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"Mis fotos no narran historias, son poemas"

Alex Webb, presidente de la agencia Magnum y fotógrafo, critica el fotoperiodismo y 'documenta el mundo'

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Alex Webb nunca se separa de su cámara Leica M6. Normal, demasiado obvio, incluso para el fotógrafo profesional y presidente de la prestigiosa agencia Magnum. Pero para Webb (San Francisco, 1952), su trabajo no tendría sentido si no la llevase encima siempre, porque en una época en la que la palabra 'fotoperiodismo' despierta debates, el fotógrafo estadounidense osa confesar que no es capaz de definir ese concepto y que sólo se reconoce como streetphotographer, fotógrafo callejero.

'El mundo se explora al pasear en sus calles', dijo ayer Webb, de visita en Madrid. Hoy recibe el Premio Internacional de Fotografía de Alcobendas, por 'el intenso sentido lírico y realista de la infancia' que retratan muchas de sus imágenes. Webb publica en las más grandes revistas como Life o National Geographic, trabajó en países en guerra, aunque la experiencia que más le marcó la vivió en Haití.

En 1975, Webb terminaba sus estudios de Historia y de Literatura en Harvard, cuando la lectura de Los Comediantes, de Graham Green, una obra que transcurre en el país caribeño, cambió su visión de la luz y de los colores. 'Yo soy de Nueva Inglaterra, donde todo pasa cuando las puertas se cierran, dentro de las casas. Era como una reserva emocional. Cuando llegué a Haití, descubrí la intensidad de la vida, contrastes fuertes y luces intensas', recuerda el fotógrafo. Webb dejó de ser 'un aficionado que trabajaba en blanco y negro con fotografías que no iban a ninguna parte' para convertirse en un profesional de los colores, 'que reflejan una cultura'.

Las instantáneas de Webb no cuentan, sin embargo, una historia. 'La fotografía no es una buena manera para narrar cosas', se justifica. 'Lo más cercano a lo que despierta una imagen es la poesía; mis imágenes no narran historias, son poemas', continúa. Cuando profesionales como Gervasio Sánchez defienden la historia frente a la perfección de la imagen, Webb recuerda que una fotografía 'sólo muestra un instante y cuestiona el sentido mismo de la palabra historia'.

Porque el estadounidense defiende la ambigüedad de su trabajo: 'nunca estamos seguros de lo que está pasando en la imagen. Las fotos que me gustan son las que plantean preguntas sin dar respuestas'. Una de sus más conocidas imágenes es la de un niño que juega con un globo terráqueo en una plaza de algún lugar de México. 'Ser un fotógrafo callejero es estar por todas partes y en las calles, siempre hay niños', insiste. De ahí su filosofía de profesional: 'El sentido con el que juegan los niños muestra lo que es la libertad. Ser fotógrafo es jugar con lo que está pasando, como un niño'.

Consciente de la situación de crisis que atraviesa las agencias de prensa, incluso Magnum, Webb no quiere renunciar a sus proyectos. Regresó hace poco de Cuba y se prepara para retratar las regiones industriales de Estados Unidos, afectadas por la crisis financiera mundial. 'Más que un fotoperiodista, me veo como un explorador, descubro mundos, siempre en la calle. Mi trabajo es documentar, definitivamente'.

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