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"En España la trama se come a la forma"

Gabe Ibáñez dirige a Elena Anaya en un filme atmosférico, ‘Hierro'

SARA BRITO

En el Festival de Cine de Pusan, en Corea, los debates entre el público y el director Gabe Ibáñez después de las proyecciones de su película Hierro duraban como mínimo una hora. 'Es un país en el que están acostumbrados a ver cine fijándose en lo formal y sensorial. No paraban de preguntarme por los símbolos de la película', explica el director madrileño de 39 años.

La cosa se quedaría en anécdota si no fuera que para Ibáñez el caso coreano es el opuesto al español. 'Entre la gente que trabaja en cine en España hay una inercia enorme. Todo va en una dirección que es la establecida, la del estilo cinematográfico español, que es costumbrista. En ese planteamiento lo formal está mal visto, lo que importa es la trama, que se come a la forma', explica sorprendido. 'Estamos haciendo una película, cómo no va a estar cuidada visualmente', replica.

Dice que Hierro es un filme para sentirlo, 'para dejarte guiar por las sensaciones que te provoca la atmósfera'. La película no es ninguna rareza. No esperen un paseo alucinado a lo Lynch. De hecho, la historia no deja de ser convencional: el primer filme de Ibáñez plantea el viaje emocional de una madre que pierde a su hijo. Pero la diferencia está quizás en el modo. Ibáñez no se remite al suspense directo y espectacular tan en boga, sino que se remite a la expresividad atmosférica de los clásicos, pongamos un Hitchcock.

'La película parece más rara de lo que realmente es. Lo que hemos hecho es darle peso no tanto a la trama como al paisaje, los sueños o la música. La atmósfera es el otro personaje', dice el también director de Máquina, un corto donde llevó mucho más allá su olfato por la narración sensorial. 'El cine que más me interesa es ese en el que el guión que lees y la película que ves tienen poco que ver', aclara.

Elena Anaya es la protagonista. La antagonista, la isla de El Hierro. 'Elena no sólo tenía que construir su personaje sino que debía tener en cuenta en cada toma al otro personaje, que es la isla y que está construido con detalles que añadiríamos después, en la sala de edición. Tenía que trabajar con algo que no estaba en el set de rodaje que es la cosa menos atmosférica del mundo', explica.

Después del trance de su primera película, Ibáñez se seca la frente del sudor. 'Ahora cuando veo una película de las que de verdad me gustan no creo que sean buenas películas sino que son literalmente milagros'.

Se produzca o no el milagro taquillero con Hierro, el talento de Gabe Ibañez ya se cotiza en Hollywood. Es otro más de los directores treintañeros que engrosan la diáspora española en Los Ángeles. De hecho ya está escribiendo el guión de su próximo proyecto, que será americano, y que rodará entre México y Perú. Una historia de robots.

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