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Moby: "Podría hacer un disco cada dos meses"

Músico. Es hiperactivo, ha vendido millones de discos y ahora regresa con 'Wait for me', el nuevo disco que ayer presentó en Barcelona

JESÚS MIGUEL MARCOS

Richard Melville, Moby, descubrió la música muy pronto y de forma abrupta. Tenía cuatro años cuando escuchó por primera vez una canción de la Creedence Clearwater Revival. Iba de compras con su madre, sentado en el asiento trasero del coche, y la impresión fue tan profunda que el pequeño Richard se negó a bajar hasta que no escuchara el último acorde Proud Mary. 'John Fogerty es un escritor de canciones increíble, mi favorito. Me impresiona su simplicidad. De niño estudié música clásica y tardé en llegar al punk rock y entender los secretos de lo sencillo', responde el músico, que ayer presentó su nuevo disco, Wait for me, en el Palau de la Música de Barcelona.

En un primer momento, sorprende que Moby sea fan de Fogerty. Pero en realidad, sus discos comparten dos características fundamentales: la sencillez y la accesibilidad. Gracias a ellas, Moby despachó a finales de los noventa diez millones de copias de Play, el disco que lo puso en el mapa de los superventas. 'Nunca esperé tener una audiencia asegura él; yo sólo quería hacer discos y, con suerte, encontrar un lugar en la vida de la gente. Siento mucha gratitud por el hecho de que alguien me escuche'.

Los discos de Moby han sido tan bien recibidos por el público como cuestionados por la crítica. Su música vende porque es pegadiza y entra a la primera, pero al mismo tiempo es descalificada por inofensiva y pretenciosa, de hilo musical para la consulta del médico. Su nuevo trabajo no reconciliará posturas. En él se encuentran todos los ingredientes que el músico emplea habitualmente y que han cuajado entre las masas: capas y capas de sintetizadores, voces soul repetitivas, bases de ritmos ralentizadas, coros que rozan lo eclesial y pianos gélidos.

Pese a redundar en su fórmula mágica, Moby asegura que hizo este disco de espaldas al mercado. Lo grabó en su apartamento de Nueva York, de forma casera, sin presupuestos millonarios ni cotizados músicos de estudio. Moby quería hacer un disco para que el oyente lo escuchara solo, en casa, un domingo lluvioso, y tenía que crearlo de una manera parecida. 'Mi intención era hacer un disco pequeño, más humano y honesto. Como la imagen de la portada [aparece un pequeño marciano dibujado de manera muy simple, en dos trazos], quería hacer un disco vulnerable, humilde', confiesa el músico.

Play

Dice Moby que duda mucho 'qué clase de músico debo ser'. Por las 16 canciones de Wait for me, uno diría que es un músico de electrónica ambiental orientada al chill out y con una aventurada tendencia hacia lo new age. Pero hay más: escuchando mantras de coros espirituales como A seated night, podemos imaginar a Moby como una especie de monje del futuro en trance de alcanzar el nirvana; y en Division, la pieza que abre el disco, no se acobarda a la hora de emular a los compositores clásicos. 'Escucho mucha música clásica. Debussy, Schubert, Bach... También artistas clásicos del blues, como John Lee Hooker, o pioneros del punk, como los Bad Brains. No escucho mucha música nueva. Prefiero escuchar a los grupos que influenciaron a los que salen ahora. Pudiendo escuchar a los Pixies o a los Beach Boys, ¿por qué voy a escuchar a los que ahora les copian?', se pregunta.

Moby quiere sonar humano y donde más se acerca a su objetivo es, precisamente, en la única canción del disco en la que canta, Mistake. Se trata de la canción más pop del álbum, que convence por su desaliño, la calidez de las guitarras y su voz semi-apagada. 'No me gusta mi voz, no creo que sea un buen cantante, por eso llamo a amigos para que interpreten mis canciones. En el caso de Mistake, era una canción con la que me sentía especialmente reflejado. Como no encontraba a nadie que me pegara para el tema, decidí cantarla yo', explica.

La mitad de los temas de su nuevo disco son instrumentales, principalmente porque su background ha estado más enfocado hacia lo puramente musical que a los contenidos líricos. Es más, tras reconocer que no sabe cantar, Moby asume que su pluma no está lo suficientemente afilada. 'No soy un gran escritor de letras. Las escribo, por necesidad, pero no creo que sea muy bueno'.

La humildad con la que confiesa sus carencias se transforma en suficiencia y seguridad cuando la conversación se introduce en su terreno: 'Me apasiona tanta música que me gustaría ser el batería de una banda de punk rock, tocar la guitarra en otra de country-western y ser el teclista de un gran baladista. Podría hacer un disco cada dos meses y de diferentes estilos, pero creo que eso confundiría a la gente'.

Es un hiperactivo. Desde su búnker de Nueva York, graba discos, hace remixes, colabora con otros artistas, escribe bandas sonoras, edita discos bajo el nombre de Voodoo Child, está implicado en varias organizaciones benéficas y es un firme defensor de la circulación de información sin restricciones a través de Internet. 'Yo me dedico a trabajar, no me detengo a pensar en crisis creativas. Muchos de mis héroes, como Picasso, basaban su arte en el trabajo. Eso es lo que yo hago: trabajo cada día. Es muy fácil sentarse y deprimirse', asegura el músico estadounidense.

Uno de sus últimos proyectos es la web mobygratis.com, donde cuelga extractos musicales para que sean utilizados en películas independientes. 'Tengo muchos amigos directores y soy consciente de la dificultad que tienen para conseguir música para sus películas. Con esta web, ayudo a mis amigos y es una forma de dar salida a mucha música experimental que hago', dice el músico. En un año y medio, se han utilizado más de 4.000 canciones de la web.

En sus ratos libres, Moby escribe un diario en su página web (www.moby.com/journal). No es el típico blog de músico que actualiza el manager de la gira una vez al mes. El artista se lo toma bastante en serio: en el mes de julio ya ha colgado once textos. Habla de lo que se le ocurre: el arresto de un profesor de Harvard cuando intentaba acceder a su propia casa tras haber olvidado las llaves, su adicción a jugar al scrabble en Internet, el recuerdo del día que conoció a Walter Cronkite o cuando se quedó fascinado viendo fotos de bacterias.

'Las encontré en una web sobre ciencia, entre una entrevista y otra. Al principio pensé que eran imágenes de galaxias, hasta que leí la información y se trataba de tomas microscópicas de bacterias. Me encanta ser músico, pero no me importaría ser científico, aunque no soy lo suficientemente inteligente'.

Otra de las facetas de Moby es su compromiso con la protección de los animales (en 1996 lanzó un disco titulado Animal Rights). Esta es su opinión sobre las corridas de toros: 'Todos morimos. La muerte es inevitable, pero el sufrimiento no. No juzgo a nadie, pero si fuera un toro preferiría estar en el campo a tener una espada en el corazón'. Y por supuesto: Moby es vegano.

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