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Un premio rescatado del cajón de los rechazados

Tras Bernardo Atxaga y Unai Elorriaga, Kirmen Uribe se convierte en el tercer autor en ganar el premio Nacional de Narrativa con una novela escrita en euskera. Bilbao-Nueva York-Bilbao todavía no tiene editor en castellano

PEIO H. RIAÑO

Cuando despertó, el premio estaba allí, incluso, antes que la edición en castellano de su primera novela Bilbao-Nueva York-Bilbao. Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) ha ganado el premio Nacional de Narrativa 2008 y el jurado ha podido valorar el libro gracias a la traducción del euskera que él mismo hizo en julio para moverla por editoriales. Hasta el mediodía de ayer ni una le contestó al envío del manuscrito típico: impreso en la copistería del barrio y encuadernado en espiral. Con ese mismo material, al jurado del galardón, concedido por el Ministerio de Cultura, le ha bastado para saber que esa era la mejor novela publicada en España el pasado año.

Ayer por la noche, Kirmen reconocía que varias editoriales ya le habían llamado interesándose por ese curioso manuscrito que había pasado cuatro meses en uno de sus cajones. Dice que ahora se lo tomará con paciencia para ver qué les ha gustado más, si la novela que no han leído o el premio. En cualquier caso, este reconocimiento es valioso y valiente por atreverse a normalizar las lenguas minoritarias y oficiales de este país (como ya pasó antes con Bernardo Atxaga y Obabakoak y Unai Elorriaga y SP rako tranbia), y saltarse el condicionante de la trayectoria y el reconocimiento a una carrera para destacar el riesgo de una nueva manera de novelar.

'No he leído a Herta Müller, pero creo que como Coetzee arriesga'

Bilbao-Nueva York-Bilbao, publicado por Elkar en euskera, es un viaje que une tres generaciones, la del abuelo aplastado por la Guerra Civil, la de su padre pescador y la de él mismo. Como dice Jon Kortazar, crítico literario y jurado por la Real Academia de la Lengua Vasca, 'es una novela sin acción', en la que se cuenta el proceso de escritura de la novela sobre la que el narrador está trabajando. 'Una ficción dentro de la ficción. Una novela que toca las emociones y la inquietud emocional. Hay minimalismo, ironía, autoficción, etc.', cuenta Kortazar para quien esta novela es 'una historia en medio del corazón de la gente'.

Curiosamente hay ciertos parecidos entre este premio y el Nobel de Herta Müller. 'No he leído nada de ella y bajé a comprar algún libro suyo, pero no quedaban en ninguna librería de Bilbao. Creo que Müller como Coetzee son autores que arriesgan. Los escritores debemos arriesgar, al margen de las crisis, de los rechazos, de la dificultad para colocar una novela en una editorial', explica Uribe a Público.

Hasta el momento, a Kirmen se le conocía popularmente por ser el autor del poema Maiatza (mayo), que recitó Patxi López en su discurso de investidura como lehendakari. Podría parecer que todo su anterior trabajo no cuenta, pero precisamente, su único libro traducido al castellano, el poemario Mientras tanto dame la mano (Visor, 2003) ya había zarandeado los mimbres del género y el propio Bilbao-Nueva York-Bilbao cuenta con el premio de la Crítica de narrativa en euskera. Por sus manos han pasado las traducciones de poetas como Raymond Carver, Sylvia Plath, Anne Sexton, Mahmud Darwish y Wislawa Szymborska, ha colaborado con cantantes vascos, que le han puesto música a sus poemas.

Ayer las editoriales le llamaron interesadas en publicar el libro

El autor aprendió a amar los libros gracias al odio que sentía por las visitas al médico, que su madre dulcificaba con la compra de algún libro o cómic en la pequeña tienda justo al lado de la casa del médico. Y no llegó a sus manos un libro de poemas hasta los 13 años, cuando su hermano le trajo uno de Leonard Cohen, Flores para Hitler, publicado en la misma editorial en la que él sacaría años más tarde Mientras tanto dame la mano. Su editor entonces, Chus Visor, reconoce a este periódico que cuando llegó aquel poemario a sus manos, lo leyó y le llamó al momento. 'Eso me pasa una vez al año. Lo que mejor trabaja Kirmen es la naturalidad, su sencillez. En esta novela se le nota que es un poeta', explica Visor.

Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977) comparte con Uribe la poesía en lengua minoritaria. Ella también fue premio de la crítica, pero con un poemario en gallego y quiere destacar que este premio 'demuestra que en la creación literaria nada se mide en términos cuantitativos: no se es mejor por escribir para un mayor número de hablantes'. Del trabajo de Uribe aprecia 'el don de la emoción en la palabra'. Se explica: 'Sabe controlarla, medirla y dosificarla con silencios. No desborda, ni es ñoña, ni afectada. Siendo muy poética, su poesía es muy narrativa y seguro que su narrativa es muy poética'.

'Los nietos de la Guerra ya no tenemos una visión tan visceral'

A Kirmen Uribe le gusta situarse entre la canción y el poema, entre el poema y la imagen. A Kirmen Uribe no le gustan las palabras que se escriben con mayúsculas, sobre todo aquellas que han perdido parte de su significado como 'Arte', 'Poesía' o 'Belleza'. 'Porque la abstracción niega lo concreto, y concretas somos las personas', escribió el autor en una ocasión. 'La poesía tiene que ser algo más que una concepción de la mente', explica para acentuar el hecho esencial de su obra: 'Tal vez es posible la emoción'.

'Los nietos de la Guerra Civil ya podemos matizar otros aspectos de la propia Guerra', cuenta Kirmen a Público al hablar de la memoria de su abuelo, tratado en el relato del libro vencedor. 'Enriqueceremos la visión de la Guerra, porque la nuestra no es una visión tan visceral, ya no hablamos desde la herida'.

Él, Kirmen Uribe, es el protagonista de Bilbao-Nueva York-Bilbao. Cree que el rastro autobiográfico aparece a lo largo de la historia de la Literatura, ampliado en las últimas décadas: 'En la autoficción el autor forma parte de la trama novelesca. Además, la voz del autor ya no es fiable, porque hasta cuando hacemos memoria, hacemos ficción. Tanto personaje como autor ya son irónicos porque no creen en sí'.

El escritor Manuel Vilas (Barbastro, 1962) confirma que hay un 'descrédito de los personajes'. 'Para qué vas a inventar a nadie, si ya está el autor al que le pasan cosas. A los escritores también les tocaba experimentar con su propia carne; la pérdida del pudor ha ampliado su libertad como creadores', explica. En unas semanas aparecerá su novela Aire nuestro (en Alfaguara), donde incidirá en este hecho de la garantía de credibilidad del autor como personaje.

El desarrollo de estas fórmulas narrativas tienen nuevos perfiles, 'ser posmoderno no significa sólo ser frívolo', apunta el poeta Pablo García Casado (Córdoba, 1972), para quien Kirmen Uribe es 'un poeta civil', porque su voz es la de 'un ciudadano que no tiene que defenderse de nada'. Destaca que ha crecido en una sociedad compleja como la vasca, pero que su mirada contemporánea se ha quitado de encima 'toda esa panoplia independentista, que parece obligatoria en todo escritor vasco. No se ha conformado con ser un poeta de la tierra, ni de la aldea'. De hecho, al propio Uribe le gusta sentirse parte de un lugar fronterizo. 'Los vascos somos una pequeña cazuelita'.

 

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