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"Si mataran a Obama, la derecha se alegraría"

Paul Auster, autor neoyorquino, recoge en León el Premio Leteo, un galardón concedido por un club de jóvenes poetas

JESÚS MIGUEL MARCOS

En una panadería de la calle de San Guillermo, en el barrio de El Ejido de León, generalmente se oye hablar de la última nevada, de Belén Esteban o de que se casa la hija de la del quinto. Por eso, escuchar un comentario como 'esta tarde me iré al Musac, que viene Paul Auster' es parecido a que la comidilla en un palco del Bernabéu sea la Crítica de la razón pura de Kant.

León vivió ayer su particular Bienvenido Mr. Marshall con la visita del escritor norteamericano Paul Auster, que unida a la de Leonard Cohen el pasado verano, parece que empieza a sacar del ostracismo a una ciudad donde sólo la iniciativa ciudadana atiza las brasas de la cultura. Mr. Marshall, en esta ocasión, no pasó de largo y permaneció dos largos días en la capital leonesa. 'Me gusta visitar nuevos sitios en España y Europa', reconoció ayer a Público en el Palacio de Botines de Gaudí, poco antes de recibir el premio en una gala que remató con un rotundo: 'Si mataran a Obama, la derecha se alegraría'.

'Lo que más me interesa es conocer a este grupo de jóvenes poetas'

Acompañado de su mujer la también escritora Siri Hustvedt, Auster recogió el Premio Leteo, un galardón que concede una vez al año una asociación de jóvenes escritores de la ciudad. Es el Club Leteo, un grupo literario formado por poetas veinteañeros que comenzó a reunirse a finales de los noventa en el sótano de una vieja librería y que, aunque parezca imposible, en los últimos años ha logrado que autores de la talla de Michel Houellebecq, Fernando Arrabal, Martin Amis, Adonis o Amelie Nothomb se acerquen a León a recoger un premio sin dotación económica (se entrega una obra del escultor Amancio González).

'Los premios son algo raro. Todo el mundo quiere tener uno, pero en realidad no son tan importantes. A mí lo que más me interesa es conocer a este grupo de jóvenes poetas que muestran gran entusiasmo hacia la literatura', explicó el autor neoyorquino. También se interesó, claro, por la gastronomía local. Con una bufanda roja enroscada al cuello y con una cazadora bastante ligera para los tres grados que marcaba el termómetro, Auster atravesó a mediodía el nevado Barrio Humedo para comer en La gitana, restaurante típico donde es pecado no degustar el chorizo de la montaña y la tradicional morcilla leonesa.

'Yo siempre digo, y es verdad, que escribir es un modo de vida terrible'

Antes, discutía sobre otros pecados, como por ejemplo el incesto, uno de los temas centrales de su nueva novela, Invisibles, cuya publicación en nuestro país se debe a su editorial de confianza, Anagrama. 'Es el último tabú. Hay diferentes formas de incesto: no es lo mismo un padre que fuerza a su hija a mantener relaciones sexuales que dos jóvenes hermanos que hacen el amor de mutuo acuerdo. En todo caso, creo que no pasa muy a menudo', subrayó Auster con una voz cavernosa y calculadamente matizada y una mirada que hace pensar en Drácula.

Dice Paul Auster que nunca se queda feliz con lo que escribe y que eso le lleva a seguir leyendo para mejorar en sus próximos libros. ¿Qué ha aprendido de sus últimas lecturas? 'He empezado a explorar nuevas maneras de construir significados para que tengan más longitud. En lugar de crear significados cortos, busco un sentido ¿cómo diría?, que sea intensamente interior'.

'Es algo de lo que me he hecho consciente recientemente, y que aparece en Invisibles y está más desarrollado todavía en mi próximo libro', indicó el escritor, que adelantó en León que su nueva novela se llamará Sunset park y que se publicará en EEUU, en noviembre de 2010. 'Tiene múltiples protagonistas y se desarrolla en un periodo de tiempo muy concreto, entre noviembre de 2008 y mayo de 2009', añadió.

En Invisibles también va modificando la persona del narrador a medida que avanza el libro, una técnica poco habitual en Auster (la utilizó, por ejemplo, en el guión para la película Smoke). Además, el autor se desmelena en el terreno de lo sexual, dibujando escenas picantes que escribió con dificultades. 'Es difícil escribir sobre sexo, porque el sexo ocurre por fuera y por dentro al mismo tiempo. Y lo que ocurre por fuera generalmente es divertido, pero lo que pasa por dentro normalmente es muy serio', contó el escritor.

Es de suponer que los jóvenes poetas del Club Leteo aprovecharan la cena que compartieron anoche con el autor en el lujoso hotel Quindos para acribillarle a preguntas. Sin embargo, no es Auster hombre de muchos consejos: 'La gente que te pregunta si le recomendarías que fuera escritor quizás no necesite ser escritor. Yo siempre digo, y es verdad, que escribir es un modo de vida terrible'.

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