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El Guernica no se mueve del Reina Sofía

El Patronato del museo alega que el cuadro es intocable porque supone la alegoría de la 'restauración de la democracia en nuestra historia reciente'

GUILLAUME FOURMONT

Todo el mundo sabe que Guernica, de Pablo Picasso, joya del patrimonio pictórico de España, es un enfermo en un estado crítico de salud. Como para moverse. 'Guernica está bien donde está', reiteró ayer la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, minutos antes de la reunión con el Patronato del Reina Sofía. Además, el Patronato publicó un comunicado rotundo, que enfría las relaciones con el Museo del Prado y su deseo de hacerse con el cuadro: 'La división entre las colecciones del Reina Sofía y del Prado establece un diálogo entre el pasado, el presente y el futuro de nuestro país marcando como punto de inflexión la recuperación de las libertades democráticas'.

Polémica zanjada y las ambiciones de Miguel Zugaza desmanteladas. El cuadro de Picasso no se mueve y no se moverá. El texto del Patronato apunta alto en su argumentación contra el traslado: 'La quiebra de este equilibrio implicaría dejar en suspenso el punto de inflexión que supuso la restauración de la democracia en nuestra historia reciente'.

Los expertos siempre apuntaron el mal estado de salud del cuadro

En otras palabras, retirar Guernica símbolo de la lucha contra el fascismo del Reina Sofía pondría en tela de juicio el sentido de la Transición española. Realizado para la Exposición Universal de París de 1937, a petición del Gobierno de la Segunda República, Guernica 'sirve de principio articulador de nuestro discurso, desde los inicios del siglo XX hasta su muerte en 1973. El énfasis en la figura vertebral de Picasso tiene que ver con el significado histórico y político del Guernica', continúa el Patronato con su texto. Por eso, 'tiene sentido que esté en el Reina', subrayó la ministra.

Tras la Exposición Universal de 1937, el cuadro empezó a viajar por Europa y los sucesivos desmontajes lo dañaron. Picasso tenía miedo a no recuperar la fuerza original de su obra y lo dejó, a finales de 1939, bajo custodia del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). El pintor no quería que no lo tuviera el régimen franquista.

Trasladarlo sería romper un equilibrio nacido tras la dictadura

El argumento del Patronato del Reina Sofía se aferra al 'delicadísimo estado de conversación' del cuadro. No es nada nuevo. Obra solicitada en el mundo entero desde que llegó a España en 1981, Guernica no se ha descolgado de los muros de la institución madrileña desde 1992. Es más: un informe de expertos ya apuntaba en 1998 que no existían las condiciones aconsejables para mover el cuadro. Diez años más tarde, cuando se hizo su último gran chequeo, el jefe del departamento de conservación y restauración del Reina Sofía, Jorge García Gómez-Tejedor, dijo que la pintura 'se encuentra estable dentro de la gravedad'. 'Son condiciones de fragilidad máximas y por eso no debe moverse', argumentó ayer la ministra de Cultura.

Nada impidió a Miguel Zugaza soñar con reunir en la próxima ampliación del Museo del Prado, en el Salón de Reinos del antiguo Museo del Ejército, a la frágil pintura. Los planes del director se centran en convertir este nuevo espacio de la pinacoteca en algo parecido a un Museo de la Paz. Ese proyecto contaría con tres pinturas clave de la historia de España: La rendición de Breda, de Velázquez; Los fusilamientos del Dos de Mayo, de Goya, y Guernica, de Picasso.

'Miguel Zugaza es un gran profesional. Encontrará otra obra'

Esta reflexión sobre la guerra ha despertado precisamente una guerra entre los conservadores del arte español. Ex directores del Reina Sofía (Tomàs Llorens, María Corral, José Guirao, Juan Manuel Bonet y Ana Martínez de Aguilar) firmaron una carta en la que explican el sin sentido de trasladar Guernica a otra institución. Cuando el Museo Guggenheim de Bilbao solicitó exponer entre sus muros el cuadro de Picasso, la respuesta también había sido un no rotundo.

El gran ausente de la jornada de ayer fue Miguel Zugaza. La dirección del Prado no quiso comentar la información, ni confirmar públicamente las ambiciones artísticas del proyecto. Aún así, la ministra de Cultura ha tenido que salir para frenar los deseos del director del Prado. Tras la bofetada de ayer al proyecto de Miguel Zugaza, se preguntó a la ministra de Cultura cómo quedaba la figura del director del Prado tras la ventolera levantada. 'Es un magnífico profesional. Seguro que encontrará otra obra', respondió.

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