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'Nine' pone en aprietos a sus productores

El musical fracasa en EEUU y provoca despidos en la compañía Weinstein

SARA BRITO

Era la gran apuesta que los popes del cine indie de masas, los hermanos Weinstein, tenían preparada para la temporada de premios estadounidense. La jugada era segura: el regreso de la exitosa mancuerna que formaron con RobMarshall en tiempos de Miramax y que les valió seis Oscar para Chicago en 2002. Sólo había que repetir la fórmula: musical de éxito en Broadway más estrellas en la cresta de la ola, igual a bolsillos llenos.

Pero el fenómeno no va camino de repetirse con Nine. La película es ya el peor dolor de cabeza de los hermanos Harvey y Bob, cuya productora, The Weinstein Company, acaba de anunciar nuevos despidos dada la mala cosecha del musical y de su otro estreno reciente, Youth in Revolt. El fracaso llega en tiempos aciagos: en junio pasado la productora anunció una restructuración para evitar la bancarrota, tal y como contó Wall Street Journal. Ni siquiera el éxito de recaudación de Malditos bastardos, de Tarantino, parece capaz de contener la sangría.

La moraleja es facilona: ni el reparto más deslumbrante brinda garantías. Nine, la adaptación del musical de Broadway, basado a su vez en el clásico Ocho y medio, de Fellini, reúne a seis de las actrices con Oscar más cotizadas de Hollywood, entre ellas Penélope Cruz. Pero el filme costó 80 millones de dólares (unos 56 millones de euros) y no ha recaudado más de 18 en las tres semanas que han pasado desde su estreno americano. A pesar de que el filme aún tiene que hacer su recorrido europeo (en España se estrena el viernes), losWeinstein no sacarán tajada, dado que ya vendieron sus derechos internacionales.

Tampoco la campaña sin tregua para asegurar plazas en la temporada de premios ha funcionado. De las 23 nominaciones conseguidas hasta el momento, sólo se han materializado cuatro. El fracaso en los Globos de Oro, donde no rascó ninguna de las cinco candidaturas, tampoco ha incentivado la taquilla.

La crítica la ha machacado sin piedad (Los Ángeles Times dice que debería llamarse Cero, en vez de Nine) y, como pocas veces, el público parece estar de acuerdo. El clásico de Fellini aparece recauchutado con una molesta estética noventera en los números musicales y una mezcla entre el videoclip y la publicidad en los pasajes en blanco y negro. La historia de un director incapaz de decidir qué película hacer ni con qué mujer quedarse se vuelve un caos en las manos de Marshall.

Sólo la nominación al Oscar de Cruz, que sigue apareciendo en las quinielas, podría animar al público y evitar que las pérdidas sean millonarias para los productores más agresivos de las dos últimas décadas.

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