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Wyndham Lewis, desconocido como el futuro

La Fundación Juan March expone el múltiple rastro creativo del artista pionero de la abstracción, el pintor de guerra, prolífico escritor y fundador del Vorticismo

PEIO H. RIAÑO

Un cuarto de baño es un buen lugar para fundar un movimiento artístico de vanguardia a principios del siglo XX. Con una conversación rápida en un aseo basta para negarse a participar en uno de los grupos de moda. Cuando Marinetti, fundador del Futurismo, se cruza con Wyndham Lewis en el baño y le ofrece unirse a los suyos, ocurre una de las escenas más divertidas de la historia de las vanguardias europeas. Marinetti está enamorado del progreso, de la máquina y su velocidad, pero Lewis le reprocha su talento provinciano al hacerle ver que los artistas ingleses no pueden comprender esa pasión por la sencilla razón de convivir con ellas desde su infancia. Así nacía el Vorticismo.

Si el Futurismo lanzaba odas a la guerra, el Vorticismo las tumbaba al declarar que no había una sola buena. Si el Futurismo piaba por la dichosa velocidad, el Vorticismo veía en ella el enemigo más ansioso. Cuando el Futurismo cantaba a favor de lo nuevo y despreciaba lo viejo, el Vorticismo 'desconfiaba de la novedad por la novedad', como relata el escritor Juan Bonilla en el prólogo a la edición de Estallidos y bombardeos, que la editorial Impedimenta rescató el pasado año, para volver tras la pista de uno de los intelectuales más marginados en el último siglo: Wyndham Lewis (1882-1957).

'Tuvo un punto de vista de todo capaz de ofender a todo el mundo'

Periodista, poeta, dramaturgo, filósofo, escritor, editor y pintor. Insaciable, curioso, bravucón, huraño, conversador y divertido. Wyndham Lewis fue un intelectual capaz de meterse en cualquier lío y sacarle poco partido a sus peripecias épicas. Novelas, relatos breves, ensayos filosóficos, artículos sobre arte y sobre política, periodismo, poesía, memorias Un mundo infinito que ahora, en una magna retrospectiva, la Fundación Juan March recupera para el público a partir del próximo viernes 5 de febrero.

'No hay precedentes en la Historia del Arte de escritores que se dedicaran con esta firmeza a la pintura. Ni siquiera Ramón Gómez de la Serna, ni Ramón Gaya'. Manuel Fontán del Junco, director de exposiciones de la Juan March, pone el acento en la ambición creativa de un personaje que, según él mismo comenta, 'fue el perfecto marginal'. Cuenta a Público en la sala en pleno montaje de la exposición que reunirá 50 óleos, 100 obras de papel y 50 libros (primeras ediciones y aquellas ilustradas por Lewis), que nadie trató como él la guerra en la pintura. 'Lewis mezcla el pensamiento más moderno con la voluntad más cavernícola'.

Es la primera gran retrospectiva que se hace de Lewis en el mundo

Gracias a su carácter, su entrada en The Concise Dictionary of National Biography le define como 'un gigantesco, indisciplinado y pendenciero egotista, cuyo mayor enemigo fue él mismo'. Alguien se refirió a él como 'un genio sin talento'. Tal y como lo dijo el novelista Walker Percy, tuvo 'un punto de vista acerca de cada cosa provisto de algo para ofender a todo el mundo'.

Quizás por su atrevimiento a llevar hasta las últimas consecuencias su pensamiento, tuvo que cargar el resto de su vida con el error de haber apostado por el fascismo en novelas como Hitler, publicada en 1931, en la que se deja llevar y describe al führer como el perfecto hombre de paz... The Apes of God tampoco le benefició: trazó una sátira en la que contaba el mundo artístico del Londres de los años veinte, incluidos sus mecenas y amigos que antes lo ayudaron económicamente cada mes.

'En 1926 comencé a escribir sobre política; no por gusto, sino porque todo iba quedando tan pringado de ella que, antes de poder hacer algo, tenías que vértelas con la política que tuviera adherida. En el proceso he acabado yo mismo tan politizado que, en la actualidad, para poder llegar a mí, hay que quitarme primero de encima la política', escribió el propio Lewis en la introducción a Estallidos y bombardeos. También se justificaría con otra declaración rotunda: 'No hay nadie que, en 1937, pueda evitar ser otra cosa que político. Estamos de política hasta el cuello'. Política a todas horas, desde sus inicios hasta su final.

Sin embargo, antes, en 1914 y 1915, ya había implicado políticamente sus textos con la creación de la revista Blast, la 'enorme revista de color rosa violento' que fue, en palabras del propio Lewis, 'la expresión verbal' del Vorticismo. Fue el único movimiento de vanguardia que sucedió en el Reino Unido, inspirado en el Cubismo. Creó un arte geométrico, estilizado, que rechazó la vía de Kandinsky a la abstracción.

'El arte vorticista buscó captar la verdad interior de la vida moderna a través tanto de la forma como del objeto, desafiando las respuestas convencionales', como explica Andrzej Gasiorek, uno de los comisarios de la exposición. La industria, la urbanización y la tecnología se aceptaron como materia prima del artista.

La muestra que se reúne ahora es la primera gran retrospectiva que se hace sobre Lewis. Sólo en 1956 hubo un tímido intento, en la Tate de Londres. 'Bajo este proyecto late la tesis de que Lewis es una figura mayor de la historia del arte, la literatura y la cultura modernas', explica orgulloso Manuel Fontán del Junco. En ella queda claro el propósito que enunció el propio artista: mostrar cómo la guerra, el arte, las huelgas y los golpes de estado están relacionados entre sí.

A pesar de la abundancia de contenido de la muestra, es probable que Lewis conserve el estatuto de la verdadera figura marginal: aquella que apenas sabemos lo que es. Para Yolanda Morató, traductora de Lewis, 'fue un intelectual al que la incertidumbre de la época le jugó una mala pasada'. A pesar de ello desarrolló una carrera tan amplia también fue el crítico que descubrió a pintores como Francis Bacon o Henry Moore y tan nutritiva, que se adelantó a Walter Benjamin, Marshall MacLuhan, Sartre o Martin Amis.

Uno de los más grandes artistas que llega desde un lugar tan desconocido como el futuro para reconstruir el pasado. Si la historia de las primeras vanguardias del siglo XX es una historia bélica, 'Wyndham Lewis es su más ilustre desaparecido en combate', acierta a señalar el director de exposiciones.

 

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