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Actores entre dunas y jaimas

Alberto Ammann, Álex Angulo y Victoria Abril entre los artistas desplazados al campamento de refugiados saharauis de Dajla

SUSANA HIDALGO

Victoria Abril aparece embutida en un vestido plateado; maquillada con los labios rojos; se sienta en la arena y acapara todos los flashes. Al rato; pregunta dónde está su novio, al que ha perdido entre la multitud. Le encuentra y sigue sorbiendo de su lata de Coca Cola. Inauguración de la séptima edición del Fisahara, el festival de cine que lleva esta semana hasta el campamento de refugiados saharauis de Dajla, en Argelia, la cultura para los miles de desplazados que viven fuera del Sahara Occidental, ocupado por Marruecos.

El festival incluye proyecciones de películas, la mayoría españolas, talleres de cine para los saharauis adultos y niños y mucho ajetreo entre las jaimas por las actividades escolares. Todo en un ambiente enrarecido al que contribuye la presencia del ejército argelino en los alrededores del campamento, para evitar posibles secuestros de los actores por parte de Al Qaeda.

Victoria Abril no es la única actriz que se pasea estos días por las dunas del desierto. Uno de los que más impactados está por el choque cultural es Albert Ammann, último premio Goya al actor revelación por Celda 211. 'Me habían contado que la gente era hospitalaria, pero no me esperaba la calidez y cercanía que me he encontrado', señaló Ammann a las pocas horas de pisar la arena argelina.

Mar Regueras, otra de las actrices presentes en esta VII edición del Festival, comparó lo poco que tienen estas gentes para vivir con las continuas quejas occidentales por todo. Para Antonio de la Torre, protagonista de Gordos, que se ha proyectado en el campamento, también es su primer contacto con el Sahara. 'Lo que veo me parece inverosímil, están aquí, en medio de la nada desde hace 35 años', destacó De la Torre, que exigió mas valentía al Gobierno español para presionar a Marruecos. 'Ya está bien de que pase el tiempo, año tras año; de que se celebren ediciones del festival y vengamos actores a decir lo mismo y nada cambie', agregó Víctor Clavijo, otro de los intérpretes presentes.

Los actores, como el resto de los participantes, están viviendo en jaimas y casas de adobe con las familias saharauis. Con ellas desayunan, comen y cenan. Ellos, en el Sahara son anónimos, los refugiados no saben quiénes son. 'Las familias que nos acogen no nos han preguntado a qué nos dedicamos, les da igual, sólo hemos hablado de que ciudades somos', coincidieron todos.

Al acto de inauguración, celebrado el jueves pasado, acudieron cientos de personas del campamento de Dajla. Allí cantaron y levantaron las banderas saharauis. Además, un grupo de activistas saharauis llegados de los territorios ocupados participó en el acto, junto a una delegación de Suráfrica, el país invitado este año.

Además de cine español y comercial, como Celda 211 o El secreto de sus ojos, en el Fisahara se proyecta cine y documental social. Están programadas, entre otras, RASD justicia y guerra, sobre la segunda generación de saharauis que viven en el exilio, dispuestos a volver a las armas por recuperar los territorios ocupados. También se podrá ver el documental Víctima, basado en la historia real de Brahim, un joven saharaui que quedo mutilado en 2008 por la explosión de una mina durante una manifestación.

El momento clave ha sido la inauguración de la Escuela de Arte Cinemtográfico, que tras siete ediciones se ha hecho por fin realidad. La sede estará en el campamento 27 de febrero, el único con electricidad, y desde allí formará a las primeras generaciones de cineastas saharauis, para que ellos mismos cuenten en imágenes sus propias historias.

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