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La "máquina" de robar mapas antiguos

La Guardia Civil detiene a un vendedor húngaro de coches usados por expoliar 67 documentos cartográficos en sólo tres semanas

ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA

Es un ladrón profesional? 'Es algo más. Es una máquina'. Los responsables del Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil no tienen dudas sobre cómo calificar a Zslot Vamos, un vendedor húngaro de coches usados y 47 años al que detuvieron el pasado sábado en un hotel de Pamplona. Sin antecedentes, culto, afable, siempre bien vestido, Zslot ha estado a punto de ingresar en los anales de la crónica negra como el más rápido expoliador de obras de arte. En las tres semanas que llevaba en España, este húngaro afincado en la República Dominicana ha robado presuntamente 67 mapas de gran valor histórico, la mayoría del siglo XVI. Si no hubiera sido detenido, sus planes eran seguir con sus hurtos cinco semanas más, hasta mediados de septiembre hasta esa fecha tenía alquilado el vehículo Mercedes en el que se movía, tiempo en el que tenía previsto visitar bibliotecas de otras 28 ciudades, españolas la mayoría, pero también de Portugal, Francia e Italia.

Su forma de actuar era muy simple y, a la vez, muy eficaz. A través de internet consultaba en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español qué archivos públicos tenían libros antiguos que acogieran valiosos mapas de Ptolomeo, Pomponio Mela o Theodore de Bry, sus cartógrafos preferidos. Sólo descartaba los que estuvieran en Madrid, por miedo a sus sistemas de seguridad. Con estos datos y un pasaporte eslovaco falso a nombre de Anton Ziska, acudía a dichas bibliotecas y se presentaba como periodista especializado en temas históricos para conseguir un carné de investigador. En ese momento entraba en juego su ingenio. Si había observado que el centro carecía de detectores de metales, ocultaba cuchillas de cúter envueltas en papel en su propia cartera o en dobles fondos que él mismo elaboraba simplemente con folios. Cuando nadie le miraba, mutilaba el libro y escondía el mapa entre sus papeles para sacarlo del centro. En aquellos centros que sí tenían sistemas de seguridad, utilizaba las cuñas de plástico de los cuellos de sus camisas, previamente afiladas y convertidas en pequeños cuchillos.

Sus planes eran actuar hasta septiembre para visitar bibliotecas de otras 28 ciudades

Lo que no variaba era la rapidez con la que se movía por España. Nunca más de tres días seguidos en la misma ciudad. Siempre alojado, junto a su compañera, en hoteles que reservaba, esta vez sí, a su nombre verdadero. Incluso tenía preparado un segundo pasaporte falso, a nombre de Gabor Josef Cservenka, por si la identidad de Anton Zeska resultaba quemado en uno de sus hurtos.

Con este sistema, desde mediados de julio sustrajo 25 mapas de la Biblioteca Pública de Soria; otros 12 de la de Valladolid; tres más en la de Logroño; igual número de la Universidad de Pamplona; 20 del Archivo General y Real de Navarra, y dos más de la de Castilla-La Mancha, en Toledo. La Guardia Civil también ha encontrado en su poder otros dos mapas cuyo origen aún está por identificar. Sólo un centro de los que visitó se libró de su rapiña: la Biblioteca Capitular de Burgo de Osma (Soria). 'Nos ha dicho que no le gustan los documentos religiosos', recuerda a Público uno de los guardias civiles que lo detuvo. Lo que pretendía hacer con todos ellos es aún un misterio. El vendedor de coches ha asegurado que eran para él, convertido en un coleccionista enfermizo, aunque la Guardia Civil no termina de creérselo. Los investigadores están convencidos de que su destino final era la venta clandestina desde la República Dominicada, donde Vamos vivía desde hace tres años.

Había afilado las cuñas de plástico de los cuellos de sus camisas para cortar con ellas las hojas

Sus primeras andanzas en España se remontan, al menos, a 2007, cuando con su nombre real estuvo en la biblioteca de la Universidad de Salamanca. Sin embargo, no sería hasta marzo de 2008, a raíz del robo cometido en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) cuando se puso en marcha la investigación que llevó a su detención. En ese momento hacía su aparición el falso Anton Ziska para sustraer una mapa de 1537 que aún no ha sido recuperado. Ese nombre, la imagen que recogieron de él las cámaras de seguridad y las palabras manuscritas con las que rellenó una ficha de consulta fueron las pistas que, 17 meses después, llevaron a la Guardia Civil hasta la habitación 608 del Hotel Leyre, de Pamplona, donde se hospedaba. Allí, en una carpeta grande de cartón almacenaba su botín.

 

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