendido artista.

Los dibujos que aparecen en muchas de las cartas, incluida la última que Van Gogh escribió poco antes de su suicidio, documentan el progreso de las obras en las que estaba trabajando.

Aunque la exposición es original por juntar pluma y pincel, tendrá una estructura cronológica a través de los diez años que el artista se dedicó a pintar y a combatir la enfermedad que, como un demonio, le perseguía. 'Creo en la absoluta necesidad de un nuevo arte del color', escribió en una de sus cartas antes de viajar a París donde descubre el impresionismo. Entonces sus cuadros adquieren nuevos colores y un, provisional, optimismo.

Una alegría poco duradera. La correspondencia con su amigo Paul Gaughin es otra de las intrigantes lagunas de la historia del arte que se resolverá con la publicación de las cartas, que llevan 15 años de preparación por parte del museo Van Gogh.

En la exposición de Londres, dos lienzos, uno de la conocida silla de Van Gogh y otro del asiento menos difundido de Gaughin, dejarán testimonio gráfico de la afinidad de los personajes, desgraciados en vida, y venerados, como artistas, tras su muerte.

'Es hermoso de línea y proporción como un obelisco egipcio', escribe el pintor a Theo sobre un cuadro de un ciprés que ha pintado en junio de 1889. Y reproduce el árbol del cementerio en tinta en la carta, para comunicarle su búsqueda de la belleza en el arte.

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