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"El amor no es tan idílico, puede ser algo nocivo"

Ricardo Darín. Actor

C. P.

Ricardo Darín (Buenos Aires, 1957) es el alma de El secreto de sus ojos, el trabajo de Juan José Campanella que compite por la Concha de Oro. El filme, que se estrena el viernes, es un thriller tragicómico ambientado en los años previos a la dictadura argentina. Darín interpreta en la película a Expósito, un funcionario judicial jubilado que intenta resolver el asesinato de una mujer ocurrido 25 años antes.

¿Por qué está Expósito obsesionado con el caso?

Se identifica con el marido de la asesinada. Quiere saber cómo puede uno seguir viviendo cuando te han arrebatado el amor de tu vida. Es un juego de espejos: mirando a Morales se ve a sí mismo, porque lleva 25 años sin atreverse a declarar su amor.

Los tres personajes principales masculinos parecen representar tres variantes perversas del amor. ¿Querían reflexionar sobre este lado oscuro?

Cada vez que hablamos de una película sobre el amor utilizamos palabras como ingenuo o kitsch. Pero el amor no es sólo una sensación idílica, puede ser algo nocivo cuando no es correspondido. Cualquier tipo puede estar anidando sensaciones destructivas en su interior. La película subvierte el género romántico y subraya sus límites. No todos los amores son buenos. Algunos amores son tóxicos, hasta los de una madre por su hijo. El amor puede ser una cárcel.

¿Se siente identificadocon su personaje?

No, salvo por su querencia por las causas perdidas. No tengo miedo a decir lo que siento o al ridículo. Siempre fui un payaso, mezclado con cierta esquizofrenia. Soy capaz de enseñar el culo por la ventana para hacer gracia pero, al mismo tiempo, si me viera desde fuera diría: ¿qué hace ese estúpido? Soy un poco bipolar (risas).

Campanella dice que la época previa a la dictadura no está reflejada en el cine argentino. Por otro lado, su personaje no parece darse cuenta de lo que está a punto de ocurrir. ¿Era algo generalizado?

Si el día que desapareció la primera persona en Argentina todos hubiéramos salido a la calle a preguntar por él quizás no habríamos tenido 30.000 de-saparecidos. Por otra parte, algunos de los que sí tenían posiciones políticas firmes tampoco pueden ahora hacerse los locos porque para que un golpe de estado triunfe debe contar con la complicidad de una parte de la sociedad. No existe un interés oficial por investigar esa época. Pero si hay algún germen que propició que vinieran unos señores con uniformes y se cargaran a tantos sin dar explicaciones, creo que habría que saber por qué.

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