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La otra guerra de las descargas

Los músicos británicos se enzarzan en una pelea entre los que quieren penalizar las redes P2P y los que no

JESÚS MIGUEL MARCOS

Hay trifulca. Desde que las descargas gratuitas de música a través de Internet comenzaron a hacer estragos en la industria discográfica, los músicos han mantenido un precavido segundo plano. Por supuesto, en las entrevistas se les ponía entre la espada y la pared, pero pronto aprendieron a contestar generalidades para escurrir el bulto. Al fin y al cabo, ellos viven de los conciertos, porque de la venta de discos se llevan entre un 8% y un 12%, salvo excepciones.

Y así llevaban casi una década, hasta que este mes de septiembre ha estallado una guerra en Reino Unido entre los que están a favor y en contra de la ley que permitirá cortar la conexión de Internet a los usuarios que compartan música en las redes P2P.

De un lado está la Feature Artists Coalition (FAC), un sindicato que engloba a artistas como Paul McCartney, Radiohead, Blur, Pink Floyd o Elton John. Como informó Público recientemente, esta agrupación criticó con dureza los planes del Gobierno británico para penalizar las descargas gratuitas con la desconexión, en una medida similar a la que se ha aprobado esta semana en Francia. Según el batería de Pink Floyd, 'lo último que queremos es declarar la guerra a los fans. Compartir archivos significa una nueva generación de fans para nosotros'.

Estas palabras despertaron la ira de Lily Allen, la nueva Amy Winehouse de la música pop británica. De gira por Latinoamérica, la cantante criticó duramente a la FAC, primero en Myspace y luego en un blog (https://idontwanttochangetheworld.blogspot.com) creadopara la ocasión: 'Creo que lapiratería está teniendo un efecto peligroso sobre la música británica, pero algunos artistas realmente ricos y exitosos como Nick Mason, de Pink Floyd, o Ed OBrien, de Radiohead, no parecen pensar lo mismo'.

Según Allen, las descargas gratuitas en la Red perjudican especialmente a los nuevos artistas. 'Para los grandes probablemente están bien. Ellos llenan estadios y tienen las colecciones de Ferraris más grandes del mundo', atacó Allen.

En ese momento, a Lily se le suelta la lengua (más bien los dedos sobre el teclado) y es entonces cuando nos enteramos de detalles inquietantes de la relación contractual con su discográfica, que se supone es similar a la del resto de nuevos artistas. 'Ellos [refiriéndose a los artistas consagrados] no tienen una deuda gigante con su discográfica, que acabas saldando después de años de trabajo. Cuando consigues un contrato, todos esos bonitos vídeos y esos posters anunciando tu álbum tienen que ser pagados y, como artista, eres tú el que los paga'. Al parecer, Allen acaba de desembolsar todo el dinero que le debía a su casa de discos, 'algo que no todos los músicos consiguen', advirtió.

No son pocos los artistas que se han sumado a la campaña de Allen escribiendo mensajes en su blog. La mayoría pertenecen a la nueva hornada del pop británico (miembros de Keane, de Glasvegas, James Blunt...), pero también hay músicos legendarios, como el cantante de Prefab Sprout, Paddy McAloon, que aprovecha su contribución al blog para contar una curiosa anécdota: 'El conductor de un taxi me dijo que se descargaba música ilegalmente (sic), pero sólo en pequeñas cantidades, por lo que pensaba que actuaba correctamente. Cuando llegamos al destino, le pagué el 75% de la tarifa y le dije: ¡Ahora ya sabes cómo me afectan tus acciones!'.

Tras conocer el comunicado de Lily Allen, Ed OBrien, de Radiohead, declaró ayer a la BBC que estaba de acuerdo con ella: 'Es cierto que Radiohead no sufre tanto las descargas como una banda pequeña, pero lo que no es realista es que la industria intente cambiar las cosas amenazando a los fans de la música'. El debate está abierto. Ahora es el turno de los que deciden: los políticos.

 

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