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Cuando el héroe es un conejo

Se reedita en España La colina de Watership, de Richard Adams, un clásico de la literatura infantil que en realidad ha cautivado a millones de adultos

ÍÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Los buenos libros terminan escapando del control del autor. No es sólo que los lectores inteligentes descubran en ellos estímulos que el autor nunca pensó haber incluido. A veces, hasta sirven de inspiración a otras obras cuya relación con la fuente original es cuando menos sorprendente.

El camino que va desde un viaje en coche hacia Stratford-on-Avon a principios de los años 70 hasta la serie Perdidos es realmente largo. En ese coche, Richard Adams comenzó a improvisar una historia sobre dos conejos para distraer a sus hijas, Juliet y Rosamond, que luego se convirtió en 1972 en la novela La colina de Watership. Había nacido un clásico de la literatura infantil del que se han vendido millones de ejemplares y que ahora Seix Barral reedita en España. ¿Infantil? 'Siempre he dicho que La colina de Watership no es un libro para niños', dice el autor.

Adams recibe a Público en su casa de Whitchurch, una pequeña ciudad inglesa donde lo que ocurra en Londres no tiene mayor importancia. A sus 89 años, es el típico funcionario inglés jubilado que aún recuerda las leyes en cuya elaboración colaboró. Porque en Gran Bretaña los funcionarios que ocupan ciertas posiciones en el Civil Service terminan siendo tan influyentes como los políticos.

Adams fue reclutado en 1940 pero la aventura le rehuyó a diferencia de los personajes de sus novelas. 'Quizá no lo sepa, pero se necesitan 14 hombres de apoyo para tener a un soldado en primera línea, y yo era uno de ellos', explica al recordar esa época. 'Nunca tuve que combatir contra un alemán. Estaba tan aburrido por no tener nada que hacer que me presenté voluntario a misiones de paracaidistas y me aceptaron. Me convertí en paracaidista, hice muchos saltos y ni aun así entré en combate'.

Acabada la guerra, terminó sus estudios en Oxford y entró a formar parte de la función pública. Muy poco después, Churchill perdió las elecciones y los laboristas llegaron al poder, para satisfacción de Adams: 'Ese Gobierno hizo un gran trabajo. Fue una revolución socialista. Puso las bases del Estado del bienestar. Trabajé con Aneurin Bevan que fue quien fundó el sistema nacional de salud. Tenía una reputación muy mala porque todos los periódicos eran conservadores e iban a por él'.

La colina de Watership se inicia con una premonición. Un conejo llamado Quinto está convencido de que la madriguera salvaje que les acoge va a sufrir un fin catastrófico. Su hermano y protector, Avellano, es de los pocos que le creen. Junto a unos pocos conejos más, inician un camino que les llevará hasta otras dos madrigueras.

'La guerra fue muy aburrida. Nunca tuve que combatir a un alemán'

En la primera, los conejos disfrutan de una existencia llena de comodidades, pero la madriguera esconde un secreto. La segunda es un auténtico Estado policial, al mando del general Vulneraria. Los conejos obtienen la seguridad de que no serán atacados por el hombre a cambio de vivir sometidos al terror.

En este viaje, la odisea no consiste en volver a casa, sino en encontrar un nuevo hogar. Al ser conejos salvajes, el gusto por la libertad se les supone. ¿Es el libro una alegoría como lo era, de forma mucho más obvia, Rebelión en la granja, de George Orwell? 'Si quiere que le diga la verdad responde Adams todo el mundo me dice que el libro es una especie de alegoría, una parábola. No lo escribí así. Sólo hice lo que Juliet me dijo que hiciera, escribir la historia que les había contado en el coche'.

Los críticos de la época vieron algo muy diferente. 'Sólo cuando llegaron las críticas analizando la historia y su interpretación política, me di cuenta de eso, pero no lo pretendía. Es una historia sobre conejos. Pero si vas más lejos en el análisis, terminas llegando a Joseph Campbell. Es la misma historia'.

'Todos dicen que el libro es una parábola. Pero yo no lo escribí así'

Campbell y su obra, El héroe de las mil caras, ha tenido una influencia extraordinaria en el mundo del cine y la literatura. No muchos autores lo reconocerán, pero entre los que sí lo hacen están Richard Adams y George Lucas. Años antes de empezar a escribir, Adams leyó El héroe de las mil caras y quedó atrapado. 'Joseph Campbell es un mitólogo, un antropólogo. Reúne todo el mundo de la mitología, de los cuentos populares desde hace siglos, y explica que todas las historias del mundo son en realidad una misma historia. Si no fuera por él, no habría escrito ninguno de mis libros. La colina de Watership es tanto mía como de él'.

Muy influido por la obra de Carl Jung, Campbell elaboró una teoría del héroe y la continuidad que existe en todas las culturas sobre su significado. Elaboró un arquetipo, al que llamó el monomito, que se repite una y otra vez en la narrativa, por el cual un héroe atraviesa por distintas etapas. La primera, inevitablemente, es la llamada a la aventura, cuando el héroe debe abandonar su tranquila existencia para emprender una misión preñada de peligros (derrotar al Minotauro, ayudar a la princesa Leia en la lucha contra el imperio o, si eres un conejo, huir de una madriguera condenada a la extinción).

'Siempre que tenía problemas con la narración, acudía a Campbell', recuerda el escritor. 'Y siempre dejé clara la influencia. Por eso, para mí fue un honor que me llamaran de EEUU para dar una conferencia con la que celebrar su 80º cumpleaños'.

Adams se inspiró en El héroe de las mil caras, de Joseph Campbell

Si bien Adams ha sostenido siempre que no pretendía hacer una alegoría, lo cierto es que ha enganchado a generaciones de lectores por su capacidad de ir más allá del relato de aventuras. Los conejos tienen a su líder, Avellano, pero un líder accidental, que no es el más fuerte ni el estratega más fino, y que no está exento de debilidades.

Lo que cuenta es el equipo, el trabajo en grupo que cuando es ejecutado por hombres (perdón, conejos) libres puede incluso vencer a un adversario implacable. Avellano recluta a otros animales un ratón y una gaviota sólo porque piensa que en el futuro su ayuda puede resultarle útil, como así ocurre finalmente.

Individuos que huyen de su hogar alertados por una extraña premonición, que luchan por ser libres, que buscan la ayuda de los que son diferentes y que sólo así son capaces de derrotar a un régimen tiránico. 'We few, we happy few, we band of brothers', como escribió Shakespeare en Enrique V.

El delito más aceptable de los muchos que puede cometer la televisión es el saqueo de los clásicos. Los creadores de la serie Perdidos han reconocido su deuda con varios libros, y uno de ellos es La colina de Watership. 'Es un libro algo ambiguo ha dicho Damon Lindelof, uno de los guionistas de la serie, pero temáticamente habla de las mismas cosas que les ocurren a nuestros personajes de la isla, excepto el hecho de que son conejos'.

'Siempre me preguntan por qué elegí a conejos como protagonistas del libro. La verdad es que ya no me acuerdo. Quizá fue cosa del subsconciente', dice Adams sonriendo. En literatura, el escritor no está obligado a contarlo todo.

George Orwell. Una denuncia incómoda
La novela más famosa con animales como protagonistas es sin duda ‘Rebelión en la granja’, de George Orwell. En este caso, la alegoría política no estaba oculta. Era clara e intencionada. A su vuelta de España, Orwell escribió una parábola en la que una rebelión animal es secuestrada por la facción estalinista encabezada por el cerdo Napoleón.
Al principio, Orwell no encontró a nadie que quisiera publicarla. Es célebre la respuesta que le dio el poeta T. S. Eliot, director de la editorial Faber and Faber. “No creemos que sea adecuado su punto de vista para criticar la situación política en las condiciones actuales”, le escribió. Rusia era aliada de Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial.

J.R.R. Tolkien. Frodo, el héroe accidental
Joseph Campbell publicó ‘El héroe de las mil caras’ en 1948. Su descripción del héroe tiene que resultar muy familiar a todos los lectores de ‘El señor de los anillos’, de J. R. R. Tolkien. Sin embargo, Tolkien ya había escrito ‘El hobbit’ en 1937 y concluyó su obra más conocida en 1947, aunque no se publicó hasta unos años más tarde. En ‘El señor de los anillos’, están todas las etapas y atributos del héroe. Abandona su mundo en pos de una aventura, aunque inicialmente la rechaza por creer que el desafío le supera. Recibe el apoyo de un mentor espiritual que le prepara ante el camino que tiene que recorrer. Se interna en un mundo especial y mágico, pero encuentra aliados con los que enfrentarse a peligrosos enemigos. Tolkien se basó en mitos y leyendas antiguas, lo que de alguna manera confirma las teorías de Campbell.

George Lucas. El mito viaja a galaxias lejanas
George Lucas cuenta que leyó ‘El héroe de las mil caras’ poco después de escribir el primer borrador del guión de ‘La guerra de las galaxias’ y que le influyó poderosamente. “Modifiqué los siguientes borradores a partir de todo lo que leía sobre los motivos clásicos (del héroe) y para hacerlos más consistentes”. Al acabar la primera trilogía de la serie de películas, Lucas conoció a Campbell. El círculo se cerró cuando su libro se reeditó con una foto de Luke Skywalker en la portada. 

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