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"Te enamoras de una persona, no de un sexo"

Elena Anaya. Actriz, protagoniza 'Habitación en Roma', lo último de Julio Medem

SARA BRITO

Diez años después de Lucía y el sexo, cuando Julio Medem se convirtió en el realizador clave en la carrera de Elena Anaya (Palencia, 1975), director y actriz se reencuentran 'con más vida y más experiencia'. Lo hacen en un filme que se estrenará el viernes y en el que Anaya se ha volcado 'a ciegas'. Habitación en Roma es una película de una intimidad feroz, y el relato del encuentro sexual y emocional de dos mujeres (Anaya y Natasha Yarovenko) en un cuarto de hotel durante una sola noche de verano.

¿Qué le propuso Medem?

Entre Julio y yo hay una conexión que sigue intacta pasados los años. Él me ofreció un guión sin una sola letra. Me dijo que se trataba de un proyecto sencillo y pequeño. Lo de pequeño puede ser, por el presupuesto, pero lo de sencillo Es la película más difícil que he hecho en mi vida. Pero le agradezco que me haya dado esta maravilla de mujer.

¿Qué tiene de maravillosa?

Alba me cae muy bien. Es muy arriesgada, tiene muchísima fuerza, es luchadora, muy inteligente y con una magia especial, que abre puertas cuando no hay bisagra. Es una seductora. Es como un iceberg, que aparenta fortaleza y que va desvelando ese núcleo tan bonito y tan dañado.

'Es una película con dificultades añadidas. Estar desnuda es una'

La película plantea un amor que libera, también de los prejuicios de género.

Te enamoras de un ser humano, no de un sexo, ni de una nacionalidad, ni de una raza. De eso habla la película: del amor que sucede entre dos mujeres. Creo que al público le puede sorprender la naturalidad de dos mujeres amándose. Hay más películas de parejas formadas por dos hombres, pero de mujeres hay poquitas. Es una propuesta arriesgada en una sociedad en la que sigue pesando tanto el machismo.

También se naturaliza el desnudo, ¿fue difícil superar el pudor?

Me exigía más concentración. Es una película con dificultades añadidas. Estar desnuda es una, el idioma es otra. Si nos educan en la normalidad de ver cuerpos desnudos, te da igual, ya no lo ves como extraño. Creo que eso pasa en la película y es bonito e importante. Seguimos llevando el peso de la moral de hace 35 años.

'Es una propuesta arriesgada en una sociedad tan machista'

¿Qué ha aprendido?

He aprendido que si me daba miedo hacer el pino, puedo hacer el pino y voltereta. A veces me costaba mantener la continuidad. Piensa que no hay elipsis, no hay saltos de localizaciones. Todo sucede entre cuatro paredes, y somos nosotras las que hacemos volar al espectador hacia el pasado o el presente, y crear muchos lugares dentro de una habitación. Fue un desgaste a un nivel profundo, casi dañino. He aprendido a ser más valiente todavía. A darlo todo. Acabé la película orgullosa, pero cansada y muy flaca. Al final del rodaje me quedé en Roma dando vueltas en moto.

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