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El mito del gran reportero se tambalea

Una biografía de Kapuscinski cuestiona su integridad

GUILLEM SANS MORA

La galería de héroes nacionales de Polonia registró este lunes un pequeño terremoto. Mientras el busto de Frédéric Chopin quedaba intacto en la celebración de los 200 primeros años de su nacimiento, el del periodista Ryszard Kapuscinski terminó la jornada con serias grietas. El mismo día en que un concierto en la Filarmónica de Varsovia honraba la grandeza del maestro del piano, las librerías pusieron a la venta Kapuscinski. Non fiction, biografía que pone al reportero bajo sospecha de no permitir nunca que la realidad le estropeara una historia.

Artur Domoslavski, de 42 años y reportero del diario Gazeta Wyborcza, obtuvo acceso a los documentos privados de Kapuscinski para escribir una biografía crítica de 560 páginas, que ha publicado la editorial Swiat Ksiazki, filial polaca de Bertelsmann. Alicja Kapuscinska, la viuda del reportero fallecido en 2007, fracasó con un recurso de urgencia para evitar la publicación del libro y amenaza con actuar contra las editoriales extranjeras que se atrevan a intentarlo.

La tesis de Domoslavski es tan sencilla como poco sorprendente para cualquier lector atento: Kapuscinski, autor traducido a docenas de idiomas y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2003, atravesó la frontera entre periodismo y literatura a lo largo de toda su producción. Numerosos pasajes de sus libros, elogiados en todo el mundo como narraciones insobornables sobre guerras y revoluciones en África y Latinoamérica, son puras invenciones.

Arrogante, oportunista, mentiroso, infiel y machista: así presenta Domoslavski a su maestro. Arrogante por no frenar la leyenda de que acompañó al Che en peligrosas aventuras, surgida de un error en la solapa de ediciones extranjeras de sus libros. Mentiroso por asegurar que conoció a Lumumba, cuando Domoslavski da por demostrado que Kapuscinski estuvo por primera vez en África cuando el héroe de la liberación nacional congolesa ya había muerto. Oportunista por volver de sus viajes con regalos para altos funcionarios comunistas de Polonia para conservar su permiso de trabajo como reportero de la agencia estatal PAP.

Infiel a su mujer con una amante a la que Domoslavski no cita por su nombre. Y machista, por ignorar sistemáticamente testimonios de mujeres: 'En sus libros, las mujeres no existen. Kapuscinski no habla con ellas'.

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