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La vía fascista del 'Spain is different'

Peñafuerte viaja por Europa con su obra sobre la memoria

C. P.

Bélgica 4 - España 3. No, no es el marcador de un partido de fútbol, sino el número de ciudades belgas y españolas en las que se podrá ver Los caminos de la memoria, documental de José Luis Peñafuerte (Bruselas, 1973) sobre la memoria histórica, los represaliados del franquismo y las fosas comunes que se estrena el viernes.

Para hacernos una idea de la repercusión que está teniendo la película en Bélgica, Peñafuerte, hijo de exiliados, cuenta que el pasado miércoles participó en un debate en la radio pública belga con el ex presidente del parlamento europeo José María Gil-Robles y el historiador Ángel Viñas.

'Los periodistas belgas no daban crédito a lo que decía Gil-Robles, que defendió la vigencia de la Ley de Amnistía del 77 y aseguró que los españoles no quieren reabrir las heridas del pasado. Pero en Europa conocen bien la historia del franquismo. Y las imágenes de, por ejemplo, las concentraciones en esa caricatura del mal gusto llamada Valle de los Caídos sólo pueden provocar perplejidad'.

Estupefacción que se ha incrementado estos días tras ver cómo los grupúsculos ultraderechistas Manos Limpias y Falange Española de las Jons han conseguido llevar a Baltasar Garzón al banquillo por investigar los crímenes del franquismo. 'Es como si el Partido Nacionalsocialista pidieran a los jueces alemanes que cesen inmediatamente los ataques que viene sufriendo el nazismo', resume.

'Ya va siendo hora de condenar el franquismo y recordar a sus 130.000 víctimas'

'Lo que está en juego es la jurisprudencia internacional sobre los delitos de lesa humanidad por la irresponsabilidad de un pequeño sector de jueces españoles. Si una democracia no puede juzgar los crímenes de su pasado, ¿cómo podemos exigirle luego lo mismo a una dictadura?', se pregunta el cineasta, que cree que los exiliados pueden aportar una mirada sobre el pasado a prueba del aislamiento ideológico y la trifulca partidista que se vive en España.

Y concluye volviendo a sacar el belga (léase europeo) que lleva dentro. 'Más que un proceso contra un juez estamos ante un juicio a los valores democráticos sobre los que se construyó Europa tras la Segunda Guerra Mundial', afirma aludiendo a los Juicios de Núremberg . 'Ya va siendo hora de condenar el franquismo y recordar a sus 130.000 víctimas. Se lo debemos a Europa. No se trata de reabrir heridas, sino de curarlas del todo. Haciendo justicia', zanja.

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