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El cine español encuentra una nueva financiación

Grandes empresas, como las teleoperadoras, encuentran una inversión rentable en las películas por las desgravaciones fiscales del 18% contempladas en la Ley del Cine

SARA BRITO

Se acabó lo que se daba. Y además cómo se daba. El cine español se enfrenta a un cambio radical en lo que se refiere a su financiación. Está en marcha un plan B para que las producciones cinematográficas no dependan en exclusiva de las inversiones de las televisiones y el Estado. El cine busca dinero fuera, en las preventas internacionales y en las nuevas ventas de explotación (Internet, móviles). Y el plan B: las deducciones fiscales de hasta un 18%, que prevé la Ley del Cine, para grandes empresas, como teleoperadoras, que apuesten por el cine nacional.

De hecho, los acercamientos entre corporaciones y la industria se han acelerado esta semana, tras la reunión de María Teresa Fernández de la Vega con el sector en Moncloa, en un contexto que muchos tildan de complicado. 'Este es el momento más difícil que he vivido en mi carrera como productor', reconoce José Antonio Félez, hombre detrás de filmes como El Bola, Gordos o 7 vírgenes.

'Hay que salir fuera y buscar otras fórmulas', asume López Lavigne

La punta del iceberg del problema es la Ley General Audiovisual, que entrará en vigor el próximo 1 de mayo, y que será determinante en el cambio de modelo de financiación, que ha imperado en la última década. En él, la obligación de las televisiones de invertir un 5% de sus ingresos pasará a mejor vida.

La nueva norma convertirá ese 5% en un 3% destinado a la producción de cine. 'Hemos calculado que el recorte de las inversiones de las cadenas de televisión en el cine puede ser del 30%, aunque en ciertos casos podría incluso llegar a ser del 70%', asegura el productor Gonzalo Salazar Simpson, presidente de la asociación que reúne a los productores de cine dentro de la patronal de la producción audiovisual (Fapae).

El productor dice que 'el futuro está en la financiación privada'

El propio descenso de los ingresos que obtienen las televisiones en este momento pone las cosas aún más difíciles. Por ejemplo, Telecinco pasará a invertir este año en torno a 15 millones de euros, 'cuando la media de los últimos años no había bajado de los 40 millones', según precisa Ghislain Barrois, director general de Telecinco Cinema.

De poco vale, según los productores, que se haya incluido a las teleoperadoras de Internet, telefonía y televisión en la obligación del 3%. 'Está por ver qué parte de sus ingresos va a computar, ya que en sus cuentas no está separado lo que dedican a cada actividad', cuenta Gonzalo Salazar Simpson.

Con estos mimbres, sin olvidar la práctica desaparición de los ingresos por ventas de DVD, crece la dependencia del cine del sector público. De hecho, aumenta la obligación de inversión para TVE, que, según la Ley General Audiovisual, debe ser del 5% al 6%. El Instituto de las Ciencias y las Artes Cinematográficas (ICAA), dependiente del Ministerio de Cultura, tiene su propio fondo para la protección de la industria.

'Es el momento más difícil de mi carrera como productor', dice J. A. Félez

Ahora bien, si se cumplen las peores previsiones de la industria, y se ejecuta una reducción en los próximos Presupuestos Generales de los fondos del ICAA, de donde se nutren las subvenciones, el escenario se podría complicar aún más, si cabe. 'Empieza a no quedarnos ninguna opción', sostiene con angustia Salazar Simpson.

La inquietud se ha instalado entre los productores. Hay quien habla de que la partida destinada a cubrir las ayudas de amortización (la más cuantiosa del Fondo del ICAA) podría quedarse en la mitad de los 55 millones de euros que se habían destinado en el ejercicio actual. 'Esto haría que la Orden ministerial del cine fuera de muy difícil aplicación', insiste el productor.

'Todos estos recortes tienen como consecuencia un cambio de modelo', apunta Enrique López Lavigne, creador junto a Belén Atienza de la productora Apaches, que tiene en cartera las próximas películas de Chapero Jackson, Bayona y Fresnadillo. La apuesta para muchos es el exterior: conseguir prevender el cine español fuera.

'Empieza a no quedarnos ninguna opción', sostiene otro productor

Hoy, las ventas internacionales de cine no suponen más del 10% de todas las que puede llegar a conseguir una película española. Hay excepciones, claro, como es el caso de Ilion Studios, la productora de la superproducción de animación española Planet 51, que había prevendido sus derechos de distribución internacional años antes de estrenarse. Ilion tiró del merchandising y de grandes acuerdos comerciales para financiar un filme que no contó con ayudas públicas ni de televisiones hasta bien avanzada la producción.

'Hay que salir fuera y buscar fórmulas de producción', asume López Lavigne. Entre ellas, echar mano de las compañías de capital riesgo para financiar filmes, práctica común en Hollywood.

'El futuro está en la financiación privada', afirma López Lavigne para señalar otra fórmula. El productor se refiere a una medida desarrollada en la Ley del Cine, que establece una deducción fiscal del 18% sobre la cantidad que empresas no audiovisuales decidan invertir en cine. Según varias fuentes, la medida ha animado a grandes empresas a apoyar a la producción cinematográfica.En los próximos días podrían darse los primeros acuerdos con dichas entidades, que se prevén suculentos.

Aquello de 'menos películas más grandes', que el director general del ICAA, Ignasi Guardans, hizo suyo el año pasado, podría hacerse realidad sin que medie Orden ministerial alguna. 'Con el recorte de la inversión de las televisiones, los filtros se van a endurecer', asume López Lavigne.

'Hay que hacer películas más grandes para competir fuera de España', apunta Félez. 'Y apostar por las nuevas ventanas de explotación', añade Salazar. Algo hay seguro: este es el fin de una era.

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